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Para pensar el sonido
Publicado por la editorial Conitnuum en Nueva York y Londres durante 2008, Audio Culture, Readings In Modern Music [Cultura de audio, lecturas de música moderna] es un libro fundamental para quienes se interesan en la música, no sólo desde un punto de vista artístico o de entretenimiento, sino también por los fenómenos que la rodean sean de índole acústica, social o estética. Dirigido por Christoph Cox y Daniel Warner, la mayor valía de este compendio de ensayos radica en primerísimo lugar en los nombres de quienes lo firman. Imagine el lector este conjunto de cerebros en un solo volumen: Edgar Varese, John Cage, Brian Eno, Glenn Gould, Chris Cutler, Umberto Eco, John Zorn, Anthony Braxton, Michael Nyman, Ornette Coleman, Derek Bailey, Steve Reich, Wim Wertens, William S. Burroughs, Karlheinz Stockhausen y Aphex Twin, entre otros genios que aquí dialogan y abren su cabeza desde épocas, lugares y contextos variopintos.
Hablando sobre los editores, podemos decir que Cox es profesor asociado de filosofía en el colegio Hampshire de Massachussets y que colabora regularmente sobre arte contemporáneo y música para Artforum, The Wire, Cabinet y otras revistas. Por su lado, Warner es profesor de música en el mismo colegio, en donde se especializa en composición electroacústica y arte sónico. Su trabajo ha sido lanzado por el sello Virtuelle.
Ahora bien, ¿cómo está organizado tan ambicioso proyecto? En cerca de quinientas páginas separadas por dos secciones complementarias (Teorías y Prácticas), son nueve los capítulos que sirven para contrastar los profundos pensamientos de estos hombres (de hombres, sí, porque la mayoría de varones es aplastante... ¿coincidencia, machismo?). Vale la pena enumerarlos para quien ya está a punto de sacar la cartera: I. La música y los otros: ruido, sonido y silencio. II. Modos de escuchar. III. Música en la era de la (Re)producción electrónica. IV. La obra abierta. V. Músicas experimentales. VI. Músicas improvisadas. VII. Minimalismo. VIII. Cultura DJ. IX. Música electrónica y la electrónica.
Ya al final y para norte del lector comprometido, el libro ofrece cronología, glosario, discografía y bibliografía selectas, más un índice onomástico que se agradece, pues sin duda dan ganas de poner a prueba el eclecticismo de sus autores buscando nombres como los de Frank Zappa, Tom Zé, John Adams, Velvet Underground, Tortoise, Tricky, Ramones, Sonic Youth o Sakamoto, todos ellos mencionados o citados, pues otro de los aciertos de su diseño es la cantidad y calidad de citas y epígrafes que hacen cornisa al inicio de sus partes.
Así las cosas, encontramos numerosas flechas verbales movidas por y hacia la certeza, como ésta del saxofonista neoyorquino John Zorn: “Edgar Varese se describió a sí mismo como un ‘organizador del sonido'. Ese concepto es probablemente más válido hoy que en cualquier otra era.” O como ésta de Dan Warburton: “El ruido tal vez haya perdido su capacidad de ofensa. El silencio no.” O como ésta de Masami Akita, alias Merzbow: “No hay diferencia entre ruido y música en mi obra. No tengo idea de qué determina música o ruido. Es diferente en cada persona. Si ruido significa ‘sonido que incomoda', entonces la música pop es ruido para mí.” Sobre el terreno técnico también encontramos ideas interesantes como ésta de John Adams: “La tecnología precede a la invención artística (¡por más que deseemos verlo al revés!) Primero llegó la guitarra eléctrica, luego el rock & roll.” Y a propósito de la música improvisada, frases como ésta de Ferruccio Busoni: “La notación es a la improvisación lo que el retrato al modelo viviente.”
Ahora bien, no todo es miel sobre hojuelas. El libro no ha sido distribuido en México ni traducido al español. Asimismo, su precio no es tan accesible. Alrededor de 400 pesos. Lo bueno es que, aprovechando una de las pocas bondades del comercio global, es posible encargarlo en línea, vía internet, a sitios como Amazon.com. De hecho ahí hay varios ejemplares usados que le costarían cerca de 350 pesos ya con el envío pagado. En fin. No tengo vínculo alguno con sus autores ni con su editorial. No me pagan por anunciarlo ni me lo regalaron. Simplemente pasa que se trata de una obra realmente recomendable para reflexionar, más que sobre la música de nuestros días, sobre el sonido creado, producido, ejecutado, organizado, interpretado, pensado y clasificado por el ser humano a partir de la Revolución industrial. Buen fin de semana.
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