Agustín Ramos
Fue Teté
El 2 de octubre de 1968 ocurrió una refriega entre el Ejército y francotiradores desplegados por los asistentes al mitin. Y el 10 de junio de 1971 hubo un choque de facciones juveniles auspiciado por emisarios del pasado.
No hay presos políticos sino delincuentes del orden común.
Asumo toda la responsabilidad.
Soy el primer indignado, Jacobo.
Nuestra moneda ya no se devalúa, flota, se desliza o se ajusta en su paridad con el dólar.
El problema Aristegui-MVS es estrictamente laboral.
Todos somos Ayotzinapa.
El respeto a los derechos humanos es prioridad de mi gobierno.
No hubo una bancarrota tramada sino un error de diciembre; el autor de esta frase había asumido legítimamente, aunque tras un proceso electoral un tanto controvertido, la Presidencia de la República. El sucesor, que lo fue merced a un temor jamás inducido, observó una sana distancia con su partido postulante; por tal motivo y no por otra cosa, a él se atribuye la cesión temporal de la presidencia al panista que cumplió con echar a patadas al PRI del poder y encarcelar a muchos peces gordos. El siguiente guardián de los intereses de la mayoría de los mexicanos supo de antemano que se colgaría la banda presidencial “haiga sido como haiga sido”, y el actual guardián cumple gracias a las reformas estratégicas que tienen a México en movimiento.
No se descarta ninguna línea de investigación.
Llevaremos la investigación hasta las últimas consecuencias.
Daremos con los responsables.
Caiga quien caiga y tope donde tope.
Aplicaremos todo el peso de la ley.
Se actuará conforme a derecho.
Factores externos. Asesino solitario. Pugnas internas. Verdad histórica. Móviles ajenos al ejercicio profesional de la víctima. Resistencia al cambio. Unidad en torno al gobierno. Temor a ser evaluados. No se malbarata el petróleo, se flexibilizan las condiciones…
Sea porque no le ha tocado de cerca o porque escarmienta en cabeza ajena, la gente no ve en el país ningún clima de terror, porque confía en que la compra gubernamental de armas es para proteger y no para reprimir, que las acciones policíacas y militares tienen por objetivo frenar la delincuencia y no aplastar a la oposición real (no a la electoral, que ésa como quiera se desgasta y se conforma).
A la gente le consta que los gobernantes siempre dicen la verdad y no deforman ni ocultan nada mediante noticiarios y periódicos. Le queda claro que el enemigo principal son los delincuentes organizados y no quienes ponen en entredicho la verdad y la estabilidad con sus investigaciones, no quienes buscando justicia encuentran instituciones transparentes y eficientes, ajenas a la corrupción y a los intereses mezquinos de grupos de presión.
La mortandad de periodistas auténticos, mucho más artera y letal que lo que aparece a la luz de casos como el de Rubén Espinosa y la activista Nadia Vera y de los que se acumulan día con día de este mes de agosto de 2015, no constituyen mediciones de las fuerzas represivas y de la capacidad de reacción de las organizaciones civiles: no son ensayos estratégicos para la supresión absoluta de la libertad de expresión y comunicación. No.
La persuasión masiva, que también se conoce como lavado de cerebro y que comenzó siendo un método propio del capitalismo de Estado, no está a la vista de todo el mundo, como la carta de Poe; no la contiene de ningún modo la propaganda comercial y política, la versión oficial ni, en consecuencia, la línea periodística mayoritaria ni la docilidad de quien con un solo tiro mata la verdad y los temores propios de los gajes del oficio.
La mendacidad radica en mentir a sabiendas. La hipocresía es la variante que consiste en decir y aparentar lo contrario de lo que se siente o se sabe. Nada que no se pueda encontrar en los diccionarios, mas no en las autoridades.
Las autoridades no recurren a la amenaza directa o indirecta, anónima o mediante emisarios; la intromisión en la vida privada y la oferta franca, ¿cuánto quieres?, la advertencia, ¿plata o plomo?, o el consejo: no se metan en problemas, ya supérenlo, pórtense bien.
Si no fuera así, conforme se consolidara la impunidad y surtiera efectos la persuasión áspera o tersa, masiva o selectiva, personal o ambiental, se alcanzarían mayores grados de mendacidad e hipocresía. Y esto no sucede.
Viendo las declaraciones de Rodolfo Ríos, Miguel Ángel Mancera y Javier Duarte, puede concluirse, sin género de dudas, que la responsable de los asesinatos de la colonia Narvarte fue Teté.
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