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Incultura e impunidad en Morelos
La candidata electa del municipio de Temixco, Morelos, Gisela Mota, del PRD, que protagonizó en días pasados un incidente vial en el que impactó su vehículo contra otro, propiedad de familiares de su oponente político, no recibió, según medios locales, ni siquiera una infracción, pese a que iba, probadamente, en estado de ebriedad (lo muestran los videos que invadieron las redes sociales). Este caso, que trascendió a nivel nacional, muestra la impunidad de aquellos que, sin ser todavía funcionarios, se conducen en el estado de Morelos, y por consiguiente en el país, como señores feudales. Decía Bertrand Russell que el hombre libre sería aquél que fuera capaz de ver la realidad que encubren las ilusiones mentales y esté dispuesto a aceptarla plenamente. El filósofo aborda un tema difícil para los mexicanos, que es el de quitarse la venda y ver lo que realmente nos rodea. Desafortunadamente la realidad es más cruda de lo que parece.
Recientemente denuncié el plagio de un proyecto cultural que iba a realizar en Cuernavaca. Incluso le envié al gobernador de Morelos, Graco Ramírez, un oficio en el que le informaba que un funcionario de su administración había tomado mi proyecto para dárselo a un advenedizo, que con entusiasmo se tomó la molestia de copiar la logística de la propuesta. El documento no mereció respuesta. Por el contrario, la Secretaría de Cultura de Morelos envió al plagiario al Festival Cervantino para que representara al estado de Morelos, pese a los consabidos antecedentes y beneficios que obtuvo este lambiscón de la administración anterior, y de sus nexos con los defraudadores del Premio de Ensayo Literario Malcolm Lowry.
Hubo quienes, con dignidad, renunciaron al Cervantino, entre ellos varios cineastas, ya que no les ofrecieron ni siquiera lo mínimo para ir a Guanajuato. “De las cinco películas invitadas se abstuvieron de participar tres: El espantapájaros, de Ricardo del Conde; Café, de Hatuey Viveros, y Nahuales, de César García”, a lo que añadieron: “nosotros no queremos vestir un evento de la Secretaría de Cultura de Morelos con el trabajo que con mucho esfuerzo y de forma independiente hemos venido realizando durante años” (Proceso, 7 de octubre de 2015). Tampoco hubo una convocatoria para seleccionar a quienes representarían a Morelos en el Cervantino, verdadera falta de respeto hacia la comunidad artística. La discriminación y el amiguismo es su signo, pese a que la Secretaría de Cultura no ha podido comprobar ni siquiera los tres años de residencia en Morelos que la ley contempla como requisito para ocupar el cargo. ¿Se le paga a Cristina Faesler por bloquear el trabajo de los promotores culturales de Morelos? Para la Feria del Libro del Zócalo las editoriales independientes de Morelos no tuvieron apoyo de esa dependencia, más que unos raquíticos anaqueles para exhibir sus libros. El crédito lo merece la excelente atención otorgada por la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.
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