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Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega
Al pie de la letra
Ernesto de la Peña
Tres poemas
Titos Patrikios
Lavín Cerda, Dios
y la poesía
Alejandro Anaya
Para una apología
de José Revueltas
Sonia Peña
Imágenes en la
Puerta del cielo
Ricardo Yánez entrevista
con Raúl Bañuelos
Una literatura muy nueva
Vilma Fuentes
Rafael Bernal y El complot mongol entre el olvido y el reconocimiento
Xabier F. Coronado
La lengua ñañho
y la discriminación
Araceli Colín Cabrera
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Tres poemas
Titos Patrikios*
Los amigos
No es el recuerdo de los amigos muertos
lo que ahora me desgarra las entrañas.
Es el lamento por los miles de desconocidos
que dejaron en los picos de las aves
sus ojos apagados
que aprietan en sus manos heladas
un puñado de casquillos y espinas.
Los desconocidos transeúntes que pasan
con quienes nunca hablamos
que sólo alguna vez nos miramos un momento
cuando nos dieron el fuego de su cigarro
en el camino de la tarde.
Los miles de amigo desconocidos
que dieron su vida
por mí. |
Dos personas
Si alguna vez viste en medio de la calle
a dos personas que llevaban esposadas
no es imposible que una de ellas haya sido yo
que me volvía a desterrar.
Y esa mañana tenía como tú
tantos sueños
sobre el trabajo que encontraría,
sobre un paseo en la calle y bajo las luces,
sobre un poco de sol...
Y a él
que de pronto los barrotes lo ataron a su cuerpo
también él tenía grabados sus sueños
en su duro rostro.
(Se lo llevaron en la madrugada a las 6 de lado de su mujer.)
Cuando veas en la calle a dos personas
con esposas
no creas nada más
no creas nada menos.
Dos personas
Como tú. |
Los ejecutaron
Los ejecutaron en la plaza central
los ejecutaron en la cantera con su grave eco
frente a cafés en ruinas y monumentos,
y corrieron mujeres enloquecidas al encuentro de las ropas ensangrentadas,
los ejecutaron en la tapia de los basureros
entre vidrios filosos y latas,
los ejecutaron en la calle, en el umbral de sus casas,
en el campo de tiro de miles de cuarteles,
en la muda soledad de espesos campos cultivados,
los ejecutaban todos los días en vuestras manos,
en vuestra voz, en el forro de vuestra ropa nueva
Y vosotros, ¿los habéis olvidado? |
*Véase La Jornada Semanal, núm. 715, 16/XI/2008.
Versiones de Francisco Torres Córdova |
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