Portada
Presentación
Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega
Bitácora Bifronte
Jair Cortés
Un campanero de
Agustín Yáñez
Roger Vilar
Puerto Rico, autonomía universitaria y dominación colonial
Héctor Lerín Rueda
La revolución de
los indignados
Majo Siscar
La movilización de
los desplazados
David Fernández
El 15M: la hora del despertar
Luis Hernández Navarro
Para entender el 15M
Luis García Montero
Leer
Columnas:
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Cinexcusas
Luis Tovar
La Jornada Virtual
Naief Yehya
A Lápiz
Enrique López Aguilar
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Cabezalcubo
Jorge Moch
Directorio
Núm. anteriores
[email protected]
|
|
Naief Yehya
[email protected]
La amenaza de Eurabia y la cruzada
de un solo templario en Noruega
Los invasores y sus aliados
Una temible conspiración amenaza a Europa. Por si no fuera suficientemente trágico que las ciudades y poblados, desde el sur de Italia hasta la Carelia finlandesa sean invadidos poco a poco por hordas musulmanas desalmadas, las izquierdas, los progresistas, los liberales, los multiculturalistas y hasta los moderados en todo el Viejo Continente conspiran con ellos para convertir a la Europa cristiana y blanca en una Eurabia jihadista y radical. Por esto, no son pocos los grupos de extrema derecha, los blogueros neonazis, las organizaciones fascistas, los militantes cristianos y las sociedades antiinmigrantes que se dedican a promover la idea de que la única respuesta a esta invasión es la violencia, no únicamente contra los musulmanes, sino contra los europeos tolerantes, quienes en el mejor de los casos son estúpidos e ingenuos y, en el peor, son traidores de raza que merecen ser eliminados antes de que lleven a cabo un monstruoso culturicidio y un suicidio racial colectivo. Durante muchos años, observadores del fenómeno han opinado que esta mentalidad pone en más riesgo a Europa que los propios jihadistas. Esta amenaza se materializó de manera aterradora el 22 de julio de 2011, cuando Anders Behring Breivik, de treinta y dos años, asesinó a setenta y siete personas en la isla de Utoya y en Oslo, en el doble crimen más espantoso de la postguerra en Noruega.
Terrorismos
Behring Breivik, quien se autodenomina caballero templario (un grupo de fanáticos que paradójicamente fueron acusados de herejía y destruidos), es un terrorista que cree que para establecer una teocracia se debe primero purgar al país de sus compatriotas traidores para después expulsar o exterminar a los musulmanes. Las cruzadas fueron actos brutales de terrorismo, plagadas de episodios tan sanguinarios que hacen palidecer a algunos de los grandes genocidios del siglo XX. La lista de actos abominables llevados a cabo en pos del rescate de la Tierra Santa es interminable, pero basta evocar la masacre de musulmanes y judíos en Jerusalén durante la primera cruzada, de la que Raimundo de Aguilers, canónigo de Puy y capellán de los invasores, escribió en sus memorias: “En las calles y plazas de Jerusalén no se veía más que montones de cabezas, de pies y manos: y sin embargo esto no es nada comparado con lo otro... Se derramó tanta sangre en la mezquita edificada sobre el antiguo templo de Salomón, que los cadáveres de los fanáticos de Mahoma nadaban en ella arrastrados a uno y otro punto. Veíanse flotar manos y brazos cortados que iban a juntarse con cuerpos que no le correspondían; en muchos lugares la sangre nos llegaba a las rodillas y los soldados que hacían esta carnicería apenas podían respirar debido al vapor que de ella se exhalaba.”
Culturicidios
Hay 170 mil musulmanes en Noruega, una cifra que la derecha xenofóbica maneja como si se tratara de una señal del apocalipsis. Es curioso que no recuerden que durante muchas décadas todas las tierras musulmanas del planeta fueron dominadas por tiranías coloniales europeas, desde Indonesia hasta el norte de África. Y esas potencias cristianas no sólo despojaron a los pueblos de sus riquezas, sino que crearon fronteras artificiales, les impusieron idiomas, monedas y costumbres; dividieron a las sociedades y les arrebataron tradiciones y cultura, es decir, exactamente lo mismo que la gente como Breivik y sus correligionarios creen que le va a suceder a sus países, no por ser invadidos por armadas poderosas, sino por masas de inmigrantes pobres que son usados para ocuparse de los trabajos manuales y sucios que muy pocos europeos blancos quieren hacer.
La ley antisharia
Y mientras Eurabia es el espantapájaros con que la extrema derecha asusta a las buenas conciencias europeas, en eu el terror de los conservadores cristianos antimusulmanes se llama ley sharia (o ley islámica, para vivir moralmente y alcanzar la salvación). En un tiempo en que el desempleo alcanza índices alarmantes, en que la industria se desploma y las corporaciones gozan de privilegios sin precedentes, los republicanos han logrado convertir la falsa amenaza de la ley sharia en su caballo de batalla y han logrado aprobar leyes en Oklahoma y Tennessee que garantizan que nunca se podrán aplicar las leyes islámicas en esos estados. La periodista Andrea Elliot escribió en un artículo de primera plana del New York Times el 31 de julio pasado que, detrás de esta ofensiva histérica que han adoptado grupos como el Tea Party y la derecha republicana, está el abogado brooklyniano David Yerushalmi, un judío hasídico originario de Florida que vivió en los territorios ocupados de Cisjordania, y que asesora entre otros políticos a candidatos presidenciales republicanos (Newt Gingrich y Michele Bachmann) y a un ex director de la CIA (James Woolsey) con ideas criminales muy semejantes a las que inspiraron a Behring Breivik a lanzar su cruzada personal contra Eurabia.
|