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HUGO GUTIÉRREZ VEGA
No hay Juan sino Juanes
LUIS GARCÍA MONTERO
Nombrar con nombre imposible
DANIEL FREIDEMBERG
Los fantasmas con un sollozo mudo
EDUARDO HURTADO
Juan Gelman o “Los hielos de la furia”
VÍCTOR RODRÍGUEZ NÚÑEZ
Don Juan Gelman
ENZIA VERDUCHI
Juan Gelman: palabra de hombre
JOSÉ ÁNGEL LEYVA
Juan Gelman, su poética
JUAN MANUEL ROCA
Un poeta metido en el baile
JORGE BOCCANERA
Tres poemas inéditos de Juan Gelman
Juan Gelman: del poeta, de la tragedia y la esperanza
JUAN RAMÓN DE LA FUENTE
La Vibración del poema
RICARDO VENEGAS entrevista con MARIO CALDERÓN
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Los fantasmas con un sollozo mudo
Foto tomada del documental Juan Gelman y otras cuestiones, de Jorge Denti, 2009 |
Eduardo Hurtado
Adelante en la aventura de ser, de averiguarse al paso de los días, Juan Gelman desciende a los antros más hondos de la lengua. Como Quevedo y Vallejo, padre y abuelo mineros, formula de nuevo la misma pregunta: ¿qué soy, quién soy? Duda esencial y fundadora que indaga por aquello que nadie ha de frasear sin acudir al balbuceo. Hamlet porteño, Gelman asume una perplejidad tanguera al enfrentar las cachetadas de la muerte y la vida. A la primera, de plano la releva de su oficio discreto de putilla para endilgarle un nombre más puntual: “hijaeputa”. A la otra le pinta una gambeta y la deja plantada con sus viejas ofrendas en la mano. Como sea, una y otra conviven aquí en tensión, se completan a fuerza de oponerse: “La vida y la no vida tan/ juntas en un pedazo de muerte/ no tienen peso ni medida ni precio.” El desencanto y la desdicha son apenas escalas en el largo camino hacia el hallazgo “de lo que nunca fue”. Así restaura el poeta su extenso inventario de utopías; así también les restituye su dimensión de cosas por cumplirse. Nada es pérdida en el diario afanarse por la dicha, en el juego infinito de asediarla: el amor, cada día, vuelve a echar mano del gesto y la palabra para lamer las heridas de lo posible. Lo que esta voz informa desde hace más de cincuenta años se afina y se depura cada día en líneas abiertas a ciertos sueños que no se pueden comer, ciertos fantasmas “que vuelven a la lengua con un sollozo mudo.”
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