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Distribución de mi casa
Todos en la vida queremos tener una casa. Trabajamos arduamente para tenerla. Pero yo, desde hace algún tiempo, me siento sin casa, como echado de todas las casas y países posibles. Sin embargo, si tuviera dinero para una la construiría sobre unas cuantas palabras: amor, mar, pájaro, mujer, jardín. Palabras sobre las cuales se puede construir una casa. Pero mi casa tendría una distribución distinta a las casas que todos ya conocemos, y que nos protegen también de la lluvia. La mía tendría una habitación para la novela, otra para el microrrelato, la amplia sala para el ensayo, el comedor y la cocina para las traducciones, el techo para los artículos periodísticos, y para los cimientos, que no se ven pero que sostienen la casa, la poesía. Alguien podría creer que a una casa así la tumbaría el soplido del más flaquirucho de los lobos, pero no. Yo he escuchado rugir al animal adentro, que es donde por ahora la llevo, y la casa no ha cedido ni un milímetro. Sigue en pie, llena de luz y con las ventanas echadas hacia el viento. |