Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 14 de agosto de 2011 Num: 858

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Bitácora Bifronte
Jair Cortés

Un campanero de
Agustín Yáñez

Roger Vilar

Puerto Rico, autonomía universitaria y dominación colonial
Héctor Lerín Rueda

La revolución de
los indignados

Majo Siscar

La movilización de
los desplazados

David Fernández

El 15M: la hora del despertar
Luis Hernández Navarro

Para entender el 15M
Luis García Montero

Leer

Columnas:
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
Núm. anteriores
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Puerto Rico, autonomía universitaria y dominación colonial

Héctor Lerín Rueda

Un país con forma de isla, es un país con forma de cárcel
Luis Rafael Sánchez

Desde abril de 2010 ocurrió en Puerto Rico una serie de movilizaciones universitarias que, dada la solidaridad social que concitó, fue un pequeño –68 francés. Todo para oponerse a las medidas –económicas– ordenadas por Washington al gobernador anexionista local Luis Fortuño, en contra de la Universidad de Puerto Rico (UPR), la más grande del Caribe. Para no quedar mal, el gobernador aplicó el lenguaje que conoce: el policíaco. Pero con tan mala fortuna que ante una protesta que empezó a asemejarse a la de los –indignados– de España, no quedó al gobernador y sus empleados de la rectoría más que sentarse a negociar con los muchachos, ya que el movimiento cimbró las delicadas estructuras en que se asienta, tanto la seudoautonomía universitaria, como la arcaica dominación colonial en ese país.

Se produjo en versión caribeña una lucha por la educación universitaria, casi tan importante como la que en 1918 protagonizaron los estudiantes argentinos en Córdoba, a decir en estas páginas del excelente periodista Ángel Guerra.

Texto sobre el contexto

Si usted quiere conocer una nación que haya sido invadida, sometida a bombardeo, crimen político selectivo y colectivo; que haya obligado al sesenta y cinco por ciento de su población a irse del país, otorgando al resto una –ciudadanía– de segunda que no le permite votar, pero sí enrolarse en el ejército; que se le hayan expropiado sus tierras y despedazado su tejido social, desempleado a su población sumiéndola en la pobreza, intentado eliminar su cultura y su idioma, imponiendo las del dominador, así como su sistema económico y sus valores, costumbres y música, entonces no debe ir a buscar a esa nación a Gaza, el “gueto” de Israel contra los palestinos, sino a unos cuantos kilómetros de México: se trata de Puerto Rico, que en nombre de un supuesto “destino manifiesto”, fue invadido por Estados Unidos hace 113 años, el 25 de julio de 1898.

Es esta la “tierra del edén” que cantaba Rafael Hernández, el Jibarito. Obviamente él pensaba en sus playas y mares hermosos, en el calor que atonta y emborracha suavemente como su ron; en sus verdes montañas besadas por las nubes, en sus ríos y sus bosques; en su café, su azúcar y sus gentes nobles; en sus hermosas mulatas de anchas caderas… Pero esta “perla de los mares” está asentada sobre un volcán social que, recurrentemente, explota: esto es lo que pasó en el último año en ese país, en que todas las estructuras políticas y sociales fueron cuestionadas por los estudiantes y gran parte de la población, embonando con la lucha que libran contra la dominación colonial, como sucedió hace apenas ocho años, cuando la marina estadunidense fue expulsada de la isla de Vieques, que pertenece a Puerto Rico.

Tal es el peso de la lucha y el miedo de Washington, que fue necesaria la visita express, el 14 de junio, del presidente Barak Obama, para dar un espaldarazo político al virrey Luis Fortuño y formular enésimas promesas de autonomía para los boricuas. Pero para “matar dos pájaros de un tiro”, la visita del jefe de la Casa Blanca también buscaba fondos para su reelección, y enviar un mensaje de acercamiento a la comunidad boricua en Estados Unidos, aunque los habitantes de la isla no tienen derecho a votar en las elecciones federales de ese país. Pero Obama sí regresó a Washington con las alforjas llenas de dólares, a cambio sólo dejó promesas vacías a los boricuas.

