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Beirut, cultura
y gastronomía
Después de la última guerra, Líbano ha comenzado una importante actividad de reconstrucción. Beirut, la capital, es la más poblada del pequeño país (con un tamaño aproximado al de Tlaxcala), y es el principal puerto marítimo, además de ser el centro financiero, comercial y educativo.
Muchos de los restos arqueológicos encontrados en el país se ubican actualmente en el Museo Nacional de Beirut, dañado durante la guerra civil (1975-1991) y reabierto a partir de 1999. Entre las piezas exhibidas en este museo están cuatro sarcófagos romanos tallados en el segundo siglo d.c; uno está decorando con Cupidos borrachos, otro con escenas de batallas entre griegos; otros dos narran la leyenda de Aquiles fueron encontrados en la necrópolis de Tiro junto a docenas de otras tumbas y sarcófagos descubiertos por Maurice Chehab, el primer director general de Antigüedades del Líbano.
A partir de 2007, la llegada del turismo internacional se reactivó y dos años después el sector hotelero vio un importante crecimiento. Beirut tiene una gran oferta de alojamiento que va desde los hoteles de cinco estrellas –uno ellos es el hotel Le Gray, construido en 2009 y que cuenta con una espectacular vista al Mediterráneo y al Monte Líbano–, hasta albergues y hostales.
Además, el arte culinario libanés es muy variado a base de carne, trigo, arroz y verduras. Los platillos más conocidos son el kebbe (carne con trigo), el tabule (ensalada de trigo, jitomate, perejil, cebolla y hierbabuena), empanadas de carne y espinacas, hojas de parra, tacos de col, humus (garbanza molida con salsa de ajonjolí y limón), baba ganoush (berenjena molida con salsa de ajonjolí y limón), gallina rellena (arroz con pollo, piñones y almendras), calabazas rellenas de arroz y carne, mjadra (lentejas con arroz), jocoque (yogurt natural) y los muy famosos postres, como los dedos de novia, el belewe, graibe, maamul y los dulces en almíbar.
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