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Del WOMAD 2014 y los 25 años de Real World
Para comenzar, confesaremos que se nos quemó la tortilla en el aceite. No somos diestros en la cocina. En nuestra defensa diremos, empero, que se trataba de una de esas tortillas de color amarillo intenso, grandes y delgadas, que a primera instancia no se sabe si son de trigo o de maíz. También a nuestro favor diremos que los chiles no eran poblanos ni guajillos, sino una curiosa combinación de pimientos y ajíes indios que debíamos hacer funcionar en un pastel azteca. Porque sí, de eso se trataba la primera actividad que nos propusieron en el womad (Mundo de Música, Artes y Baile) de Inglaterra: cocinar un plato típico y preparar un coctel con características mexicanas en el escenario Taste of the World. Esta pesadilla que nos atormentó por semanas, a la hora pactada se convirtió en un momento bello y simbólico, reflejo de su filosofía integrista.
Gracias a las cocineras de apoyo, a la inteligencia de nuestro anfitrión y la eficiencia de los técnicos de audio, sucedió lo imposible: en sesenta minutos compartimos música, conversamos sobre comida mexicana con cientos de personas y, sí, preparamos el mentado pastel con todo y un diablito hecho a base de tequila, chile, sal de gusano, jengibre, miel, pepino y cerveza. Luego hubo tiempo para comer y beber, para hacer sugerencias a los interesados en viajar a nuestro país y hasta para saludar a Peter Gabriel, leyenda del rock británico (exGenesis) y fundador de este mítico festival, quien de pronto apareció caminando solitario entre los árboles.
Lo interesante aquí, lectora, lector del día domingo, sin embargo, no es la anécdota personal sino haber conocido el funcionamiento interno de una de las más respetadas y admiradas organizaciones en el mundo de la música. Nos referimos al equipo de producción del festival womad, pero también al del sello discográfico que lo alimenta, Real World, y que este 2014 cumple veinticinco años de su fundación a manos, también, de Peter Gabriel. Hablamos de un grupo de personas cuya humildad, sensibilidad, capacidad y recursos de comunicación son difíciles de imaginar en un mundo que, precisamente, se ha alejado de su realidad más cordial para sucumbir ante poderosos brotes de racismo y divisionismo.
Así pues, nada tras las bambalinas del WOMAD hace sospechar que afuera, entre las carpas circenses donde se bebe, come, acampa y suceden conciertos y conferencias, haya tantos miles de personas que pagaron 160 libras por cuatro días de entretenimiento (unos 3 mil 680 pesos). Allí todo transcurre en calma y de manera fluida, con la confianza de que se respetarán horarios y se dará lo mejor de sí en los escenarios. A diferencia de los festivales que se desarrollan en otras latitudes, los radios de comunicación guardan silencio y los principales responsables del organigrama atienden personalmente a los músicos, aboliendo esa estructura plena de asistentes que termina por replicar los sistemas burocráticos de un gobierno obeso que propicia clases y procesos kafkianos.
Por el contrario, en el womad las cosas transcurren con un temperamento extremadamente relajado pero que no se rinde a la informalidad. Más de cien grupos provenientes de cuarenta países subrayan así el espíritu con el que, en otro momento de la industria, se fundó una disquera que dio cabida a voces de cinco continentes bajo la premisa de respetar, precisamente, su voz verdadera y cotidiana. Es así como Sinead O’Connor, Youssou N’Dour, Manu Dibango, Alice Russell, Goran Bregovic Wedding And Funeral Band, Bassekou Kouyate, Les Ambassadeurs y el Septeto Santiaguero, entre muchos más, sonaron para felicidad de la gente que gusta del baile y la diversión, pero también de quien está interesado en cambiar las leyes del mejor postor. Gente que sueña en que los niños jueguen libremente en las calles, en que los ancianos conversen tranquilamente en las aceras, en que las mujeres bailen sin prejuicios religiosos, en que los hombres trabajen dignamente.
Impulsada por estas ideas, del inmortal álbum Passion (banda sonora para La última tentación de Cristo), de Peter Gabriel (1989) al Tincian de 9Bach (2014), Real World llega a cinco lustros con un catálogo de más de doscientos títulos que han resistido las vicisitudes de la economía global y la desaparición de artistas como el estadunidense Bobby Womack (quien actuaría en el escenario principal del WOMAD este año y cuya muerte tomó por sorpresa a todos). Por ello, acercarse a sus actividades, aunque sea a distancia y a través de la computadora, siempre dará algo de luz real entre tinieblas. Buen domingo. Buenos sonidos. Buenas esperanzas.
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