Fila dos, desde abajo.
El sexto, de derecha a izquierda.
En tus ojos dos clavos de silencio,
garrapatas de sino. ¡Cuánto miedo,
cuánto dos ojos, hijo mío, pariente
absoluto y menesteroso!
Yérguete. Desapénate:
disfruta ya del desagravio:
esta cazuela de sosiego
que ambos nos hemos merecido:
yo aquí en tu infancia y tú allá en mi posguerra...
Atiende, hijopaterno de mí:
no van a fusilar a papá:
el maestro don Ramón es buena gente y no va a denunciarlo.
Merienda en paz: mamá no va a tirarse al pozo,
ni se va a ahorcar en el árbol del patio,
oh llanto seco en su jaula de susto,
pobre mamá, pobre mujer tu madre mía,
perdónala en mis canas, hijo.
Perdónate en su sofocación.
Traigo buenas noticias para ti:
tu hermana Luisi, la gran caries
en tu dentadura de amor,
la que tanto se fue en su féretro blanco
vendrá mucho desde la muerte
riendo alborotando a iluminar los corredores
y a besar en nuestras mejillas
lágrimas de resurrección: respira, pues,
hasta el acuífero de tus dos pulmoncillos,
y mírame, ¡victoria!, tan viejo y tan alegre:
Desapénate, hijo. Levántate y merienda
leche espumosa, pan de trigo, rebanada
de mundo; sáciate: desayuna
la vitamina hercúlea de la vida estupenda:
tu duración y mi serenidad.
...Y, por favor, desclávate de allí, sonríe
siquiera un poco para mí: yo, tu padre, tu hijo.
No creas todo lo que deambula
por tu cabeza hereditaria. Te lo digo
en secreto: hoy es siempre todavía. Ssss...
¿No ves cómo se abren
ventanas, puertas, manos ...cómo
el día y la noche se besan en la boca universal?
Desde el eslabón tuyo de la fotografía
haz un esfuerzo: otea
esa liberación en el pañuelo incógnito
que agita para ti el destino:
ahí verás el amor con la A majestuosa
de medio siglo de hondonada junta.
Verás a Guadalupe encaramada al mundo:
conócela: ¡es tu hija, chaval!
¡Pon a sus pies tu pleitesía!
Verás a tus hermanos con su mujer, sus hijos y sus nietos:
todos cenados y almorzados, todos
hambrones de salud y con zapatos, todos risueños
en la ventisca de vivir.
Traigo buenas noticias para ti:
verás España, Europa, América inclusive:
¡viajero tú, como las almas y los pudientes!
...Y verás mi cabeza blanca,
como la de papá, semilla y duración y resistencia
de lo que un día será tu partita de canas.
¿No te das cuenta, desapénate?
Cálmate. Cálmame. Danos por fin la paz que necesitas
para envejecer despacito y morir sonriendo,
hijo mío, mi infancia, fila dos desde abajo
allá en el fondo, acá en el fondo.
De Libro de familia, Visor, 2011. |