Portada
Presentación
Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega
Chavela Vargas en la Residencia de Estudiantes
Marco Antonio Campos
El retorno del mito
Ricardo Venegas entrevista
con Víctor Toledo
El spanglish y la RAE
Ilan Stavans
Momentos estelares
Ricardo Bada
El sótano del
Ara militaris
Agustín Escobar Ledesma
El universo Piazzolla
Esther Andradi
Alfred schmidt
Stefan Gandler
Leer
Columnas:
Prosa-ismos
Orlando Ortiz
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Cinexcusas
Luis Tovar
La Jornada Virtual
Naief Yehya
A Lápiz
Enrique López Aguilar
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Cabezalcubo
Jorge Moch
Directorio
Núm. anteriores
[email protected]
|
|
Orlando Ortiz
Prolegómenos (I DE II)
¿Qué es eso? Es un “Estudio preliminar, introductorio y simplificado” (Abbagnano). En este sentido, precisamente, la palabra es adecuada al texto de Jacques Stephen Alexis titulado Prolegómenos a un manifiesto del realismo maravilloso de los haitianos, presentado en 1956 en el Primer Congreso Internacional de Escritores y Artistas Negros, realizado en París, en La Sorbona.
A estas alturas de nuestra occidental civilización, una reunión de escritores y artistas negros puede parecer absurda, automarginadora e intolerante; sin embargo, en aquellos años el racismo y el apartheid eran cosa cotidiana en Europa, América y la propia África. Todavía no cuajaba en Estados Unidos la organización de Malcolm X y tampoco era evidente la beligerancia de los Panteras Negras y de otras organizaciones defensoras de los derechos de los negros. Es obvio que a los negros se les llamaba negros y no, eufemísticamente, afroamericanos. En síntesis, este Primer Congreso Internacional tenía una fuerte carga política, social, ideológica, además de estética. De ahí la importancia, me parece, de estos Prolegómenos…, de Stephen Alexis.
La sola mención de “realismo maravilloso” remite de inmediato a “lo real maravilloso” de Carpentier, que años antes (1949) había publicado El reino de este mundo, con un prólogo, dicen los investigadores –mi edición no lo trae– en el que exponía sus ideas sobre lo real-maravilloso. Esta novela fue consecuencia de una visita que Carpentier realizara en 1943 a la isla caribeña, coincidiendo ahí con Wifredo Lam, Aimé Cesaire y André Breton. El surrealismo estaba en su apogeo y se consideraba una corriente verdaderamente revolucionaria. Alexis, militante desde los dieciséis años del Partido Comunista, fundado dos años antes por Jacques Roumain, mostró siempre una actividad disidente contra los gobiernos de su país que obedecían como títeres a los estadunidenses, sin importarles que el grueso de la población estuviera en la miseria y muerta de hambre.
|
En los Prolegómenos…, que perfectamente podrían haberse denominado Manifiesto, Alexis realiza en su primera parte un análisis de la situación mundial y de su país, del azote del capitalismo y el imperialismo que repercuten negativamente en las expresiones artísticas y han dado pie a una respuesta en la que “todas las razas, todos los pueblos, todas las patrias se lanzan impetuosamente a la conquista de un estándar de vida por fin humano”. En seguida hace una síntesis de la historia de Haití y comienza a analizar la cultura local, haciendo a un lado la idea, en su momento tan común, de que ahí sólo había negros afrancesados. Rescata la cultura de los pueblos indígenas (los taino-Chemés) que se encontraban ahí a la llegada de los españoles, a la que se añade lo que traen los españoles y posteriormente los negros, a lo que se suma la lengua francesa cuando fueron colonia de Francia; sin embargo, hace la distinción de que el francés como tal se redujo a las capas aristocratizantes, en tanto que el pueblo inventó y utilizaba el creole.
Jacques Stephen Alexis, en el recuento mencionado, apunta que “la cultura haitiana se dibujó progresivamente a partir del aporte decisivo africano, hasta el día de la independencia, el 1° de enero de 1804, en que la nación haitiana y su cultura en formación iban a proseguir un desarrollo autónomo.” Esta tendencia fue reforzada decisivamente por los negros bozales, llamados creoles por haber nacido ya en la isla. Sus aportaciones fueron desde la lengua hasta la música y las leyendas de tradición oral; “su originalidad y riqueza fueron cada vez más grandes –escribe Alexis– y todo aquello que se aportaba, se fusionaba bien, puesto que, excepto la impronta francesa y occidental, todas las demás contribuciones reflejaban sociedades con un similar estadio de desarrollo histórico”. Esta propuesta, me parece, es interesante para un estudio más detenido de la cultura, sobre todo en países o naciones que fueron víctimas de colonización, pues, como él mismo escribe: “Las culturas de todos los pueblos son hermanas de distinta edad, pero hermanas.”
Por estas y otras líneas citadas, es evidente la mentalidad marxista de Alexis, lo cual, a su vez, implica que comulgaba con la filosofía materialista. De ahí surge una inquietud, creo, natural, si consideramos que en la cultura haitiana están muy presentes el vudú, y los zombies. ¿Los niega Alexis en estos Prolegómenos…? ¿Los desprecia? ¿Qué plantea este notable narrador haitiano al respecto? Tendremos que dejarlo para la próxima columna.
(Continuará)
|