Portada
Presentación
Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA
Cinco cuentos populares serbios
JELENA RASTOVIC
El rey y el pastor
Un carnero con el vellón de oro
La mujer mala
Una doncella más astuta que el zar
Un castillo entre el cielo
y la tierra
El diario
JELENA RASTOVIC ENTREVISTA
CON NEBOJŠA VASOVIC
Columnas:
Galería
JORGE VALDÉS DÍAZ-VÉLEZ
Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA
Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA
Cinexcusas
LUIS TOVAR
Corporal
MANUEL STEPHENS
El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ
Cabezalcubo
JORGE MOCH
Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO
Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA
Directorio
Núm. anteriores
[email protected]
|
|
Nebojša [Neboisha] Vasovic (1953), poeta, ensayista y polemista serbio, vive en Toronto (Canadá) desde 1988. Ha publicado varios libros de poesía, ensayos y estudios críticos; fue redactor de una revista literaria en Belgrado (Knjizevna rec, 1984–1988). Está traducido en inglés, francés, sueco, polaco, eslovaco, húngaro, rumano, macedonio, esloveno y turco. No perteneció nunca a ningún partido político, pero es beligerante cuando se trata de la conservación y difusión de la cultura y tradición serbias.
La selección de los apuntes traducidos aquí fue hecha por el mismo Vasovic para los lectores de La Jornada Semanal: algunos son del primer tomo de su libro Diarios 1 (2004); escrito en forma de un collage de comentarios acerca de pensamientos ajenos, diálogos breves, cuestionamientos y hasta tentativas de presentar algunas observaciones mediante la imagen literaria. Este libro no está terminado; el autor está escribiendo lo que serán otros tomos de los Diarios . Algunos de los apuntes presentados aquí son inéditos y, en este sentido, la presente selección es parte de un todo no terminado. El autor insiste en que sus Diarios son una obra abierta, no adherida a ideas predeterminadas y que, incluso, deja la posibilidad de recibir opiniones opuestas acerca de la percepción de los mismos fenómenos; es decir, el autor escribe no para evitar las contradicciones, sino para fijar lo que fue percibido en un determinado momento. Asimismo, estos apuntes, por su naturaleza, más que del discurso filosófico, se encuentran cerca de la poesía, el diario y el diálogo.
|
|
Jelena Rastovic
Entrevista con Nebojša Vasovic
El diario
– Usted escribe poesía, crítica, ensayo, diarios. Considerando que aquí presentamos una selección de su Diario, quisiera preguntarle: ¿Por qué le dio el nombre de Diario a su libro, si en él no hay muchas descripciones de lo cotidiano, pero sí muchos pensamientos y diversas observaciones?
–Tiene razón, hacer ilusiones de la realidad no fue mi meta, pero muchos diarios, yo tampoco entiendo por qué, se ahogan en el realismo de los detalles. Al hombre no sólo le sucede que come, duerme y trabaja, le sucede también que piensa y observa el mundo a su alrededor. Los apuntes que usted tradujo los considero un diario de mis observaciones y diálogos con otros, antes que una colección de mis pensamientos. El apunte tiene doble naturaleza: parece que es acabado y definitivo, funciona como un pensamiento cerrado, pero yo no lo veo como algo definitivo, para mí el apunte es sólo un segmento de algún diálogo inconcluso. No olvidemos que las máximas del célebre La Rochefoucauld fueron inspirados por las conversaciones en los salones ( salons ), donde la gente culta de su tiempo ensayaba el arte de dialogar.
–En los apuntes de su Diario, usted está en busca del humor, pero también de la paradoja ¿De dónde surge esta afición por la paradoja?
–De niño escuché la expresión: “¿Por qué me odias tanto si no te hice ningún bien?” Probablemente, tratando de descifrar tales expresiones, me aficioné a la paradoja, aun antes de descubrir la literatura moderna, la cual, como sabe, se fascina por la paradoja.
– ¿Qué género literario prefiere?
–No entiendo la afición por un solo género. Me gusta el diario por la dificultad de sujetarlo a cualquier género; en él se mezclan las impresiones, los pensamientos, las emociones, las descripciones, los comentarios, la poesía… Quiero decir que estos apuntes no los escribí a partir de alguna idea o desde las posiciones de alguna filosofía de la vida. Al mismo tiempo, sin duda, se puede deducir de cada uno de ellos alguna filosofía, pero ése no fue mi propósito.
– Por su pesimismo en cuanto a la naturaleza humana, supongo que Émile Cioran le es cercano.
–Cioran es un gran maestro de la forma. Apenas descubrió su voz cuando comprendió que no se puede escribir sobre un tema establecido de antemano. En cuanto olvidó los grandes temas del libro Las lágrimas y los santos, a Cioran se le reveló su estilo. Desde luego, él continuó escribiendo acerca de la espiritualidad y la religión, pero mucho más sosegado y con mucho más humor y espontaneidad. Aquí, además, quisiera mencionar a dos grandes maestros de la forma corta que se conocen menos que Cioran: el argentino Antonio Porchia y el serbio Duško Radovic, autor del libro Buenos días, Belgrado , que también es un tipo de diario, pero cuyas partes muchos serbios saben de memoria.
– ¿Cuál es su definición de estilo?
–No puedo inventar nada mejor de lo que dijo Pascal: “Cuando nos encontramos con el estilo natural, sencillamente quedamos asombrados y hechizados, porque esperábamos encontrar al escritor y encontramos al hombre.”
– La literatura y la cultura mexicana, ¿tienen alguna presencia en Serbia?
–Puedo decir con gusto que grandes escritores mexicanos como Juan Rulfo, Carlos Fuentes y Octavio Paz se leen y son acogidos no sólo por los estudiosos, sino también por un público más amplio. A pesar de la crisis económica, en Serbia se traduce mucho y la lengua española es, sin duda alguna, una de las más populares.
