Portada
Presentación
Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA
El profeta insumiso: William Blake (1757-1827)
RODOLFO ALONSO
Tras las huellas de Lowry en Oaxaca
ALBERTO REBOLLO
Los dos talleres de Nandino
Elías Nandino y Estaciones
GERARDO BUSTAMANTE BERMÚDEZ
Elías Nandino, entre poesía y bisturí
LEONARDO COMPAÑ JASSO
El poeta frente al espejo
GUADALUPE CALZADA GUTIÉRREZ
Leda Arias: búsqueda, compromiso y permanencia
INGRID SUCKAER
Leer
Columnas:
Jornada de Poesía
JUAN DOMINGO ARGUELLES
Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA
Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA
Cinexcusas
LUIS TOVAR
La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA
A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR
Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO
Cabezalcubo
JORGE MOCH
Directorio
Núm. anteriores
[email protected]
|
|
Naief Yehya
[email protected]
El cablegate, de Wikileaks (II Y ÚLTIMA)
PRUEBAS EN BLANCO Y NEGRO
Se ha repetido el mantra de que esta filtración es un tesoro
para académicos e historiadores. Eso es sin duda cierto, tomando
en consideración que materiales semejantes usualmente
tardan treinta o cuarenta años en ser desclasificados.
Pero, en otro nivel, estos documentos son valiosísimos para
los defensores de los derechos humanos, los activistas a
favor de transparencia gubernamental y los abogados que
se encuentran litigando casos en los tribunales del mundo
en contra de EU y sus aliados. Es cierto que no es novedad
que EU espía a sus aliados, que se hacen de la vista gorda ante actos flagrantes de abuso sobre individuos y poblaciones,
que pactan acuerdos secretos perjudiciales para los
pueblos y que protegen los manejos turbios de las grandes
corporaciones. Pero eso no hace redundantes estos documentos,
sino que, por el contrario, sirven de evidencia incuestionable
del funcionamiento de la maquinaria política,
el día a día de las pequeñas y grandes conspiraciones que
suele fraguar el Departamento de Estado de EU.
FILTRACIÓN SELECTIVA
Como en sus filtraciones recientes Wikileaks ofreció a varios
diarios, en este caso The New York Times, The Guardian, El País,
Der Spiegel y Le Monde, publicar las partes que desearan de
los documentos liberados. De entre estos periódicos, la cobertura
del Times es quizás la más conservadora y curiosa,
pero lo que resulta inquietante es el enfoque que da a tópicos
que obviamente debían complacer a los sectores conservadores
de EU. Así, en su primera plana del lunes 29 de
noviembre las noticias señaladas como las más prominentes
de la megafiltración eran dos: un cable acusaba al gobierno
sirio de dar armas a Hizboláh (se ilustraba con una
siniestra foto entre sombras del presidente sirio Bashar al
Assad estrechando la mano de otro individuo no identificado,
difícilmente se podría implicar algo más sospechoso…)
y: “Para árabes e israelíes, aguda preocupación
respecto de un Irán nuclear.” Resulta completamente revelador
que los editores hayan elegido, de entre todos los
temas tocados, uno que favorece la política actual de la Casa
Blanca y al gobierno israelí. Mientras, los sondeos de opinión
en Medio Oriente determinan continuamente que la
mayoría de la población considera que sería positivo que
Irán adquiriera una bomba atómica debido a que traería un
equilibrio de poder a una región donde sólo Israel y Pakistán
tienen armas nucleares. Esto es claro en el estudio 2010
Arab Public Opinion Poll de la Brookings Institution, que no
es precisamente un think tank liberal, (http://www.brookings.edu/reports/2010/0805 arab opinion poll telhami.
aspx) que encontró que más del cincuenta y siete por ciento
de la población árabe desea que Irán tenga una bomba
atómica. Esto es muy controvertido; sin embargo, el NYT ignoró
los matices y datos, y optó por confundir la opinión y
los intereses de algunos jeques, títeres y déspotas de la zona
con la voluntad popular.
LA CULPA DEL COITUS NON INTERRUPTUS
Cuando esto se escribe, el gobierno sueco ha emitido una
“alerta roja” que equivale a una orden de arresto internacional
en contra de Julian Assange, el fundador y el espíritu de
Wikileaks, por acusaciones de abuso sexual. El caso en
cuestión consiste en que durante un acto sexual consensual
(aunque ahora una de las mujeres se ha retractado diciendo
que no fue consensual), Assange ignoró la petición
de parte de su pareja de retirarse cuando ésta le dijo que se
había roto el condón. El caso ya había sido desestimado por
una juez sueca por falta de elementos, pero paradójicamente
volvió a los tribunales dos días después de que Wikileaks
reveló que tenía en su posesión un disco duro con información
altamente comprometedora de uno de los principales
bancos estadunidenses. Inmediatamente comenzó a circular
el rumor de que se trataba del Bank of America, lo cual
provocó que sus acciones se colapsaran. La acusación volvió
a ponerse oportunamente sobre la mesa para perseguir
a Assange, quien se ofreció voluntariamente para ser entrevistado
por el tribunal, pero éste rechazó la oferta y
en cambio lanzó una cacería humana en más de 180 países,
una acción aparentemente sin precedente para un caso
semejante. ¿Quién se hubiera imaginado que los suecos se
convertirían súbitamente al más férreo puritanismo
anglosajón?
SECRETOS PARA MUCHOS
Pongamos las cosas en perspectiva: estos cables confidenciales,
secretos o sin clasificar pueden ser leídos usualmente
hasta por seis millones de personas. No es como si estuviéramos
hablando de supersecretos de Estado. No obstante, al
ponerlos en el registro público se le ha dado un golpe brutal
a la farsa diplomática y a la ilusión del control informativo de
un Estado que no tiene respeto por la democracia ni la autodeterminación
de las naciones. Sólo un ingenuo desconoce
que la red de embajadas de los países poderosos (y no tan
poderosos) operan como agencias de inteligencia y espionaje.
Ninguna nación irá a la guerra porque se revelen los
trapos sucios de sus negociaciones con el imperio, ni porque
analistas de mediano nivel, los pequeños Eichman de
la diplomacia (reciclando el término acuñado por el vilipendiado
académico Ward Churchill), insulten y manipulen
a los líderes de las naciones aliadas y hablen
de crímenes con humor y sarcasmo.
CONTROLAR LOS INSTINTOS
Nada más fácil a estas alturas que darle rienda suelta
a los viejos reflejos rabiosos antiestadunidenses, pero
esa es la reacción más absurda que podemos tener. Tenemos
que reconocer que esto no hubiera sucedido a ningún
otro imperio sin que comenzara a correr la sangre
de los subversivos. De no ser por estadunidenses como
el soldado y hacker Bradley Manning, ni siquiera
estaríamos debatiendo el asunto.
|