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Bombas y goles: de Brasil a Gaza (II Y ÚLTIMA)
Marcadores de la atrocidad
El de Brasil fue probablemente el mejor Mundial de la historia: muchos goles, sorpresas, actos de justicia kármica, equipos chicos jugando como gigantes, grandes equipos disminuidos hasta la caricatura, récords rotos y algunos partidos fabulosos. Este Mundial fue más discutido y compartido que ningún otro en internet y las redes sociales. Comentarios, artículos, chistes y memes circulaban a velocidades asombrosas. Sin embargo, la conversación futbolera en tiempo real en twitter, en particular a partir de las semifinales, adquirió un aura demencial y seriamente perturbadora, ya que los tuits que competían por la atención de los cibernautas se alternaban entre el fut y la guerra, y se daba una auténtica competencia de marcadores: unos hablaban de goles y jugadas en los estadios, otros de misiles, destrucción y muerte. Esta es una de las caras inquietantes de la banalización de la atrocidad que ofrece la mediósfera.
¿Suicidio y/o estrategia?
Parte de la prensa occidental considera que los cohetes palestinos en contra de Israel son una táctica fallida y absurda, más simbólica que estratégica, que sólo sirve para poner en evidencia la superioridad tecnológica israelí y acaso como método para forzar a la opinión pública internacional a sentir compasión por las víctimas. De los cientos de cohetes lanzados, sólo un puñado han penetrado el domo de hierro, han causado daños mínimos y hasta ahora sólo un muerto y un herido. Mientras tanto, el bombardeo israelí, cuando esto se escribe, ha cobrado más de doscientas vidas, miles de heridos y la destrucción de casas, mezquitas, hospitales, sistemas de tratamiento de agua, escuelas, plantas de luz y toda clase de edificios. Hamas estaba en crisis, forzados a una reconciliación con la Autoridad Palestina, perdiendo a sus principales aliados en la región e incluso el apoyo de muchos que han optado por sumarse a la campaña Boicot, Liquidación y Sanciones (BDS por sus siglas en inglés), una herramienta política y económica para ejercer presión política sobre Israel y terminar con la ocupación y colonización de tierra palestina.
Motivos
Si los cohetes palestinos son una estrategia fracasada, la respuesta israelí ha sido también una campaña inútil, una masacre sin beneficios, un desafío a la opinión pública internacional que ninguna propaganda o hasbará podrá ocultar. Israel asegura que el objetivo es imponer el silencio y desarmar a Hamas y, al mismo tiempo, utilizar la amenaza de los cohetes palestinos como justificación para extender su política colonialista en Cisjordania, dividir a los palestinos y debilitar la posible alianza entre la OLP y Hamas. Para Hamas esta es una guerra del pueblo, por tanto, las pérdidas humanas son parte inevitable. No hay separación posible entre población y militancia, ambos están acorralados por las vallas, el océano y la frontera con el Egipto del nuevo tirano Abdel Fatah al Sisi. Por eso han optado por confrontar el domo de hierro, no tanto esperando que sea un fiasco, sino más bien confiando en que no lo sea. El bombardeo es un insistente mensaje en sí mismo. Si bien hay un mínimo riesgo de provocar daño real, Gaza desafía así a Tel Aviv e impone una solución. Hamas se ve a sí mismo como el David del mito judío, o quizás simplemente están inspirados con los triunfos de Costa Rica, al esperar conquistar negociaciones favorables que relajen el control israelí de los territorios, o bien provocar una invasión que sería altamente costosa para Israel y con la cual esperan, con optimismo demente, humillar al gigante.
Ojos del mundo
La matanza de Gaza dista mucho de ser la única atrocidad que debería ocupar nuestra atención, pero su poder de atracción radica en la desproporción de la respuesta israelí, en el poder avasallador del 4° ejército más grande del mundo usado para aplanar edificios, en la hipocresía de un bombardeo supuestamente preciso y la absurda noción de que el ejército advierte a sus víctimas por teléfono, mensajes de texto o con un mortero contra el techo de las casas o construcciones que están por ser destruidas (anuncios que a veces se dan 50 segundos antes del bombardeo). Estos gestos presuntamente humanitarios tienen una connotación sórdida y cruel que no escapa a la mayoría de los observadores.
Muerte en la playa
El miércoles 9 de julio, alrededor de una docena de palestinos veían el partido Holanda vs. Argentina en el pequeño restaurante de playa Fun Time Beach Café. Nadie esperaba que un misil israelí cayera ahí durante el juego, supuestamente dirigido a un terrorista aficionado al fut. Se recuperaron ocho cadáveres. En twitter esta noticia desplazó las descripciones de la ineficacia de Messi y fue reemplazada por alguien que se burlaba de los “clavados de Robben”.
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