Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 13 de julio de 2008 Num: 697

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Mr. Smith
MARCELA RODRÍGUEZ LORETO

La vanguardia como fatalidad o destino
OCTAVIO AVENDAÑO TRUJILLO entrevista con FRANCISCO NIEVA

Teresa del Conde, un talento para la historia
MARIO RAÚL GARCÍA

Arte Contemporáneo: ¿sigue siendo arte?
GABRIELA GORCHES

Che
LUIS HERNÁNDEZ NAVARRO

Homenaje barroco argótico a R.Q.
GUILLERMO LANDA

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Columnas:
Señales en el camino
MARCO ANTONIO CAMPOS

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ

Cabezalcubo
JORGE MOCH

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA


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Desvalijadores

Hasta donde lo contabiliza su propio sitio en internet, el primer largometraje del mexicano Aarón Fernández, Partes usadas, ha participado en quince festivales: Roma, Río de Janeiro, Sao Paulo, Guadalajara, La Habana , Bogotá, Ginebra, Los Ángeles, Eslovenia, Quito, Huelva, Nantes, Egipto, Marrakech y Miami. Es difícil saber el número de exhibiciones que sumó en dichos eventos pero, por pequeño que haya sido, puede usted dar por hecho que fue mayor a las ocasiones que el público nacional tuvo para presenciar esta cinta.

Distribuida por Canana Films –a la que de cualquier manera hay que agradecerle el gesto--, a partir de que ninguna otra distribuidora quiso entrarle, esta película fue incluida en la cartelera comercial hará cosa de un par de meses. Precedida por su abundante presencia festivalera, al momento de ser estrenada contaba al menos tres reconocimientos: el de mejor ópera prima en Guadalajara, el segundo lugar en la misma categoría en La Habana , así como el premio Glauber Rocha en Montreal. Sin embargo, y para no variar sino más bien confirmando la regla no escrita según la cual una cinta ganadora de certámenes no tiene nada garantizado en taquilla, Partes usadas no permaneció ni siquiera la víspera y al tercer fin de semana ya había sido descartada.

Con dineros de Cinta Negra y Foprocine, más el que aportaron las francesas Alliance Films, Quasar Pictures, la española ABS Films Company, a los que se sumó el apoyo de Ibermedia y Fonds Sud Cinéma, y aunque desde luego no se trataba de ninguna superproducción o su equivalente en el tercer mundo, esta no era una película de bajos vuelos ni fue concebida para gozar de un periplo tan breve, ni tampoco fue realizada para solaz exclusivo de sus hacedores. Por el contrario, el guión escrito por el mismo Aarón Fernández, lo mismo que la producción a cargo de Roberto Fiesco, entre otros componentes, no ofrecen el aspecto de haber sido facturados con el propósito de halagar pupilas extranjeras por la vía de ese localismo folclorista que sí satura otras cintas mexicanas mundipaseadas y aplaudidas, y ello a pesar del tema líder que se aborda, es decir, el robo de autopartes en Ciudad de México.


Escena de Partes usadas
Foto: cortesía de www.partesusadas.com.mx

TRES TEMAS TRES

Hay habilidad en la mano de Fernández al enhebrar, al principio de manera vertical y después, conforme la historia avanza, cada vez más horizontalmente, tres vertientes temáticas de importancia equivalente: en primera instancia el referido robo de autopartes, urbana calamidad chilanga a la cual autoridades, seguros contra robo, alarmas electrónicas y demás inhibidores siempre acaban haciéndole los mandados, y que desde hace décadas no sólo es el modus vivendi de una cifra ignorada pero considerable de personas, sino que por diversas razones se ha convertido incluso en una muy peculiar manera de darse a sí mismo un distintivo social, un sello de clan o algo por el estilo, con sede territorial y toda la cosa; cualquier defeño sabe que la colonia Buenos Aires y sus pobladores son al respecto el referente principal, y tampoco ignora que algo similar ocurre con los barrios de La Ronda y la recientemente intervenida Ford.

La segunda vertiente temática de Partes usadas consiste en el mundo adolescente, específicamente el urbano contemporáneo de clase baja, orientado más hacia la calle que hacia el hogar o la escuela y más hacia la pronta aceptación/asimilación al mundo adulto que hacia el desarrollo pleno de una etapa formativa no afectada por apresuramientos que pueden distorsionar o de plano truncar procesos de madurez. Es decir, ni más ni menos que un mundo adolescente plausiblemente ubicado en lugares como la Buenos Aires o La Ronda. Con toda lógica dentro de este esquema, los jóvenes protagonistas de la cinta son presentados en el trance de convertirse en hábiles ladrones de autopartes, oficio gracias al cual obtendrán, hacia sí mismos, una identidad y un estrechamiento de su vínculo amistoso; hacia el mundo adulto, aquí representado por el tío de uno de ellos, el reconocimiento de que no son menos útiles ni menos capaces y, finalmente, de cara a su propio futuro, obtendrán así los elementos necesarios para que, al menos uno de ellos, acceda a un cambio radical en su situación de vida.

Dicho cambio radical es, precisamente, la tercera vertiente temática. Iván desvalija automóviles porque quiere juntar dinero para irse a Estados Unidos. Con ello, Fernández toca aunque sea de refilón otra realidad nacional imperante: la emigración de una fuerza laboral que ve cerradas todas las puertas en su propio país, inclusive aquella que, por principio, se supondría siempre abierta, aquí de nuevo representada en la persona del tío.