Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 18 de noviembre de 2012 Num: 924

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Viajero del poema
Ricardo Venegas entrevista
con Víctor Manuel Cárdenas

Los negocios son
mi problema

Cuauhtémoc Arista

Traducir un verso
de Rostand

Ricardo Bada

De Rotterdam
a Mexquititlán

Agustín Escobar Ledesma

Bulgakov y el
teatro soviético

Hugo Gutiérrez Vega

Bulgákov, el antiburócrata
Ricardo Guzmán Wolffer

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Columnas:
Prosa-ismos
Orlando Ortiz
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
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Luis Tovar
La Jornada Virtual
Naief Yehya
A Lápiz
Enrique López Aguilar
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Cabezalcubo
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Alonso Arreola
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De cómo “La macarena” fue alcanzada por la Gracia

La gente salía con una sonrisa en la cara; una sonrisa que buscaba complicidad en otras caras que buscaban otros ojos para intercambiar la aprobación de su mirada. Digamos que había una felicidad común que permitía romper la norma y hablar con quien fuera a la menor provocación. ¿Me entiende el lector/lectora? Era uno de esos momentos en que se crea lo que hoy llamaremos, por qué no, “la burbuja elástica”. Ese paréntesis en que nos felicitamos a nosotros mismos por vencer la desidia y el tráfico para asistir, sospechándolo apenas, a la construcción de esa memoria que destacará en el futuro.

El lugar fue ese magnífico foro –magnífico en serio– de chocante nombre (Roberto Cantoral), ubicado en la Sociedad de Autores y Compositores de México, en el DF. Los responsables de tal alegría: los tapatíos de Troker, recién llegados de una larga gira por Estados Unidos, quienes compartieron escenario con Sex Mob, cuarteto neoyorquino liderado por el incomparable trompetista Steven Bernstein. En unos y otros se cumplió la sagrada fórmula de lo hecho con cariño, sabiduría, talento y diversión. Troker en la cumbre de lo que fluye piel adentro para luego desbordarse hacia su audiencia como misión cumplida; Sex Mob en la renuncia a lo solemne, en el abordaje de una tradición tantas veces vestida de esnobismo y que en sus manos renace a partir del juego.


Steven Bernstein

Y sí, hablamos de uno de los muchos conciertos del ciclo Alternajazz, iniciativa surgida en Guadalajara que un jueves de cada mes muestra a verdaderos titanes de la música contemporánea nacional y estadunidense en un contexto de intimidad desafiante, disfrutable, perfecta. Hace algunas semanas lo recomendamos en este mismo espacio; la diferencia es que ahora podemos decir, con “los pelos de la burra en la mano”, que realmente vale la pena. Lo sabemos tras ir a las presentaciones del trío de Diego Maroto alternando con el de Jean-Michel Pilc; a la de Los Dorados alternando con Cuong Vu; a la de Acacia alternando con el New Zion Trio de Jamie Saft y a la de los mentados Troker y Sex Mob.

En todas ellas nos hemos llevado sorpresas encomiables que cumplen cabalmente con el objetivo del ciclo: alternar lo hecho en México con lo hecho pasando la frontera norte, generando comparaciones, sí (algo inevitable), pero sobre todo puentes entre músicos y, lo más importante, entre melómanos y lenguajes cada vez más escondidos por el decaimiento de la industria y por la incontrolable sobreoferta que han desatado las grandes productoras de conciertos.

Así las cosas, tenemos proyectado hacer presencia en otros tantos de los shows de Alternajazz, como los del 13 de diciembre y 17 de enero, cuando nos visiten Vehicle of Ascension y Marc Ribot’s Ceramic Dog, respectivamente. El primero es un combo dirigido por Jay Rodríguez (Groove Collective), saxofonista que ahora comparte una experiencia multimedia con proyecciones musicalizadas en vivo. El segundo es el grupo del guitarrista Marc Ribot, uno de los más extraños hacedores de ruido vía las seis cuerdas. Pero no se asuste quien nos tolera y llega hasta este punto y seguido. No. No se trata de un embustero disfrazado de genio. Más bien es un genio disfrazado de embustero que lleva su instrumento al borde del precipicio logrando someter nuestra atención para regocijo del espíritu o encabronamiento del estómago, lo que en estos tiempos de violencia y retroceso político se agradece, pues como dijera el gran Gil Scott Heron, “la revolución no será televisada”.

Prueba final de la valía del ciclo Alternajazz fue que, a la salida del concierto de Troker y Sex Mob, nos encontramos al amigo Óscar Sarquiz, quien con extática elocuencia dijo:  “Esta gente acaba de demostrar, una vez más, que no hay pretextos pobres, que hasta el motivo melódico más simple puede transformarse en algo grandioso.” Se refería a la pieza en la que ambas agrupaciones se fundieron para despedirse:  “La macarena”, ese bodrio surgido en algún verano español que, emblema del horror sonoro, gracias a ellos nos puso en “estado de Gracia”  y se convirtió en una alegoría que intitularemos:  De cómo el hombre puede reconstruirse a partir de sus tropiezos (y claro:  sonriendo).

P. D. Otros dos conciertos en los que esperamos ver a nuestros lectores este mes: el del guitarrista Leonardo Requejo, quien sonará en la Capilla Gótica del Centro Cultural Helénico el viernes 23, y el del bajista Victor Wooten, quien mostrará las virtudes de su grupo en el Lunario, el lunes 26.