Si en la infancia no hubiera escuchado cómo el perro ladra a la Luna, quizás hoy sería un lingüista. Si de niño no hubiera descubierto el secreto de una topinera, quizás hoy construiría puentes de acero.
•
Nada expulsa al Diablo de nuestro cuerpo como el trabajo físico pesado. Esto es porque él se deleita mucho más con nuestros sufrimientos espirituales que con los físicos. Confrontado con nuestros dolores físicos, el Diablo nos abandona para visitar a los que se atormentan espiritualmente. Entre dos goces, él no resiste escoger el más grande.
•
En su reseña de los póstumamente publicados Cahiers 1957-1972 , de Cioran ( tls , 16/ ii/ 1998), George Steiner nota que la concisión de Cioran, con frecuencia, sabe ser vacía, como, por ejemplo, su comentario a costillas de Estados Unidos: “¡Qué catástrofe ese lugar, llamado el País Nuevo!” De veras, Steiner tiene razón. Eso que advierte Cioran sobre Estados Unidos ni siquiera es un pensamiento, sino la más obvia verdad. Las verdades no desean ser unos pensamientos. Les basta con ser verdades.
•
Solzhenitsyn aún sigue siendo objeto de críticas porque, durante su estancia en Estados Unidos, nunca abandonaba su rancho para conocer mejor a Estados Unidos y los estadunidenses. Pero, ¿cuándo, en la vida, alguien criticó a algún estadunidense rico por no abandonar su rancho? A tal estadunidense, las masas estadunidenses lo admiran justamente por no tener que conocer nada ni a nadie.
•
De todos los talentos humanos, quizás el más escaso sea el talento para morir: la capacidad de despedirse de este mundo sin ningún gesto superfluo.
•
A los hombres nada los mantiene tanto a distancia como la modestia. Por eso, el misántropo a menudo se pone la máscara del hombre modesto.
•
Existen libros en los cuales subrayamos lo más importante. También existen libros que subrayan lo más importante de nosotros.
•
De todas las artes, el cine es el que más prontamente envejece, porque es el arte que más depende de la tecnología. Las películas filmadas hace cincuenta años parecen más viejas que la epopeya de Homero.
•
Las ideas se parecen a los emigrantes seniles: no recuerdan de dónde vinieron, qué hacen ahí ni dónde se encontraron en algún momento.
•
Después de diez años de matrimonio, el marido y la mujer son como hermano y hermana. Después de veinte años, son como dos hermanas.
•
Hay dos cosas para las cuales el hombre siempre tiene tiempo: para ser sirviente y ser amo.
•
Los hombres se maquillan con las ideas como las mujeres se maquillan con lápices para ojos y labios. No es milagro alguno que las mujeres sean más bonitas.
•
¿De qué nos sirve la libertad de opinión si todos pensamos igual?
•
Es interesante cómo el hombre, cuyo cuerpo se compone de setenta por ciento de agua, es tan avaro cuando se trata de las lágrimas.
•
Lo que está enterrado más hondo, se excava con las manos.
•
Hoy en día, a menudo, el hombre hace reverencias al dinero más veces que nunca antes lo hiciera al tótem, el ídolo o Dios. Esto, para algunos, es el progreso.
•
Los esclavos sabían los nombres de sus faraones. Nosotros, hombres libres, podemos conjeturar libremente los nombres de nuestros amos.
•
Hoy en día se consideran grandes sólo aquellos intelectuales que luchan por la aniquilación de los pueblos pequeños. Su propia grandeza no soporta la existencia de nada que sea pequeño.
•
A un dictador constantemente se le critica por la ausencia de ideas. Pero, ¿acaso el hombre no domina mejor a los otros cuando no tiene idea alguna?
•
Habría que reproducir en un casete algún capítulo de Hegel, y luego oírlo desde el principio hasta el final, como se escucha la música. Sólo así nos percataríamos de que la filosofía se encuentra en el límite de la locura.
•
La vida nos ofrece demasiado material para la literatura; la literatura, demasiados pocos motivos para la vida.
•
El hombre que vive demasiado rápido, un día u otro puede pensar que es un genio. No es milagro alguno que la genialidad sea una enfermedad exclusivamente urbana. Quienes viven en los pueblos, los desiertos y las montañas, muy raramente se enferman de genialidad.
•
Dios creó la voz humana; Satanás, los instrumentos. Esto también se puede comprobar en que la voz humana, a diferencia de los instrumentos, no se puede comprar con dinero.
•
Sí existen los grandes hombres. Son los que murieron a tiempo para no estar entre nosotros aquí y ahora.
•
En nuestras vidas, generalmente, actuamos papeles secundarios. ¿Qué papeles, entonces, actuamos en las vidas ajenas?
•
En los ancianos se puede percibir cierto pudor, propio sólo de ellos. Se avergüenzan no tanto de seguir vivos, a pesar de su ancianidad; ellos se avergüenzan de aquello que han vivido y que la muerte no podrá borrar.
•
Aquello que perdimos, paulatinamente se vuelve aún más grande. Aquello que conservamos, paulatinamente disminuye.
•
¡No supieron vivir en esta vida, pero ya se imaginan a sí mismos en aquella otra, eterna!
•
No está de más recordar que Leopold von Sacher–Masoch, en nombre del cual hoy llamamos masoquismo a determinadas predisposiciones caracterológicas, fue profesor de historia .
•
“Yo, por primera vez en mi vida, mentí recientemente”, dice con emoción un hombre de cincuenta años. Luego, continúa: “Me gustó tanto que, desde ahora, voy a mentir constantemente para compensar lo que perdí.”
Traducción de Jelena Rastovic
|