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Robert Capa, reportero de guerra
Manuel García
El trabajo de Robert Capa, según su biógrafo Richard Whelan, se inscribe en la historia de la prensa gráfica del siglo XX, una historia vinculada a la revolución industrial, la evolución de las cámaras fotográficas y el concepto de la fotografía.
Por su formación en Budapest (1913-31), su iniciación en la fotografía en Berlín (1931-33) y etapa profesional en París (1933-1936), el discurso visual de Robert Capa se nutre de la escuela fotográfica húngara de Jozsef Pécsi; Lajos Kassák y Gyorgy Kepes; del reporterismo berlinés de Harald Lechenperg, Félix H, Man y Otto Umbehr (Umbo) y de la fotografía que hacían en París fotógrafos como Henri Cartier-Bresson, Giselle Freund, André Kertesz, Hans Namuth, David Seymour y muchos más.
El de Capa es un trabajo que, al cabo de los años, tuvo un amplio reconocimiento internacional, gracias a la gestión del International Center of Photography de Nueva York.
Interior de La maleta mexicana con miles de negativos tomados por Robert Capa, durante la Guerra civil española |
Robert Capa, cuyo nombre de pila era André Friedmann, nació el 22 de octubre de 1913, en la ciudad húngara de Pest. Por entonces Budapest estaba todavía dividida por el Rio Danubio en dos barrios distintos: Buda y Pest. Inscrito en el Imre Madách Gymnasium de Barcsay Utca, allí haría sus estudios secundarios, formándose en la lengua hebrea y la cultura judía.
Su primer contacto con la fotografía lo haría a través de Eva Besnyö, amiga y fotógrafa. Su primer encuentro con la cultura lo hizo a través de Lajos Kassák, fotógrafo y fundador del periódico Munka. Interesado por la literatura y la política decidió, desde muy joven, dedicarse al periodismo. Tras los diversos avatares de Hungría en la primera guerra mundial, la llegada al poder de Béla Kun (1918) y el golpe de Estado posterior del almirante Horthy (1919) y la persecución de la izquierda (1931), decide abandonar Budapest e irse a Berlín.
Instalado en Berlín, Capa se inscribe en la Deutsche Hochschule für Politik con el ánimo de ampliar su formación política. Gracias a Eva Besnyö contacta con Simon Guttmann, director de la agencia Dephot (Deutscher Photodienst), donde se inicia como ayudante de laboratorio, hasta que en 1932 lo envían a Suecia para cubrir un mitin de León Trotsky, que publicaría en la revista Der Weltspiegel, siendo el primer reportaje de su carrera profesional. Al ser nombrado Adolf Hitler como canciller de Alemania (30/I/1933) y ante el ascenso de los nazis y persecución de la gente de izquierdas decide, con el apoyo de una organización judía, marcharse de Berlín y regresar a Hungría.
En el otoño de 1933, Csiki Weisz y André Friedmann llegan en tren por la Gare de l’Est a París. Allí contactan con la Schutzverband Deutscher Schriftsteller, que se reunía en el Café Mefisto, a donde acudían emigrados como los escritores Arthur Koestler, Egon Erwin Kisch, Gustav Regler, Paul Westein y otros. A lo largo de su estancia en la capital francesa conoce, entre otros, a los fotógrafos Cartier-Bresson, Giselle Freund, André Kertesz, Hans Namuth y David Seymour. Los años parisinos son duros y llenos de incertidumbres laborales, hasta que la Agence Centrale, creada por los hermanos Kart y Hans Steinitz, le encargan algunos reportajes e incluso le facilitan una cámara Plaubel Makine para que realice su trabajo; oportunidad que amplía con los encargos que, desde Zurich, le hace de vez en cuando para empresas suizas Simon Guttmann. Así sobrevive, hasta que conoce a Gerta Pohorylles (1910-37), con quien compartiría, desde entonces amistad, trabajo y pasión personal.
Primera cámara Leica de Robert Capa en 1932 usada
para fotografiar a Trosky en Dinamarca |
En la capital francesa, Gerta Pohorylles se convierte en la fotógrafa Gerda Taro y André Fiedmann en Robert Capa, iniciando sus colaboraciones con la Agencia Anglo Continental (1934), creada por Fritz Goro y Marie Eisner. De esta manera, Capa hace su primer viaje a España, donde realiza un par de reportajes sobre el boxeador Paulino Uzcudun en San Sebastián y el aviador Emilio Herrera en Madrid, que publicaría en las revistas Vu (París) y Berliner Illustrierte (Berlín). La creación, por Marie Eisner, de la agencia Alliance Photo (1934), que distribuye los reportajes para las agencias ABC de Ámsterdam y Black Star de Nueva York, amplía sus perspectivas profesionales.
