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Sara Lee, la esencia del bajo
Si se la ve sentada en una cafetería, sería imposible imaginarla en
plan de rockstar. Menuda y sonriente, Sara Lee parece una señora
despreocupada que ha salido a tomar el té dejando algunos gatos
en casa. Con el acento británico un tanto diluido por sus muchos
años viviendo en Estados Unidos, dice que este invierno podría ser
una buena época para componer de nuevo. Llegando a su granja
en el campo al norte de Nueva York, eso sí, tiene una sesión de grabación
con algún compositor cuya música no ha escuchado. “Me
contactó un productor amigo mío para invitarme, pero no sé de qué
se trata”, explica serenamente. Prisa no se le ve. Los treinta y cinco
años de carrera que ha dejado atrás parecen no importarle demasiado.
Ha venido a México en plan de road manager organizando la
logística para el magnífico concierto que su amiga Gail Ann Dorsey
(bajista de David Bowie) dio en el club Voila junto a Mike Garson
(tecladista del Camaleón) hace algunos días. Sara Lee coprodujo
para Gail, por cierto, el reciente disco I Used to Be…, tercero en su
trayectoria.
Cargando una pequeña mochila roja, como de estudiante de
secundaria, su rol administrativo le viene bien y pasa desapercibida
para la gran mayoría que no sospecha sus increíbles experiencias
sobre el escenario. Sea con Ani DiFranco, los B-52’s, Robert Fripp o
las Indigo Girls, su peculiar manera de tocar el bajo fue inspiración
para las pocas mujeres que se han acercado a este instrumento y
que hoy parecen valorarlo de nuevo. De la legendaria Karol King a
Meshell Ndegeocello y Kim Gordon (Sonic Youth) pasando por Kim
Deal (Pixies) y Kristen Pfaff (Hole), el nombre de Sara Lee se reconoce
como uno de los más interesantes en el género alternativo anglosajón,
y como símbolo de una lucha contra el sexismo para los
derechos homosexuales.
“Aunque toda mi familia es de músicos,
me fui de casa muy joven abandonando
la escuela, buscando otros rumbos”,
confiesa. “Desde muy chica aprendí
a tocar los timbales y el contrabajo, pero
no fue sino hasta que me independicé
que me acerqué al bajo eléctrico, sacando
piezas de los Beach Boys y Jeff Beck.
En ese entonces tuve distintos empleos.
Fui mesera y también secretaria del sello
discográfico en donde estaban firmados
muy buenos artistas ingleses,
Polydor; de hecho, con muy poca experiencia,
apenas con veintiún años de
edad, fue cuando invité a uno de los ejecutivos
a que escuchara tocar a mi banda.
Para mi sorpresa fue a verme con un
invitado inesperado que me llamó una
semana después para proponerme un
proyecto. Se trataba de Robert Fripp,
quien ya era muy famoso liderando a
King Crimson. Ahí cambió todo para mí.”
Así se unió a The League Of Gentlemen
(Fripp y Barry Andrews, ex XTC), con
quienes grabó League of Gentlemen.
“Fue un proceso interesante”, recuerda.
“Robert quería que hiciéramos la música
juntos y que fuera instrumental. Estuvimos
improvisando por varias semanas
y expandiendo las ideas de todos.
Fue muy humilde con nosotros. ¡Esa fue
mi primera experiencia profesional tocando
y componiendo! (ríe). No puedo
creer que me haya pasado a mí. Tuve
mucha suerte.” Sin embargo, más allá de
la suerte está claro que Sara Lee cuenta
con un gusto y actitud especiales. Por
ello recibió el llamado de Robyn Hitchcock
para ser miembro de los punketos Gang of Four y, ya instalada en Nueva
York, empezó a sonar con The Thompson
Twins, lo que allanó el camino para
su llegada a la banda con la que más giró
y se mantuvo, los B-52’s, con quienes
grabó Cosmic Thing. Más tarde formó
The Raging Hormones y se integró a las
líneas de las Indigo Girls, de donde salió
para girar con Ani DiFranco por Europa,
lo que quedó registrado en el disco en
vivo Living in Clip. Ya como una instrumentista
consumada sumó experiencias
con Joan Osborne, Ryuichi Sakamoto,
Andy Summers y Fiona Apple.
Empero y cosa curiosa, fue hasta septiembre
de 2000 que sacó su primer
y único disco como solista, Make I t
Beautiful.
“Después de viajar tocando por veintisiete
años decidí que quería quedarme
en casa”, dice. “Cuando envejeces las cosas
que deseas cambian. Tampoco quiero
mantener junta una banda porque no
hay forma de pagarles de manera continua.
Lo hice por un año, pero lo detuve.
No tengo un plan, sólo sé que voy a componer
de nuevo. La banda que más me
gusta es Siguros, por lo que me gustaría
hacer canciones ambientales mezcladas
con otras más tradicionales y funky
para bailar.”
Finalmente, le preguntamos a Sara
Lee por qué las mujeres suelen tocar el
bajo de manera tan distinta a como lo
hacen los hombres. Su respuesta no podía
ser más poética y acertada: “Las mujeres
tocan distinto el bajo porque entienden
la fundación y esencia de las
cosas; entienden la cama que el bajo
representa en la música. En mi caso, creo
que ha sido el espacio que le doy a cada
nota, no sólo el lugar donde la toco”
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