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Germaine Gómez Haro
Retrospectiva de Brian Nissen en Bellas Artes
En el Museo del Palacio de Bellas Artes se presenta la espléndida exposición Brian Nissen en la mira. Primeros 25 años, muestra retrospectiva que reúne alrededor de 125 piezas que dan cuenta de la intensa y rigurosa trayectoria del artista de origen británico (Londres, 1939), quien en 1963 eligió nuestro país para alternar su residencia con Nueva York y Barcelona. Creador “mexicano” por elección personal, Nissen se insertó en el movimiento conocido como Ruptura en la década de los sesenta, aportando al controvertido ambiente cultural de esos años una obra rica en propuestas estéticas y conceptuales, heredera de la gran tradición del pop inglés. Resalta en esta muestra la amplia selección de obras tempranas prácticamente desconocidas, y en las que ya se palpan muchas de sus obsesiones, que con el paso del tiempo se han convertido en elementos constantes de su muy personal lenguaje plástico, permeado de voluptuosidad, erotismo y una fina mezcla del british humour con el más sofisticado albur mexicano.
En los pequeños óleos de principios de los sesenta que dan inicio al recorrido, llama la atención el cromatismo exuberante, probablemente influenciado por la luminosidad tropical de nuestras latitudes, y una tendencia a la figuración realista. Sin embargo, muy pronto se aparta de esta vertiente y, a principios de los setenta, comienza a dar rienda suelta a la fusión de pintura y escultura, creando todo un repertorio de piezas híbridas de difícil clasificación que conforman una parte fundamental de su quehacer artístico hasta la fecha. Muy acertada es la inclusión de la pieza titulada La autoviuda, reconstrucción de una instalación efímera que se presentó en 1970 en el III Salón Independiente en el MUCA de la UNAM. Realizada bajo la consigna de ser un arte “pobre de material, lujoso en el concepto”, esta pieza, elaborada con papel periódico, cartón y pinturas vinílicas, denuncia el morbo amarillista en las revistas y periódicos de nota roja haciendo alusión a los asesinatos perpetuados por mujeres contra sus maridos. A pesar de haber sido concebida como obra efímera y obviamente sin fines comerciales, resulta una pieza altamente atractiva y sugestiva, en la que el autor construyó, a partir de formas geométricas ensambladas, una composición escultórica rítmica y dinámica, características siempre presentes en su trabajo tridimensional.
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Nissen acostumbra trabajar en series pictóricas y escultóricas en las que los temas de su interés o curiosidad se van encadenando y amalgamando unos con otros. Tal es el caso de las series inspiradas en el mundo prehispánico que ha ejercido en él una especial fascinación. Su trabajo reunido bajo los títulos de Iconos, relicarios y signos, Mariposa de obsidiana y Cacaxtla son un homenaje a la cosmogonía del México antiguo que el artista ha sabido descodificar desde sus entrañas a partir de una mirada contemporánea que teje redes sutiles de analogías y metáforas que interconectan el pasado y el presente, la tradición y la vanguardia. Asimismo, en la galería abierta de las rejas de Chapultepec se presenta la muestra El mundo de los códices de Brian Nissen, que reúne reproducciones de algunos de sus trabajos inspirados en los manuscritos pictográficos antiguos.
A lo largo de la exposición el espectador va percibiendo el rigor técnico que Nissen alcanza en todos los medios y soportes que explora, logrando una maestría poco común en estos tiempos en los que la banalidad de las modas impera sobre la conciencia de la buena factura. Se incluye también una selección de pequeñas esculturas en cerámica y bronce, así como un registro documental de sus esculturas públicas de gran formato que son parte medular de su trabajo. Como complemento de la exhibición que conmemora sus primeros veinticinco años de creación, se editó un libro bellamente impreso y profusamente ilustrado por Editorial RM, en combinación con el FCE y el CNCA, con textos de Alberto Ruiz Sánchez, Dore Ashton, Juan Villoro y Ricardo Cayuela. Vale la pena también sumergirse en el luminoso ensayo escrito por Nissen y publicado en Letras Libres en el mes de octubre, bajo el críptico título “Las secuelas de Frankenstein”, en el que el artista despliega su consabido humor negro e ironía cáustica en torno a la relación entre arte y ciencia. Las obsesiones y fetiches de Brian Nissen nos devuelven la posibilidad de involucrarnos con un arte humanista, inteligente y sensible que se resiste a la frivolidad y a la homogeneidad de nuestro mundo circundante.
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