Portada
Presentación
Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA
Un año en la vida de José Revueltas
GILBERTO GUEVARA NIEBLA
Aurora M. Ocampo: el dígito y la sílaba
JOSÉ DE JESÚS SAMPEDRO
Poema
KALINA ALEXANDROVA KABADJOVA
Escenas de barrio latino
HERMANN BELLINGHAUSEN
Esther Seligson: vencer al tiempo
ADRIANA DEL MORAL ESPINOSA
Tomás Eloy Martínez o la obsesión de volar
JOSÉ GARZA
Columnas:
Señales en el camino
MARCO ANTONIO CAMPOS
Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA
Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA
Cinexcusas
LUIS TOVAR
Corporal
MANUEL STEPHENS
Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO
Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA
El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ
Cabezalcubo
JORGE MOCH
Directorio
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Futbolito
Cuando mi hijo y yo empezamos a jugar futbolito, me puse como firme propósito dejarlo ganar de vez en cuando. Pensé que dejándolo ganar hoy sí y mañana también, se le arreciaría el interés. De manera que empezamos a jugar apenas regresaba de la escuela, un juego o dos, y a veces la revancha. No encuentro la forma de describir la expresión de su rostro cuando ganaba, sabiendo yo que en realidad lo había dejado ganar. Conforme pasó el tiempo, empecé a darme cuenta de que cada vez era más fácil dejarlo ganar y más difícil hacerlo perder, hasta que llegó el momento en que ganarle se me hizo prácticamente imposible. Pasaron semanas o meses para que pudiera realmente adquirir la destreza que me permitiera darle la batalla. Sudaba mares para conseguir meterle un gol, pues sus defensas eran murallas infranqueables y sus medios tenían la habilidad de conectar muy bien con sus delanteros. Sin embargo, aproveché una debilidad en su portero para hacerme al triunfo, y fue entonces que las partidas empezaron a emparejarse y pude conseguir ganarle hoy sí y mañana también. No encuentro la forma de describir la expresión de mi hijo cuando yo ganaba: levantaba ambas manos festejando mi triunfo y arrojaba un espumarajo de felicidad por las narices, tal como si desde algún remoto día se hubiera puesto justamente como firme propósito dejarme ganar -nunca he sabido si por amor o por piedad- de vez en cuando. |