Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 13 de febrero de 2011 Num: 832

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

La escritura al margen
Adriana Cortés entrevista con Clara Obligado

Los secretos revelados del romano Palacio Farnesio
Alejandra Ortiz Castañares

Remedios Varo:
poesía en movimiento

Guadalupe Calzada Gutiérrez

In memoriam (1975)
Héctor Mendoza

Héctor Mendoza,
la espiral y el laberinto

Miguel Ángel Quemain

El quehacer escénico de Héctor Mendoza
Juan Manuel García

Leer

Columnas:
Prosa-ismos
Orlando Ortiz

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
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Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
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con Clara Obligado

La escritura al margen

Adriana Cortés

Exiliada en España desde hace más de treinta años, por motivos políticos, Clara Obligado (Buenos Aires, 1950) es compiladora de las minificciones que integran Por favor sea breve. También ha escrito cuento, ensayo, y fundó el primer taller de escritura en España. En 1996 recibió el premio femenino Lumen por su novela La hija de Marx. Clara Obligado muestra un particular interés por la literatura transterrada.

 

–¿Ha escrito sobre su experiencia del exilio?

–Escribí un cuento, “Exilio”, sobre este tema, publicado en Sólo cuento I (Dirección de Literatura, UNAM). Me di cuenta que yo quería contar lo que la historia no contaba bien. Lo que llamo literatura trasnacional, sin fronteras, tiene que ver con el exilio. En Argentina hay la sensación de que la gente del exilio huyó del país y tuvo una vida dorada. Creo que si decimos que el exiliado no es un perseguido político, la dictadura ha triunfado. Mi cuento tiene una estructura en abismo, donde un personaje llega el día que yo llegué a España y va teniendo múltiples vidas: todas ellas son positivas, negativas, dolorosas, unas terminan en muerte, otras en resurrección; una de ellas sucede en México. Lo escribí muy rápido, lo llevaba muy adentro, tiene muchas líneas de acción.

–¿Que aprendió de Borges, su maestro y gran cuentista?

–He terminado ahora un libro de cuentos, mi homenaje a Borges. Aprendí que hay que reírse de las cosas importantes, ser un poco más irónico frente a la vida y a leer de una manera marginal. Borges nos daba literatura inglesa y no daba Shakespeare, decía: “obvio, Shakespeare lo lee cualquiera. Vamos a leer a Thomas de Quincey, a Christopher Marlowe, o novela policíaca” que en esa época no estaba tan de moda. Borges te enseñaba a ser ecléctico, a no ser nacionalista, a ser abiertos con otras culturas. Me interesa la literatura que escriben las mujeres transterradas.

–¿Qué características presenta la literatura transterrada?

–Es una literatura de fronteras que sucede en un espacio intermedio. A nivel temporal podríamos decir que sucede en el espacio de la siesta, siempre está en un margen; suele hablar de temas descentrados, es una literatura incómoda: no tiene una estantería en las bibliotecas, no sabe dónde está. Dialoga con otros textos, cuestiona el idioma (cosa muy importante para un escritor), crea historias de vínculos extraños. Nabokov o Conrad son autores transterrados. Borges postula todo esto y lo asienta: es un escritor periférico y a mí eso me parece interesantísimo, más viviendo en Europa, que tiene una tentación imperial que no abandona. Creo que en Europa pasan cosas porque pasan cosas fuera. La literatura tiene que ser un puente, no una pared.

–¿La escritura de Roberto Bolaño es marginal?

–Creo que él escribió en el margen. Es hijo de El aleph, del Borges que todos admiramos. Hace una literatura trasnacional. Yo me siento mucho dentro de la órbita de Bolaño, me parece que ha sabido comprender el mundo de manera fragmentaria, como buen transterrado. Eso me interesa de él. Estrella distante es una de las mejores novelas que he leído en muchísimos años: no sabes si es un thriller, una novela política, sentimental; si es una simple crueldad, si es una novela amorosa o una novela de peleas de hermanas. ¿Qué es? Es la expresión de un mundo roto. Yo quiero ser una gente distinta a cada tanto, me gustaría ser el Bolaño de Estrella distante, como me gustaría ser la Alice Munro de El amor de una mujer generosa.

–¿Usted fundó el primer taller de escritura en España?

–Fue el primer taller de escritura de España. He trabajado mucho con la minificción. Siempre me ha gustado Augusto Monterroso, la Historia de la literatura fantástica de Borges. Arreola tiene una potencia sexual que jamás tuvo Borges, quien igual que Cortázar tiene minificción. Estos textos los daba en clase y los reuní en Por favor sea breve, libro decreciente que acaba con el cuento más corto.

–¿Qué minificción recuerda?

–El texto de Borges sobre Matilde Urbach: “Yo, que tantos hombres he sido, no he sido nunca aquel en cuyos brazos desfallecía Matilde Urbach.” También de Cabrera Infante y las Instrucciones de Cortázar me encantan. Patricia Esteban Erlés ya contesta los textos de Arreola. El intertexto es fuertísimo en el hiperbreve, me parece que es un texto de experimentación, mucho más que el cuento tradicional. Tiene que ver con los soportes de nuestra época: el móvil, la pantalla, el graffiti. Yo lo veo como uno de los géneros con futuro potente; en España hay una producción de gente muy joven. José María Merino, aunque es un hombre de setenta años, es uno de los grandes minificcionistas.

–Con una frase breve, ¿cómo define la minificción?

–Es como una brasa. Siempre pienso que es como dar un salto y caer en la punta de la cabeza de un alfiler. Es un enorme abanico que se concentra, una chispa que tiene que ver con lo intenso y lo súbito, pero es de una escritura más lenta y reflexiva. Si bien en la génesis de una minificción siempre hay una chispa, en su trabajo siempre hay un picapedrero. Una minificción no soporta una palabra fuera de lugar, con una coma se te cae el texto. Tiene algo de circo. Ahora yo escribo cuento, creo que he perdido la paciencia para ser novelista. La novela, como es un género más popular, ha entrado en lo comercial; si escribes una novela, de alguna forma escribes lo que el editor quiere o lo que sabes que te van a publicar. Me parece frustrante para mí como escritora. El cuento es una actividad inútil; no tiene ningún sentido, y por lo tanto, es un buen terreno de experimentación y por mi experiencia con lectores –que tengo mucha–, los buenos lectores están leyendo cuento en este momento. ¿Qué es la literatura, a fin de cuentas? Creo que es la capacidad de pensar el mundo con imágenes, y ¿dónde se está pensando el mundo con imágenes? Para mí, en el cuento.