Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 7 de agosto de 2011 Num: 857

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Al pie de la letra
Ernesto de la Peña

Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova

El alma de Léon Bloy
Bernardo Bátiz V.

En el amor los cuerpos establecen su propio paraíso
Ricardo Yánez entrevista
con Jorge Souza

Leonora Carrington, la inasible
Germaine Gómez Haro

Copi y la Irreverencia
Gerardo Bustamante Bermúdez

Leer

Columnas:
Señales en el camino
Marco Antonio Campos

Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

Corporal
Manuel Stephens

Mentiras Transparentes
Felipe Garrido

Al Vuelo
Rogelio Guedea

La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
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Alonso Arreola
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Aplauso a Zoé

Hace dos semanas tuvimos la oportunidad de ir a uno de los últimos shows de la gira unplugged (desconectada) que tanto éxito le ha dado a Zoé en el último año. Efectivamente se trata de otro concierto nacido al cobijo de MTV, pero que a diferencia de la mayoría de los desenchufados tiene singularidades valiosas, responsabilidad de músicos y productores más allá del canal de video. Fenómeno en ventas de discos y boletos, vale la pena conocer más al grupo.

Desde la prueba de sonido se nota una preocupación obsesiva por que las cosas salgan bien. No importa que haya roto marca haciendo una docena de teatros Metropólitan y decenas más en la República, Zoé se obliga a ensayar y perfeccionar continuamente el funcionamiento del ensamble. Tipos con personalidades complementarias, León (voz), Rodrigo (batería), Ángel (bajo), Chucho (teclados) y Sergio (guitarra) funcionan actualmente como un motor con nuevas adaptaciones, modificado para un mejor desempeño colectivo, cierto, pero también individual, íntimo. Lo confirma la energía en camerinos. Es positiva, de ésas que diluyen las posibles tensiones que comúnmente nacen en cinco individuos girando solos por meses. O sea que los músicos invitados para el unplugged son realmente amigos tras bambalinas, lo que ya en el proscenio queda de manifiesto con eficiencia y profesionalismo, dos características que casi nunca signan a las bandas mexicanas y que a muchos podrían parecer antítesis del rocker por antonomasia.

Con cuatro exitosos discos en estudio y un ep (Zoé, Rockanlover, Memo Rex…, Reptilectric y The Room) más numerosos premios y presentaciones en Latinoamérica, Estados Unidos y España, da gusto que la humildad del grupo alcance para dejar en claro su prioridad durante los tres meses de ensayo que requirió este proyecto, que por cierto acaba de ganar doble platino (120 mil unidades vendidas). Esto es: música y espectáculo, no el narcisismo de quienes se imaginan en la sala de una casa o alrededor del fuego, en la playa, empobreciendo canciones frente a los amigos fieles. No. Este acústico realmente aspira a un desempeño arquetípico de cámara desde una perspectiva experimental, añadiendo artilugios efectivos al oído y la vista: percusiones exóticas, xilófono, máquina de escribir, gramófono, jaulas de pájaros… Digamos que los recursos no buscan endiosar al quinteto sumando los típicos arreglos grandilocuentes para secciones de cuerdas y alientos; existen pero para fundirlos con naturalidad dentro de un discurso de mayor trascendencia y envergadura.

Con más de quince músicos en el escenario, la producción se complica, algo inevitable, pero el resultado se vuelve orgánico. En lugar de ahorrar dinero reduciendo el equipo humano, Zoé apuesta por evitar, en la medida de lo posible, las secuencias y programaciones pregrabadas. Así, trabajado pulcra y obsesivamente por el productor Phil Vinall (Placebo, Pulp, Elastica) y los ingenieros mexicanos Eduardo del Águila y Gustavo Zertuche (viejos colaboradores del grupo), el montaje que presenciamos es el de un disco que se produce cabalmente noche a noche; no es el de un concierto que suena lo mejor posible, sino el de un álbum con decisiones radicales que deben respetarse y nacer constantemente.

Igualmente se disfruta la limpieza del escenario, la buena iluminación y sus propuestas visuales (la mayoría del propio Rodrigo Guardiola, baterista). Todo sumerge a los intérpretes en un embudo que numerosas veces los abandona en segundo plano, enfatizando la fuerza de sus canciones. Por si fuera poco, en gran parte de esta gira Zoé dio cabida a varios teloneros, entre los que sin duda destacó Chetes. Una vez más, el regiomontano mostró su calidad como compositor e intérprete, pero ahora con un formato a trío muy efectivo e interesante. Acompañado por Yamil Rezc y Andrés Sánchez en batería y bajo (quienes también respaldan a Zoé durante el acústico), Chetes canta, toca la guitarra y el teclado en forma fluida y vigorosa.

Entonces, ¿qué podría mejorar Zoé? No mucho. Independientemente de nuestro gusto hacia su obra, es insoslayable que su constancia, dedicación y talento han dado frutos. Esperaremos lo que tengamos que esperar para que León Larregui, voz y rostro del grupo, adquiera mayor seguridad y se decida a derribar (ojalá sin petulancia, mal de tantos) la cuarta pared, ésa que aún lo distancia un poco del espectador. Esperaremos a que trabaje con mayor oficio sus letras y que, ojalá, nunca pierda la enorme intuición que posee y que con justicia lo ha llevado a convertirse en la figura señera que es hoy. Bien por ellos.

Postdata: Recomendamos ir a la ópera los próximos 13 y 14 de agosto, cuando se estrenará en México Otra vuelta de tuerca, del compositor británico Benjamin Britten (1913-1976). Sala Miguel Covarrubias, Centro Cultural Universitario, 5 PM.