Portada
Presentación
Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega
Martí Soler:
Variaciones de
voz y cuerpo
José María Espinasa
El lugar de
los encuentros
Ricardo Venegas entrevista
con Sergio Mondragón
Latinoamérica en los
ojos de Heinrich Böll
Ricardo Bada
Heinrich Böll en
traje de clown
Lorel Manzano
Tres veces vi
el alma, tres
Taymir Sánchez Castillo
Óscar
Edgar Aguilar
Selva Almada y la
violenta claridad
del lenguaje
Luis Guillermo Ibarra
Leer
ARTE y PENSAMIENTO:
Tomar la Palabra
Agustín Ramos
Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
Jorge Moch
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles
Cinexcusas
Luis Tovar
Directorio
Núm. anteriores
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La Jornada Semanal
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La sangre como tinta
Ricardo Guzmán Wolffer
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Eufórica (partituras para la guerra),
Andrés Cisneros de la Cruz,
Sikore Ediciones,
México, 2015.
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La labor de Andrés Cisneros va más allá de la creación poética: editor, promotor, agente cultural especializado en poesía, crítico del género y mucho más. Toda esa faena se aterriza en la propia tierra de libros bien sembrados y mejor cosechados: tanto manejar el verso ajeno, la metáfora profunda leída y diseñar lo inasible, se puede leer en los varios libros del autor y se refleja en esta recopilación donde el escritor va a la guerra armado de palabras.
Eufórica recopila textos de Vitrina de últimas cenas, No hay letras para escribir tu epitafio, Como la nieve que dejan los muertos, Ópera de la tempestad y Fue catástrofe. De ahí la mezcla sutil de temáticas, muchas encaminadas a reconciliarnos con el sinsentido de los mundos que habitamos, especialmente el social, el que nos implica al otro para existir, pero sin dejar de evidenciar que el planeta interno puede ser abrumador. En Soliloquio ante un cristal rayado por un ser desconocido practica el ensayo poético dentro de su propia poesía, con el viejo truco de los pies de páginas que resultan ser pequeños tratados y que por ello no le impiden poner un segundo pie de página dentro del primero para hablar de los niños que depredan por haber sido depredados. Toda una serie de conceptos que se explican en términos poéticos y bien podrían dejarse a un lado (lo cual sería una pérdida), pues el texto central funciona: “escribiendo/ en las paredes del Mundo, ‘no se dejen engañar’, vivan”.
Aprovecha para hacer catarsis con navajas inmisericordes: “Por eso renuncio a ti./ Renuncio a la paternidad de tus ideas./ Renuncio al dios padre que tanto amé de niño/ y que nunca existió.”
En Vitrina de últimas cenas expone estampas sobre la fluorescencia y deja ver cómo la materia sólo puede ser desde lo conceptual: “la somnolencia de la realidad difuminándose/ que delimita cada cosa en radiantes partículas”. En Vitrina de amoroso alimento la comida es la herramienta para retomar lo metafórico dulcemente diluido en las vituallas elementales: “¿Quién se comerá este poema?”
Este volumen es una recopilación de los universos habitados por un poeta dedicado a ser poeta, que apenas son el inicio de una particular y fructífera obra. Dispuesto el autor a explorar los formatos conocidos, pero con intenciones modernas, usando incluso lenguajes de ciencia y cotidianidad, muestra que lo personal define lo global, incluso para quienes no se saben insertos en las letras de un autor con oficio y visión. “A veces los muñecos del pasado/ regresan/ a montar la farsa del recuerdo/ se abre la caja de sus tumbas/ se desanudan los hilos/ y se cuelgan del cuello de dios. –Concepto arcaico con el cual se buscaba reducir a la unidad –mínima– el mecanismo de renovación del pensamiento arquetípico de una sociedad, el cual se concibe a partir del individuo como partícula funcional de la persona con sus múltiples variables (roles y patologías), y por ende, sus auto-recons-trucciones.-”
Cisneros de la Cruz ha dedicado muchos años a acercar al público experto y al neófito a la interiorización de la poesía. Con este libro muy disfrutable da un paso más en ese sentido. Ahora lleva sus propios versos como herramienta para evidenciar cómo lo inexistente puede dar sentido a todo lo existente.
