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Bitácora bifronte
Jair Cortés
En la colonia astral
Aristóteles Nikolaídis
La verdad sobre
Sancho Panza
Ricardo Bada
Un escritor llamado Groucho Marx
Ricardo Guzmán Wolffer
Artemio Cruz, antes
de la última batalla
Antonio Valle
Carlos Fuentes: libros
y convicciones
Paula Mónaco Felipe entrevista
con Carlos Fuentes
Aura o el deseo de sí
Antonio Soria
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Felipe Garrido
20 centavos
Por veinte centavos –eran otros tiempos–, uno podía entrar a la carpa y oír lo que decía el dueño de la feria. Un hombre de botas, vestido de negro, gordo y tuerto:
–¿Cuánto tiempo llevas ahí encerrada?
–Ya perdí la cuenta.
–¿Y qué comes?
–Gusanos, bichos, chinches; otras porquerías.
Chico y Pilates hicieron gestos de asco.
–¿Qué te pasó? Cuéntele al público. Diles qué hiciste.
Tenía muchas patas, cuerpo de araña, cabeza de niña, ojos bonitos. Estaba rodeada de espejos para que se viera al mismo tiempo de frente y de lado, iluminada con foquitos, como letrero de botica. Atrás había unas cortinas.
–Diles, para que aprendan.
El Pollo nos había contado que una vez la vio en la calle y que tenía piernas, pero nadie le creyó. Sócrates dijo que todo era un truco, pero no pudo explicarlo. A mí me gustaba su boca; me daban ganas de morderle los labios.
–Qué pues –dijo el hombre.
La niña clavó en mi boca sus ojos de estrella:
–Tenía malos pensamientos –dijo. |