Volviendo al gobernador Fortuño, cabeza del Partido (dizque) Nuevo Progresista (PNP), debe mencionarse que por primera vez vio frenada su imposición de medidas ultra liberales, que en el último año expulsaron a más de 30 mil empleados públicos, amenazando dicho funcionario que tales medidas debían aplicarse a la universidad, pues lo “costoso de su presupuesto”, convierte en un “privilegio” estudiar en ella.

“Perdone los inconvenientes,
estamos creando una Universidad Pública”

Sin estos antecedentes es imposible entender la trascendencia de la victoria de los estudiantes. Pero esto inició en abril de 2010, cuando se lanzaron a la huelga en respuesta al intento de la administración universitaria por eliminar las exenciones de matrícula a los estudiantes talentosos en las áreas artísticas, deportivas y académicas. Dichas medidas no prosperaron ante la oposición de la comunidad que, para variar, debió sufrir fuerte represión policíaca.

Luego, en diciembre del mismo año, el gobernador y las autoridades universitarias (de trece síndicos que la componen, diez son designados por el alto funcionario), intentaron imponer una “cuota” de 800 dólares por encima del costo de matrícula. El presidente de la UPR, Ramón de la Torre, anunció también un “recorte” de 100 millones de dólares al presupuesto de 2011, la eliminación de las exenciones en el pago de matrícula y un aumento de ésta.

Desde la huelga de abril los estudiantes acordaron con las autoridades que no se harían “recortes” ni exenciones y que responderían si eso se violaba, por lo que, sintiéndose traicionados, pasaron a los hechos y se apoderaron de las instalaciones, encerrándose en ellas. Se inició así uno de los movimientos políticos más valientes de los últimos años, ya que las autoridades nunca imaginaron esa respuesta. Tomado por sorpresa el gobernador, ordenó a la policía cercar las instalaciones, cortar luz y agua e impedir el ingreso de alimentos y medicinas. El barrio estudiantil de Río Piedras en San Juan se convirtió en una zona sitiada.

Entonces los universitarios procedieron a implantar la autogestión en sus escuelas, ajena al individualismo y el consumismo, empezando los mismos a sembrar sus propias hortalizas, sin fertilizantes ni pesticidas, demostrando que se puede buscar la soberanía en un país que importa el noventa por ciento de sus alimentos (México dixit). Y organizaron, pese a las dificultades de comunicación, turnos de cocina, limpieza y reciclaje, con un sistema de distribución cooperativo y ecológico en bicicletas. Asimismo, fundaron “Radio Huelga”, teniendo un impacto político y educativo en la Isla que los cooptados medios de “comunicación” boricua apenas pudieron desacreditar.

Así, este sistema empezó a ser un “escaparate democrático” tal, que la solidaridad popular que concitó obligó a la policía a retirarse de los centros de estudio y, algo más, que un juez digno prohibiera a la policía evitar pasar provisiones y medicinas a los estudiantes: el éxito de la huelga empezaba a vislumbrarse, no faltando locutores histéricos tipo Televisa que comparaban el desafío estudiantil con ¡la Comuna de París! Imagínense. Pero uno sí puede imaginarse lo que estos eventos provocaban en una población previamente diezmada y exasperada por la crisis económica, el desempleo de dieciséis por ciento (en Estados Unidos es del nueve por ciento) y los recortes a los gastos sociales. Y encima, que sus hijos fueran hostilizados por la policía y los medios.

“Perdone los inconvenientes, estamos construyendo una Universidad pública”, escribieron los descontentos en grandes pancartas frente a la universidad, centrando el fondo del problema ante los intentos de las autoridades para quebrarla y justificar su privatización.

El asunto tomó tal sesgo para el gobierno que su “política económica” quedaba cuestionada al percibir la población que la línea contra la UPR era la que se aplicaba contra el país. Y tratándose de un “protectorado”, se sabe que existía una directiva de la calificadora de universidades de Estados Unidos que urgía a reducirles la contribución. Esto hizo recordar que en 1903 el Comisionado de “Instrucción”, el estadunidenese Samuel Lindsay, dispuso que todas las asignaturas en escuelas públicas debían ser enseñadas en inglés. El español pasaba a la categoría de “idioma extranjero”. Los maestros, sin lideresas “charras”, fueron los primeros en oponerse a esta barbarie.

