Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 2 de enero de 2011 Num: 826

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

El profeta insumiso: William Blake (1757-1827)
RODOLFO ALONSO

Tras las huellas de Lowry en Oaxaca
ALBERTO REBOLLO

Los dos talleres de Nandino

Elías Nandino y Estaciones
GERARDO BUSTAMANTE BERMÚDEZ

Elías Nandino, entre poesía y bisturí
LEONARDO COMPAÑ JASSO

El poeta frente al espejo
GUADALUPE CALZADA GUTIÉRREZ

Leda Arias: búsqueda, compromiso y permanencia
INGRID SUCKAER

Leer

Columnas:
Jornada de Poesía
JUAN DOMINGO ARGUELLES

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
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Germaine Gómez Haro

Cai Guo-Quiang: la explosión sensorial

El arte contemporáneo chino comenzó a llamar la atención a principios de la década de los noventa en las bienales de Venecia y Sao Paulo. Actualmente ocupa el primer lugar en el mercado artístico internacional y sus principales representantes forman parte de las mejores colecciones del orbe. A partir de la Revolución cultural ha predominado en el arte chino el tema de la crítica política, pero también hay artistas que se han abocado a la exploración y cuestionamiento de las riquezas milenarias de su pasado artístico e histórico, indagando en conceptos relativos a la identidad, la tradición y su relación con la modernidad, la cosmogonía y las filosofías budista y zen, entre otros temas. En este terreno se mueve Cai Guo-Qiang, una de las figuras de primer rango en el arte chino actual cuya mega exposición hace dos años en el Guggenheim de Nueva York lo catapultó a la esfera de los artistas más cotizados del mundo. El Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) de la UNAM presenta una impresionante exposición creada por este artista ex profeso para el espacio de exhibición y cuyo tema está inspirado en nuestro país.

Guo-Qiang fue uno de los primeros artistas noveles que, a principios de los años ochenta, se apartaron de los cánones del arte oficial que permanecía al servicio de la agenda política, al apropiarse de las influencias del arte occidental prácticamente desconocido en su tierra, para comentar y criticar los modelos culturales impuestos por Mao Zedong. Guo-Qiang nació en 1957, en la región sureña de Quanzhou, hijo de un calígrafo convencional cuyas enseñanzas en las artes tradicionales chinas le proporcionaron un sólido bagaje cultural. A los veinticuatro años fue a estudiar artes escénicas a Shanghai y muy pronto se interesó en las artes visuales, propiamente en los modelos occidentales que con dificultad comenzaban a tener presencia en esas latitudes. A partir de un largo viaje por el campo en diferentes regiones de su país, Guo-Qiang se inicia de lleno en la pintura y opta por un “autoexilio espiritual” en Japón, donde permanece de 1986 a 1995. Es ahí donde logra involucrarse de lleno en el mainstream internacional y su excepcional trabajo consigue sus primeros reconocimientos. En 1995 se muda a Nueva York, donde vive y trabaja hasta la fecha.

La creación de Guo-Qiang es sin duda un ejemplo del artista contemporáneo que no tiene reparos en explorar toda suerte de técnicas y medios para lograr obras y acciones (performances) ambiciosas y sin precedentes. Una de sus principales características es el uso de la pólvora –tomando en cuenta el peso que tiene el descubrimiento de esta sustancia explosiva en la cultura china– para crear sus “proyectos de explosión” en espacios abiertos y sus hermosísimos “dibujos de pólvora” en los que compone todo tipo de imágenes mediante la aplicación de diferentes tipos de este explosivo, mechas y plantillas colocados sobre hojas de papel hecho a mano. Las mechas encendidas producen una serie de explosiones “controladas” sobre la superficie del papel, dando lugar a misteriosas escenas o figuras que el espectador logra entrever a través de las huellas producidas por la quemadura del papel.


Ignición

Cai Guo-Qiang: resplandor y soledad es el título de la muestra en el MUAC que consiste en la escenificación de paisajes y motivos mexicanos plasmados en catorce monumentales dibujos realizados con pólvora sobre papel, dispuestos en la enorme sala del museo en torno a una instalación de piedras volcánicas en cuyo centro se recreó la fisonomía del lago de Texcoco con mezcal. Sobre la superficie lacustre cuyo aroma etílico invade la sala creando una atmósfera extrañamente sensorial, se reflejan los alucinantes parajes mexicanos. En algunas de estas escenas campiranas se vislumbran personajes a caballo, campesinos y revolucionarios inmersos en un paisaje netamente mexicano entre maizales, magueyes y nopales, o bien bajo la presencia soberbia de los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl. Sin embargo, el tratamiento del dibujo, profundamente poético y evocador, remite directamente a la tradición del paisaje oriental en tinta china, transgredido por el artista mediante el uso de su muy particular técnica de explosivos. En una sala anexa se proyectan varios videos que documentan sus ambiciosos “proyectos de explosión” realizados en diferentes ciudades del mundo, y el alucinante proceso de ignición de sus dibujos con pólvora. El sustento conceptual de este trabajo, a decir del propio artista, consiste en “investigar el poder destructivo y constructivo de la naturaleza y comprobar que la destrucción puede también ser creadora”.

El arte de Cai Guo-Qiang, sutil y equilibrada fusión de la tradición y del pensamiento oriental y occidental, es un canto poético que conduce al espectador por los senderos más sofisticados de la experiencia estética. Un arte que seduce a la mirada y sacude el intelecto.