En los albores de 1936 cambia por completo la situación política tanto en España como en Francia, al ganar el Frente Popular las elecciones en ambos países, con la diferencia de que Francia se enfrenta a importantes protestas de la clase trabajadora y España a una rebelión militar.
De los Cuadernos de guerra de España a La maleta mexicana
Niña en el Centro de Refugiados
en Tránsito, Barcelona, 1939 |
Primero fue el hallazgo de las fotografías de los Cuadernos de guerra de Robert Capa, conservados en los Archives Nacionales de France en París, exhibidas por vez primera en el Congreso Internacional de Intelectuales y Artistas (Valencia, 1987).
Quizá lo más asombroso del hallazgo no fue recuperar los negativos de sus reportajes, remitidos a las agencias de prensa de la época –Anglo Continental Press-Photo, Alliance Photo, Back Star, etcétera– y a las revistas ilustradas del período –Vu, Regards, Life, etcétera–, sino los álbumes de sus fotos, testimonio excepcional del meticuloso trabajo del reportero de prensa.
Luego fue el hallazgo de la llamada La maleta mexicana, que apareció en Ciudad de México en 2007 y contenía –según reporteó en su momento Merry MacMasters en La Jornada (México, 13/IX/2013–, unos 4 mil 500 negativos de la Guerra civil española atribuidos a los fotógrafos Robert Capa, David Chim Seymour y Gerda Taro.
Robert Capa, fotógrafo de guerra, 1936-39
Así, el 5 de septiembre de 1936, llega Robert Capa a Barcelona y da comienzo el primer trabajo como reportero de guerra, una labor que entre 1936 y 1937 comparte con Gerda Taro, cuya autoría, en algunas secuencias, todavía plantea dudas entre los expertos. La cobertura de la Guerra civil española pasa por diversas etapas. La primera es el trabajo conjunto de Capa y Taro por Barcelona, el Alto Aragón, Madrid, la provincia de Córdoba y el Congreso de Intelectuales Antifascistas en Defensa de la Cultura, hasta la muerte trágica de Gerda Taro (1937). La última es el retorno, ya en solitario, de Robert Capa a Madrid, Teruel, el frente del Segre, los reportajes sobre los refugiados de Tarragona a Barcelona, la despedida de las Brigadas Internacionales y los campos de concentración franceses (1938-1939). En medio está el periplo de Capa como reportero y ayudante de cámara de Joris Ivens –autor del documental Spanish earth (1937, en el conflicto chino-japonés (1938).
Fotos tomada del libro: Robert Capa, cuadernos de guerra en España (1936-1939), editado por la Diputación Provincial de Valencia |
Como quedó evidenciado en las exposiciones Fotografía e informazione di guerra (Venecia, 1976) y La guerre civile espagnole (Barcelona, 2003), la imagen de la guerra es la suma de las imágenes foráneas y las imágenes lugareñas. Al trabajo realizado por reporteros gráficos extranjeros como Robert Capa, Hans Namuth o David Seymour, hay que añadir el de reporteros gráficos españoles como Agustí Centelles, Foto Mayo o Finezas, por poner sólo unos ejemplos. Estamos hablando de fotografías que publicaba tanto la prensa ilustrada extranjera –Vu, Life, Picture Post, entre otros medios– como la prensa ilustrada española: ABC, Ahora, Crónica, Mundo Gráfico, La Vanguardia, etcétera.
Una de las virtudes de la exposición La maleta mexicana, exhibida en México, con hojas de contactos, setenta fotos, sesenta revistas y un par de filmes, de imágenes realizadas por Capa, Seymour y Taro, es que desglosa la obra a través de los reportajes de las revistas; los álbumes del autor y las fotografías de mayor impacto del período. Todo esto permite ahora valorar mejor el trabajo nómada de este autor y sus amigos, que van recorriendo de norte a sur la geografía española para testimoniar el conflicto bélico en la prensa extranjera.
