Portada
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Hugo Gutiérrez Vega
Avida dollars:
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Contratas de sangre
Marco Antonio Campos
La hija de Chava Flores
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Elegía de la novela zombificada
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En dos salas de espera
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Volver al pasado: melodrama y restauración
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El sentido caduco
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La desarticulación escénica, el INBA
Es difícil creer y menos aceptar que las instituciones equipadas con un conjunto de mecanismos que permitirían el desarrollo de un patrimonio informativo sobre sus actividades escénicas no puedan exponer en línea lo que han hecho a lo largo de su historia y mostrar los trabajos más recientes en busca de nuevos públicos y de complementar la información que se ofrece en programas de mano. Eso pasa, entre otras instituciones, con el INBA, que no acierta a crear un acervo web para el teatro.
El Centro de Información Rodolfo Usigli tiene dos direcciones electrónicas que confunden: una muy pobre, que depende del servidor de Bellas Artes (www.citru.bellasartes.gob.mx/), que en los últimos diez años se ha caracterizado por su ineptitud y su falta de pericia para manejar la interfaz lenta e inútil del Instituto, y otra que depende del Cenart.
En esa misma página hay un vínculo que en realidad es un nuevo sitio que se llama Investigadores en Línea (www.citru.bellasartes. gob.mx/investigacionesenlinea), que contiene una serie de elementos valiosos pero que, en conjunto, muestran la pobreza y la lentitud con la que avanza el Centro.
Llama la atención el vínculo que hacen a la página de www.teatromexicano.com.mx, porque no funciona, aunque con ella pretenden ofrecer un servicio de anuarios teatrales que sí hace estupendamente una joven editorial de libros electrónicos que se llama Malaletra libros y que tiene en versión digital y gratuita varios anuarios teatrales con la referencia de los montajes realizados en los estados del país, desde 2007 hasta 2011 (aunque se trata de un listado de puestas en escena). Vale la pena seguir ese esfuerzo que también contiene una colección incipiente, pero ya valiosa, de obras de dramaturgos jóvenes y sólidos como Edgar Chías y Ximena Escalante, por mencionar dos sobresalientes.
El orden conceptual del citru es el equivalente a un frankenstein atomizado en varias páginas (por ejemplo, es difícil saber cuál es la función documental de un ciclo de entrevistas en un blog sin resguardo institucional http://citeuinba.blogspot.mx) que se duplican y despilfarran un recurso informativo que exige mejor planeación. La Escuela Nacional de Arte Teatral tiene un sitio que ya no funciona pero sigue activo (www.cenart.gob.mx/escuelas/teatro/index.htm) y confunde. La dirección electrónica que sí funciona (www.enat.bellasartes.gob.mx) tiene un menú sencillo con un contenido informativo mínimo. Se limita a informar sobre su historia, misión y objetivos de modo breve, así como sobre las convocatorias de sus licenciaturas y maestría en dirección escénica. A pesar de que lo suyo es la educación, no cuenta con documentos o bibliografías, y no se sabe quiénes son los profesores. Hay un pequeño panteón con dramaturgos ejemplares (Carballido, Guillaumín, Guevara, Martínez Valdés), pero nada más.
El otro elefante del inba es el Centro Cultural del Bosque, sobre el que mencioné en otra entrega que cuenta con un gran acervo en video, cuyo desorden lo convierte en un patrimonio inerte e inútil. El trabajo en ese espacio muestra ciclos que están reseñados, boletinados y, en algunos casos, registrados en video y son una memoria fundamental de nuestro teatro. Tal vez el citru debería ocuparse de insertarlo en su Videoteca, donde apenas cuenta con siete videos.
La página web de la Compañía Nacional de Teatro apenas refleja la punta de un iceberg cargado de riqueza actoral, dramatúrgica y de dirección que merecemos tener a la mano en términos informativos. Contrasta con la riqueza documental de las publicaciones que se han realizado para dar cuenta de sus grandes montajes.
La Coordinación Nacional de Teatro tiene en sus manos un programa de difusión y educativo muy importante que no se refleja en sus páginas. Lo refieren, dicen en qué consiste, cuáles son sus objetivos y alcances, pero no hacen un seguimiento y tampoco documentan qué pasa con el Programa Nacional de Teatro Escolar, el de Formación Continua y el de Circulación, Muestras y Festivales. Las actividades especiales están documentadas y lo más valioso, lo que ninguna página nacional ofrece, es un amplio listado de vínculos o ligas con el panorama teatral, su Directorio de Enlaces, organizado en casi veinte categorías sumamente útiles. Lo adverso es que no están actualizadas y muchas no funcionan.
Una muestra de un aparato cultural desarticulado en su información en línea. Es un esfuerzo que empezó hace por lo menos quince años y parece que no es capaz de organizarse y capitalizar la experiencia. Desafío nodal de la nueva administración.
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