Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 1 de mayo de 2011 Num: 843

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Bitácora Bifronte
Ricardo Venegas

Hablo...
Manolis Anagnostakis

Ritual
Salvador García

Con la música a otra parte (la lírica migrante queretana)
Agustín Escobar Ledesma

Fechas como cortes
de caja

Raúl Olvera Mijares entrevista con Rafael Tovar y de Teresa

El otro Melchor
Orlando Ortiz

Del imaginario y
otras teorías

Natacha Koss

Se toca lo que se escucha
Alain Derbez

Leer

Columnas:
El sobreviviente
Javier Sicilia

Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

Corporal
Manuel Stephens

Mentiras Transparentes
Felipe Garrido

Al Vuelo
Rogelio Guedea

La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
Núm. anteriores
[email protected]

 

Rogelio Guedea
[email protected]

La humana tecnología

Llego al centro comercial y lo primero que veo es una tienda de aparatos electrónicos ofertando todo a mitad de precio. La curiosidad me jala del hombro y entro. Lo primero que miro son largos pasillos repletos de computadoras, televisiones, cámaras, ipods, emepetrés, y todavía más celulares, más ipods y más emepetrés. Es casi indigerible la cantidad de aparatos acomodados uno después de otro, en los anaqueles y estanterías. Toda la gente viendo, revisando, preguntando qué hacer con este botón, qué con este otro. Me da gusto ver, de pronto, todo esto que el hombre ha inventado, pero al cabo de un rato de caminar pasillos y pasillos en donde encontré personas que ni siquiera me dijeron con permiso o buenos días porque estaban impávidas ante las nuevas aplicaciones del ipod, o absorbidas con las maravillosas funciones de la videocámara, o atónitas ante la nueva generación de videojuegos, me sentí más solo que nunca, olvidado en medio del mar. Quizá por eso, cuando el empleado de la tienda vino corriendo para decirme que si no me gustaban esos televisores High Definition podría mostrarme los Full High Definition recién llegados, me encogí de hombros y no tuve más remedio que decirle que no, que sólo estaba de paso por aquí y que, como uno suele hacer en estos casos, ya me iba.