Para una crítica filosófica
desde nuestra América
Orlando Lima Rocha
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Calibán en cuestión. Aproximaciones teóricas
y filosóficas desde nuestra América,
David Gómez Arredondo,
Ediciones desde Abajo,
Colombia, 2015.
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“Filosofar calibanesco”: es la expresión que el célebre filósofo nuestroamericano Horacio Cerutti Guldberg emplea para sintetizar el ejercicio que David Gómez Arredondo emplea en su libro Calibán en cuestión, recientemente editado.
En efecto, la obra nos recuerda el ejercicio calibanesco ya presentado desde Shakespeare en La Tempestad (1611):Calibán, un sujeto esclavizado y presentado como salvaje y primitivo, que se rebela a su amo y lo maldice con el mismo lenguajeque éste (Próspero) le enseñó, lo cual ha sido resignificado críticamente desde nuestra América por varios autores desde fines del siglo XIX. Pero es sobre todo el sentido que le da Roberto Fernández Retamar en su Calibán (1971) el que puede acercarnos mejor a los intereses, formas y objetivos de una lectura crítica de problemáticas de la propia realidad latinoamericana a partir de su abordaje filosófico: Calibán como símbolo de los marginados y excluidos en nuestra América.
Calibán en cuestión pone sobre la mesa la problemática del colonialismo en su dimensión histórica que analiza en tres segmentos, a partir de la pluralidad y heterogeneidad de abordajes “poscoloniales”, a partir de su revisión historiográfica, cuestionando por eso mismo el supuesto final de las “teorías de la dependencia” (mentada por ciertos autores poscoloniales) y su vigencia respecto del análisis colonialista, imperialista y eurocentrista. Igualmente, rescata la valía del arielismo de Rodó como símbolo de sensibilidad respecto del pragmatismo de un símbolo como Calibán, la importancia de la construcción y tratamiento de fuentes para el pensamiento prehispánico desde una historia de las ideas al modo de Gaos, la posibilidad de recibir en la región aspectos emancipadores de la tradición cultural occidental y la importancia que, en este punto, revisten la filosofía y la dimensión teológica (su lectura del Éxodo), así como también problemas y autores fundamentales del Caribe, tales como la corporalidad y su dimensión colonizada desde el discurso fanoniano en diálogo y debate con Hegel, o los saberes insulares del cubano Fernando Ortíz para un tratamiento transcultural de la nación.
Todos estos puntos, magistralmente tratados por un autor de su talante, dejan sin duda distintos puntos de abordaje con un sentido creativo y crítico que harán imprescindible su lectura para una problematización de la propia realidad y su posibilidad de transformación liberadora.
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13 ficciones del país sin soldados,
Dorelia Barahona Riera,
Literatura/Difusión Cultural UNAM,
México, 2015.
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De los trece autores convocados en esta antología deliciosa, una no nació en el afortunado país sin milicias, otra murió en México, otro más vive también aquí y se declara binacional, mientras el resto ve transcurrir sus días en aquella tierra entrañable de la pura vida. Sus fechas de nacimiento los hacen cubrir, en conjunto, un arco cronológico que abarca el siglo XX casi completo: la parteaguas y en muchos sentidos fundadora Yolanda Oreamuno nació en 1916, mientras Daniel Quirós, el más joven de los antologados, vio la primera luz en 1979. El presente volumen significa una magnífica oportunidad para recalar en una narrativa que le hace todos los honores a la segunda palabra de la que se compone el nombre del país y, con ello, subsanar en algo la inveterada costumbre mexicana de actuar como si la literatura hispanoamericana comenzara por estas tierras, hallando continuidad apenas hasta la sudamericana Colombia, y por lo tanto habiéndose brincado a una Centroamérica que tiene mucho que decir, no sólo literariamente hablando, por supuesto.
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