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Remar a contracorriente
Álvaro García
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Cero en conducta. Crónicas de la resistencia magisterial,
Luis Hernández Navarro,
Editorial,
México, 2011.
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Luis Hernández Navarro, columnista de La Jornada desde hace varios años y defensor de la educación pública durante casi toda su vida, ha sido una figura central en la lucha por resguardar los derechos de maestros en todo el país. Su compromiso con diversas causas populares a lo largo de su carrera lo ha hecho volverse un testigo de primera mano de la situación política de la causa magisterial. Pero, sobre todo, ha sido un vocero invaluable del movimiento democrático denominado Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE).
Cero en conducta. Crónicas de la resistencia magisterial, su más reciente libro, explica a detalle el nacimiento y consolidación de este “movimiento de masas, nacido e impulsado desde abajo” que desde 1979 ha velado por otorgarle a los trabajadores de la educación condiciones laborales justas, dignas y equitativas, y ha sido un bastión contra el cacicazgo que desde hace varias décadas opera dentro del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Miembro durante varios años, Hernández apoyó la Coordinadora desde muchos frentes: impartió conferencias, talleres, cursos y seminarios en toda la República; acudió a reuniones nacionales y participó en incontables movilizaciones y comisiones negociadoras. De igual forma, ha difundido los ideales de esta lucha en diversas publicaciones y ha narrado las numerosas contrariedades que se han producido a lo largo de los treinta y dos años de vida de la CNTE. En 1992, desencantado de la imposibilidad de que el SNTE pudiera alcanzar la democracia en un marco institucional, abandonó formalmente el movimiento, pero siguió en contacto con muchos de sus dirigentes y continuó con su labor de difusión.
Hoy en día, la mayor parte de los fundadores de la Coordinadora se han jubilado y han abierto camino a nuevos miembros. Este libro llega entonces en un momento oportuno, ya que sirve como una guía para aquel que se informa por primera ocasión sobre este tema, a la vez que como una crónica exhaustiva para quien ha seguido el levantamiento desde su gestación hasta la fecha. Y lo que es más importante, está dedicado a todas las personas que hicieron posible la creación de una corriente que desde hace treinta y dos años ha buscado democratizar el SNTE, con el objetivo de brindar condiciones laborales más justas y un mejor nivel de vida para todos los profesores adscritos al sistema de educación pública.
La obra ofrece una visión panorámica de los principales acontecimientos y actores involucrados en uno de los movimientos sociales más importantes de México: la disidencia del gremio magisterial. La obra, aclara Hernández, no pretende tomar partido por ninguna posición, sino exponer con la mayor claridad posible la historia de la Coordinadora en relación con el Sindicato. No obstante, la obra es subjetiva en el sentido de que su autor relata los hechos a través de un enérgico compromiso político con la creación de un proyecto de educación alternativo, inclusivo y democrático.
Es así que Cero en conducta… condensa en cuatrocientas páginas, no sólo un retrato conciso de los personajes y sucesos más importantes de la rebelión magisterial, sino un análisis del curso de los ideales de toda una generación involucrada en la transformación del país con miras hacia una sociedad más justa e inclusiva con las clases menos afortunadas. Por otro lado, exhibe las dificultades que la CNTE ha enfrentado desde sus inicios, desde la imposibilidad de negociación con autoridades sindicales e instituciones, hasta el acoso político de sus miembros; algunos de ellos desaparecidos y otros incluso asesinados –su autor revela que él mismo sufrió amenazas y en una ocasión encontró los frenos de su automóvil cortados. En la actualidad, la CNTE se ha pronunciado contra la ley ISSSTE, la cual afecta el sistema de pensiones, y contra la Alianza para la Calidad de la Educación, la cual, basada en un modelo conservador estadunidense y promovida por la derecha empresarial mexicana, pretende privatizar el sistema de educación pública.
Hernández confiesa que la CNTE ha sido un eje de lucha en favor de las clases populares, pero no ha tenido la difusión ni documentación apropiada. Si bien existen otras obras al respecto, ninguna ha cubierto con tanta precisión y dedicación los hechos en torno a la tesitura política del movimiento. Es notable la labor que el autor emprendió para la creación de esta obra monumental, pues además de plasmar un retrato fidedigno de los procesos que han afectado el rumbo de la Coordinadora, consigue exhibir la penosa realidad a la que se ha sometido el Sindicato gracias a personajes como Jesús Robles Martínez, Carlos Jonguitud Barrios y Elba Esther Gordillo, sus tres caciques-dirigentes, quienes han resguardado los intereses de una oligarquía por sobre los derechos de los trabajadores.
Buena parte del libro se concentra en exponer la ascensión al poder de la maestra: su cercanía a Jonguitud Barrios, su consolidación dentro del SNTE gracias a los ex presidentes Carlos Salinas de Gortari –con quien firmó un acuerdo descentralizador de la educación– y Ernesto Zedillo –sometiéndose a una política de contención salarial–, y más recientemente, las negociaciones realizadas con el PAN –permitiendo la injerencia de la iniciativa privada y la religión dentro del magisterio– y su rompimiento con el PRI en 2006 . No es de extrañarse que Hernández documentara con ímpetu la trayectoria de Gordillo, uno de los personajes más relevantes de la política nacional actualmente, pues en gran medida sus decisiones han perpetuado la visión negativa que la opinión pública tiene del magisterio como un organismo sujeto al servilismo político, tanto del gobierno federal como de corporaciones que pretenden privatizar la educación pública.
De esta manera, Cero en conducta reivindica los ideales de la disidencia magisterial y exhorta a los lectores a pensar en la posibilidad de una nueva teoría pedagógica que sirva de motor para impulsar un verdadero cambio en beneficio de todos los mexicanos.
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Sólo cuento, año III,
tomo III,
Difusión Cultural/Literatura UNAM,
México, 2011.
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De ánimo analítico y exegético, el prólogo corre a cargo del narrador Rafael Toriz; de ánimo inclusivo, plural y gozoso, la compilación es responsabilidad del también narrador Luis Felipe Lomelí, quien de entrada reconoce una grata deuda con los numerosos colegas que colaboraron en la decisión de qué autores finalmente serían incluidos en esta que es la tercera entrega de la obra, ya monumental, editada por la Dirección de Literatura de Difusión Cultural de la UNAM. Volumen coral entonces, no solamente por la obvia naturaleza de toda antología, sino también por la manera en que fue concebido y luego confeccionado, el presente tiene entre otras la virtud de no incurrir, a la hora de las presentaciones y las explicaciones, en la osadía chocante y recurrente de nombrar a los suyos “los mejores” cuentos de una región, una generación o, como es el caso, de una época, aquí circunscrita a un año. Eso sí, los cuentos de este tercer tomo de Sólo cuento dan buena cuenta del buen estado de salud que, en lengua española, guarda un género que, como bien sabe el lector, cuenta con muy poco aprecio por parte de otros editores siempre inclinados a la más vendedora novela. Treinta y un autores, treinta y un piezas cuentísticas de excelente factura, divididas en diferentes ámbitos/conceptos, verbigracia “La vida está en otra parte” –aquí José Edmundo Paz Soldán, Alberto Chimal y Rodrigo Fresán–, “Calles y ambulancias” –donde Joaquín Hurtado, Sergio Ramírez, Mariana Enríquez, Juan Álvarez y Rodrigo Blanco Calderón–, “Ars poética” –en ella David Toscana y Pablo Soler Frost–, y “Cositas de mi mafia” –formada por Samantha Schweblin, Héctor Abad Faciolince, Luis Humberto Crostwhaite y Natalia Moret.
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