La revuelta empezó a eslabonarse con la lucha estructural de los puertorriqueños contra la dominación, pues la mayoría de las asociaciones de profesores se sumaron a la huelga, así como setenta y dos sindicatos y asociaciones nacionales e internacionales, incluidas algunas de Estados Unidos. Llegó un momento en que se cumplió un paro nacional, respetado por muchos sectores: ahora el fantasma de Grecia empezaba a rondar en Puerto Rico, más cuando la solidaridad con la UPR empezó a ser conocida en Europa, Latinoamérica y México, donde hubo protestas de apoyo.

Semejante situación no se había vivido desde que la rebeldía popular expulsó de Vieques a la Marina en 2003. Pero Washington ya no podía realizar una matanza similar a la de 1950 en Jayuya, cuando bombardeó y asesinó a decenas de independentistas. Primero porque Puerto Rico ya está ocupado. Segundo porque se supone que la isla es un Estado “Libre Asociado”, ficción jurídica con que los estadunidenses engañaron al mundo el 25 de julio de1952.

Por todas estas razones, el gobernador recibió una orden: dar marcha atrás a sus medidas económicas y administrativas y, ante su falta de capacidad política y negociadora, ceder la razón a quienes, por tenerla, le habían ganado la partida. Actuar en contrario era un camino que Barack Obama no estaba en capacidad de andar. Fue así como en junio de este año cesó la parte huelguística del movimiento pero, tratándose de un proceso, el mismo no ha concluido, pues los estudiantes aún deben consolidar sus victorias y sumar otras, enfrentando la represión que aún ejercen los aparatos gubernamental y administrativo de la UPR contra ellos. Desde luego, el presidente de la universidad debió renunciar, siguiéndolo el jefe de la policía, aunque no los cínicos síndicos ni el “gobernador” Fortuño.

La huelga universitaria que se inició por razones económicas escaló hasta ser una reafirmación de la autonomía, la autogestión y la educación. También contra la privatización, la política neoliberal y, “de paso”, la sujeción del país. Ahora estas victorias se verán reforzadas por la combatividad de sus estudiantes y la sociedad civil, frenando al gobernador y sus burócratas de la UPR. La propia posibilidad de una reelección para el republicano Fortuño está cuestionada, no obstante que, transitoriamente, Obama lo respaldara por razones electorales.

Al sumarse a la huelga quienes luchan por la independencia, Washington deberá meditar que la única solución es devolverles lo que les robó: su independencia. El plebiscito que Obama anunció en su visita –habiendo ya sólo 3.7 millones de boricuas en la isla, y 4. 5 en Estados Unidos–, busca que se pronuncien por la “estadidad”, es decir, la anexión a Estados Unidos, pero mediante un proceso viciado y con todo el peso de los aparatos de dominación ideológica, política y financiera jugando por esta “opción”, sin dejar que los boricuas decidan libremente.

Al conectarse con el movimiento social mundial, los puertorriqueños cuestionan el decrépito colonialismo estadunidense, que receta fórmulas de ajuste presupuestal que no se aplica a sí mismo: ahí está su gigantesca deuda externa generada por los republicanos y que amenaza la estabilidad mundial.

Puerto Rico necesita la solidaridad internacional para acceder a la independencia, porque ha defendido su nacionalidad, su idioma, su literatura y sus valores y, en general su cultura, pretendidamente “borrados” por sus dominadores. La violación de los derechos humanos y el genocidio contra una nación latinoamericana no es un asunto “interno” de Estados Unidos.

Finalmente, puede observarse cómo la lucha de la UPR tiene continuidad con la que libran en estos momentos los estudiantes chilenos contra la privatización de los gerentes de Sebastián Piñera. Es la reversión del proceso neoliberal inaugurado por el corrupto Pinochet que se suma a la lucha de los latinoamericanos.