Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Suplemento Cultural de La Jornada
Domingo 26 de abril de 2015 Num: 1051

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Tres poetas

José Kozer:
claroscuros de
emoción e inteligencia

Jair Cortés

La pintura en la
Bolsa o el arte
como valor seguro

Vilma Fuentes

Eduardo Galeano
y los zapatistas: con
los dioses adentro

Luis Hernández Navarro

Eduardo Galeano:
escribir en el
siglo del viento

Gustavo Ogarrio

Galeano y el
oficio de narrar

Adriana Cortés Koloffon
entrevista con Eduardo Galeano

Fragmento de
una biografía

Nikos Karidis

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Columnas:
Bitácora bifronte
Jair Cortés
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
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Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
La Casa Sosegada
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Cinexcusas
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Historia de un vestido de novia

Antonio Ramos Revillas


Vestido de novia,
Socorro Venegas,
Tusquets,
México, 2014.

Desde La noche será negra y blanca, publicada por Ediciones Era, pero incluso antes, en su libro de cuentos La risa de las azucenas, la narrativa de Socorro Venegas había dado muestras de ciertas características: la lenta mirada sobre el dolor, la pérdida como eje constructor en las tensiones narrativas, una tensión que en ocasiones se detenía hasta casi convertir la obra en la elaboración de una estampa o un cuadro que, sumado a un lenguaje de oraciones cortas pero precisas, narraban la negación como eje narrativo.

Ahora, en Vestido de novia, la autora regresa tras un largo silencio y reitera los símbolos de su narrativa que siempre se aleja de la violencia policíaca y otras modas en la narrativa mexicana, para enfocarse en un mundo donde la infancia y la muerte producen estragos en los mundos íntimos.

La historia tiene un inicio que reitera además ese otro concepto presente en la obra de Socorro Venegas que es la idealización del ser amado que ha desaparecido. Si en La noche será negra y blanca ese símbolo surge con un hermano muerto y también un padre ausente, en esta novela quien carga con esa función es Aldo, el primer marido de la protagonista y quien falleció hace años por una situación tan cotidiana que se vuelve ridícula: un accidente en la regadera. La protagonista, Laura, quien ahora tiene un hijo, vuelve al recuerdo del ser ausente cuando la dependiente del cementerio le hace una oferta: comprar el nicho donde descansan los restos de Aldo. Aquella solicitud bloquea a Laura y le sirve de pretexto para narrar la vida con su antigua pareja, para restaurar el amor en una larga endecha; esta novela es, al mismo tiempo, un canto de despedida.

Otra de las características recurrentes en la obra de Socorro es el Virgilio. En su novela anterior, la chica encuentra en el escritor Millá una serie de votos y explicaciones que le servirán de guía para encontrar a su padre; en esta novela esa función le corresponde al hijo de la protagonista, Emilio, quien con sus preguntas termina por enderezar ese andar errante de su madre. Si Aldo lleva a Laura a la muerte, Emilio la enlaza con la vida.

Aquí, allá, salta también una serie de personajes completos, pintados apenas con unas pocas líneas: la chica que atiende el cementerio y desea comprar el nicho para sus padres, un coleccionista de botellitas de vino, con quien Aldo mantenía una relación postal –él le enviaba licores mexicanos y el otro le regresaba algunos islandeses–, así la nueva pareja de la protagonista, de alguna manera ausente, le da más peso al amante muerto.

Vestido de novia también reflexiona en la infancia y en el concepto de luto. Estamos ante un personaje que aunque de alguna manera ha reconstruido su vida, tiene una nueva pareja y un hijo, no deja por ello de vivir enlutada; tal vez eso se muestre en las acciones que realiza, muchas cargadas de lentitud, movimientos que casi son susurros y, sobre todo, en la gran carga reflexiva sobre la muerte que abarca la novela.

Esta última también se reitera en otras novelas y cuentos de Venegas. Hay uno, “Pertenencias”, en donde cansada de mirar los objetos de su esposo muerto, una chica pone un anuncio en el periódico para hacer un trueque de casas: encuentra, para su fortuna, a una mujer que también desea olvidar.

La negación de la vida surge como un elemento narrativo que Socorro Venegas ensaya en sus libros y cuentos. Su contrapunto es la infancia: en la infancia es cuando surgen las tragedias, como en su cuento “Globo terráqueo”, pero también se simboliza la muerte en el futuro. En Vestido de novia Laura persigue una mariposa negra que, de alguna manera –pensará años adelante–, era ya un presagio de su viudez.

Con estas herramientas: acercamientos al tema de la negación, la infancia, el Virgilio que conduce a sus personajes por las lagunas estigias de la memoria, Socorro Venegas se desmarca de las búsquedas de muchos de sus contemporáneos. Su prosa, que linda en los terrenos de la prosa poética, se lía perfectamente con cierto estado sensible de la narrativa. Las suyas son novelas que dejan heridas. Andan despacio, pero sacuden. Son precisas aunque sus personajes no sigan de manera tradicional la tensión narrativa, pero eso no importa porque en ese rodeo surge un lenguaje rico, grandes momentos del dolor y la aceptación. Ya sea en un cuento o en sus novelas, Socorro siempre construye un mundo que dejará satisfechos a sus lectores.



Bitácora Pública,
abril 2015,
año 1, número 1,
México, 2015.

Esta es es una revista mensual centrada en la difusión de la cultura que fomenta la crítica como formadora de conciencia social. En su editorial menciona “Ante un panorama en el que la incertidumbre se adueña de la vida cotidiana, una revista como Bitácora Pública propone una escala en la reflexión y en el análisis del status en que Morelos y el país se encuentran”. Las artes, la cultura, el análisis social, el tema jurídico y el sociológico –sensores ineludibles de los acontecimientos– forman parte de estas páginas que se ofrecen pioneras en el impulso a la reflexión en Morelos a través de múltiples disciplinas. Esta agenda, entonces, es una reunión para el debate que busca la claridad a través del disentimiento, pero también el acuerdo en favor del bien común. Esta primera edición (ya distribuida en Educal) alberga la luz de las palabras del maestro Ricardo Garibay, pilar fundamental de la narrativa mexicana, una entrevista con Cisco Jiménez, uno de los mejores artistas plásticos de su generación en Morelos, la poesía italiana de Lucía Cupertino, al gran poeta ruso Osip Mandelshtam (traducido por Víctor Toledo) y un texto del enorme cronista y escritor que fue Carlos Monsiváis sobre la fotografía de Ricardo María Garibay. Bajo la dirección de Ricardo Venegas, Ricardo Tapia y Trinidad Padilla, la publicación promete grandes momentos para el lector, tanto en la versión impresa como en el ámbito virtual.