Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Suplemento Cultural de La Jornada
Domingo 30 de noviembre de 2014 Num: 1030

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Verano e invierno
en Balkonia

Ricardo Bada

Patrick Modiano:
esas pequeñas cosas

Jorge Gudiño

Edmundo Valadés
y la minificción

Queta Navagómez

Seis minificciones
Edmundo Valadés

Halldór Laxness, un
Premio Nobel islandés

Ángela Romero-Ástvaldsson

Gente independiente
(fragmento de novela)

Halldór Laxness

Clamor por
Camille Claudel

Esther Andradi

Leer

Columnas:
Galería
Honorio Robledo
Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
Jorge Moch
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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La Jornada Semanal

 

El mapa nacional

Ricardo Guzmán Wolffer


Atlas de familias de angiospermas de México,
Martha Martínez Gordillo (editora),
UNAM,
México, 2014.

Mientras se cuestiona el papel de instituciones de educación pública como las escuelas Normales o incluso al Instituto Politécnico Nacional, como muestra del papel fundamental de la investigación académica pública aparece este atlas de angiospermas, el grupo vegetal más importante sobre la tierra, por número de especies y por los alcances que tiene en todos los ecosistemas terrestres, amén de ser la base de la agricultura nacional, y de todas las latitudes: el maíz en Mesoamérica, el trigo en Europa o el arroz en oriente, por dar un ejemplo de las miles de especies incluidas en este grupo. Parte de la importancia de esa investigación es sistematizar el conocimiento y preservarlo para las próximas generaciones. Este Atlas... será material de consulta obligatorio para especialistas y legos, un trabajo editorial notable para México y en el resto de América Latina.

Bajo las aportaciones de ocho expertos comandados por la editora, se describen estos fascinantes seres vegetales, entre los cuales hay muchas flores que vemos todos los días: orquídeas, rosas, y muchísimos más; sus frutos integran la dieta sugerida (piña, higo, etcétera). El Atlas... no sólo resulta atractivo por las excelentes fotografías de Roberto Carreño Colorado y otros expertos, donde se detallan flores y partes de las plantas que solemos no detenernos a disfrutar, o que no suelen estar al alcance del caminante regular, sino por incluir la más reciente clasificación  de la APG (Angiosperm Phylogeny Group) que reconoce el nivel del orden y familia de este grupo tan diverso, sustituyendo la clasificación de Cronquist, usada hasta hace unas décadas. La APG reconoce 415 familias, organizadas en 59 órdenes: en México se reconocen 247 familias en 53 órdenes, 2 mil 685 géneros y 21 mil 841 especies.

A diferencia del notable trabajo Biología de angiospermas, de Judith Márquez Guzmán y otros, también publicada por la UNAM en 2013, donde la intención era acercar al lector regular conceptos para comprender la importancia de esta parte de la riqueza vegetal mexicana, este Atlas... es una obra científica para especialistas, pero también para los lectores ajenos a la academia de biología, que se deleitan con el conocimiento y un excelente trabajo editorial. Enfocado a los estudiantes de la carrera de Biología, es un trabajo de mayor alcance que incluso puede funcionar para estudiantes de secundaria interesados en las plantas: el inicial capítulo de “estructuras vegetativas” explica con sencillez y profundidad los órganos de las plantas. El glosario será un termómetro para que el lector advierta su pericia sobre esta área del conocimiento humano.

Este es un trabajo muy acabado, una obra señera de la botánica mexicana que muestra el valor de la academia nacional y cómo su importancia reside más allá de las aulas, adonde ciudadanía y políticos neófitos confinan a los buscadores del saber universal, por desconocimiento de trabajos como éste.


Amazona transfeminista reponiéndose
de los embates de la pasión

Citlali Ferrer


Hígado de perra y otros poemas,
Lina Zerón,
Eternos Malabares,
México, 2014.

Lina Zerón tiene una obra prolífica traducida a varios idiomas, es una trotamundos y ahora, en este nuevo libro de tono confesional, amoroso, sexoso y filoso, con un lenguaje sucinto y lleno de ritmo, logrará incomodar al macho man.

Desde su particular manera de ver el mundo, Lina Zerón ofrece una poesía panóptica, en Hígado de perra y otros poemas, hacia el complejo escenario de lo femenino. Si bien en Occidente la identidad del individuo se construye en relación con el otro y fundamentalmente con el opuesto o diferente, vale recordar a las amazonas, quienes para perpetuar la raza se unían con extranjeros, pero sólo conservaban a las niñas. Si nacían varones, los mutilaban, los dejaban ciegos y a veces hasta los mataban. Por decreto, a todas las niñas les cortaban un seno, para facilitarles el uso del arco y el manejo de la lanza. Hace 34 mil años, en la cueva de Chauvet, un neandertal pintó a una mujer poseída por un minotauro, y ese mismo neandertal traía colgada al cuello una pequeña escultura de la Venus de Willendorf como símbolo de fertilidad. Todo es semilla y todo viene de una semilla.

¿Qué fue lo que pasó después? Muchos siglos debieron transcurrir para que las mujeres se apropiaran de un espacio en la sociedad, lejos del fogón. Es hasta 1920 que las mujeres escriben sobre las mujeres. Es así que el discurso literario femenino se ha ido forjando poco a poco en la medida en la que se han alzado sus voces, valiéndose de la risa y el sarcasmo como escape a tanto agobio.

La mujer no sólo ha sido objeto de deseo dentro de la historia del arte y la literatura, y sus relaciones amorosas se han urdido a partir del eterno toma y daca. Pero el verdadero power femenino nos viene desde la Diosa Blanca, que nos mantiene en vertical a pesar de que los hombres quisieran mantenernos en horizontal. La tesis de Robert Graves, a propósito de la Diosa Blanca, plantea que la verdadera poesía es necesariamente una invocación a la Diosa en cualquiera de sus manifestaciones, tanto terrenales como sublimes, liberadoras como protectoras. Se trata de una mirada absolutamente dicotómica.

En la postmodernidad las ideologías se han ido desdibujando; una tendencia a desvincularse de las tradiciones es evidente. En este sentido, Hígado de perra y otros poemas es un nuevo discurso transfeminista que asume algo más que la defensa sectorial de los intereses de media humanidad frente a la otra mitad. Es una provocación para liberarnos de las formas concretas de opresión y de explotación femenina. Lina Zerón se arriesga al proponer quitarse las estructuras que nos han impuesto como mujeres; en este caso, empezando por las sexistas o generistas con las que algunos la han confundido. Lina Zerón se abre paso entre las connacionales, quienes insisten en perpetuar tradiciones muchas veces ajenas a su verdadero temperamento.

Hígado de perra y otros poemas está dividido en tres tiempos, es una triada convulsa y furibunda que cuestiona una y otra vez la propia mirada de la poeta. El libro toca todos los resonadores del lector, inquietándolo a propósito de tres temas en particular que funcionan como constantes en el corpus del libro: el tiempo, la insatisfacción y la nostalgia.

Clarice Lispector decía que escribía porque no encontraba mejor cosa que hacer en este mundo. Lina Zerón tiene la misma impronta, ya que sus poemas están cargados de sus respuestas. El tiempo está fragmentado en la memoria y en la espera perenne del objeto de deseo. Cómo llenarse si la imposibilidad fundamental yace en la piel. Zerón se repone de los embates de la pasión escribiendo y manifiesta nostalgia por aquello que se ha vivido pero también por lo que vendrá.