Una guerra, unas imágenes
Retirada de las Brigadas Internacionales, Madrid, 1938 |
La ciudad de Barcelona, en el verano de 1936, aparece a través de varias secuencias: una pareja de milicianos sonrientes, disfrutando del sol en una plaza pública, con la peculiaridad de que el hombre lleva corbata, moño azul y un fusil en la mano (1936); el retrato del niño vestido de miliciano con una gorra de la Unión de Hermanos Proletarios; una cartuchera y correaje de cuero y un fusil de juguete de madera al hombro; una sonriente estampa del tren, lleno de milicianos que desde la Estación de Francia, seguramente, parte en pleno estío hacia el frente bajo la consigna: “Jurad sobre estas letras, hermanos: antes morir que consentir tiranos.” Con ese bagaje urbano, Robert Capa va al frente del Alto Aragón, donde aparecen los fusiles, las trincheras y los milicianos anarquistas que, por esas fechas, combatían en el frente y luego captarían tanto la fotógrafa húngara Kati Horna como el fotógrafo español Agustí Centelles. El periplo español pasa por Madrid camino de Toledo y la provincia de Córdoba, en cuyo Cerro de Muriano captaría la muerte de un miliciano, que sería una de las imágenes emblemáticas de la Guerra civil española, reproducida en las revistas Vu (París, 23/IX/36); Regards (París, 1937) y Life (Nueva York, 12/VII/1937).
Como se mencionó, en 1936 y 1937 todavía trabajan juntos Robert Capa y Gerda Taro para cubrir reportajes en Madrid, Teruel y Valencia, hasta la muerte accidental de la fotógrafa en Brunete. Los reportajes evocan retratos en primer plano de milicianos, destacando la diversidad de los uniformes y las expresiones todavía sonrientes de muchos de ellos y detalles de los republicanos luchando desde las trincheras.
El final de la Guerra civil española, 1938-39
El retorno de Robert Capa a España coincidió con la despedida de las Brigadas Internacionales. Aún le dio tiempo a estar en Les Masies y en Barcelona, para fotografiar los rostros de los voluntarios llegados de todas partes del mundo para defender los valores de la España republicana.
En Barcelona, en el Hotel Majestic, vuelve a encontrarse con buenos amigos: el periodista Herbert Matthews; el escritor Ernest Hemingway y el fotógrafo David Seymour. Al grupo se unen la periodista inglesa Diana Forbes-Robertson y la periodista estadunidense Martha Gellhorn. En apenas unos meses y en la transición del otoño de 1938 a los primeros días de 1939, Robert Capa cubre periodísticamente el frente del río Segre, que consigue publicar en portada y páginas centrales en las revistas Regards (24/XI/1938), Picture Post (3/XII/1938) y Match ( 22/XII/1938).
Robert Capa antes del desembarco en Normandía, 1944 |
Bombardeos, trincheras, heridos. De nuevo la guerra. Sin olvidar el factor humano. La evacuación a hombros de un herido, el cigarrillo en el frente de un miliciano, el rostro de un periodista leyendo entre la maleza el periódico del día. El siguiente reportaje tiene que ver con el avance de los militares franquistas que han llegado a Vinaroz y fuerzan la huida hacia el norte de miles de refugiados, como lo evidencia la portada de Regards (París, 16/I/1939). Los horrores de la guerra no impiden que en esos reportajes vuelva a mostrar su sensibilidad al evocar los perfiles humanos de la población civil.
A Francia se dirigen, en febrero de 1939, miles de republicanos, hasta llegar a la zona de desarme y control de los refugiados, poco antes de entrar en territorio francés y ser internados en improvisados campos de concentración a orillas del mar. El automóvil de Jimmy Sheean sirve para trasladar a Francia a Matthews, Forrest, Gallager y Capa. Este último aún tuvo energías para regresar a los campos de concentración de Argelès-sur-Mer y Le Barcarés, y dar testimonio de las escenas de los refugiados hacinados en barracones improvisados a orillas del mar Mediterráneo. Esta fue una labor que hizo hasta poco antes de que el general Lázaro Cárdenas, presidente de México entre 1934 y 1940, decidiera dar asilo a miles de españoles que llegarían al puerto de Veracruz en los barcos Sinaia, Mexique y Flandre, bajo la gestión solidaria desde Marsella de la duquesa de Atthol, el cónsul Gilberto Bosques y el museógrafo Fernando Gamboa.
Ese año comenzaría la historia de los refugiados españoles en tierra mexicana, cuyas últimas instantáneas fotográficas, en los campos de concentración franceses, captarían Robert Capa, Agustí Centelles y David Seymour, entre otros, como testimonios de esa historia que, en breve, cumplirá ya setenta y cinco años.
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