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Bazar de asombros
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Bunker, el soplón
Ricardo Guzmán Wolffer
Salvador Novo,
un disidente
Gerardo Bustamante Bermúdez
Campo de Ourique
Jorge Valdés Díaz-Vélez
Semiótica de la barbarie
Carlos Oliva Mendoza
Victoriano Salado
Álvarez en su tinta
Zelene Bueno
Los Episodios
Nacionales Mexicanos
María Guadalupe Sánchez Robles
Salado Álvarez,
un brillo en la
niebla del olvido
Jorge Souza Jauffred
Van Gogh y Artaud:
¿genio y locura?
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La gran batalla
Tasos Livaditis
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Alonso Arreola
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Voces de San Cristóbal,
Juchitán, Xalapa y Xoxocotla
Venimos regresando del sureste. Allá tuvimos una serie de encuentros “puertas adentro” que buscaban la audición de algunas voces que inspiraron de manera directa o indirecta nuestro quehacer de los últimos dos años. Recorrimos más de tres mil kilómetros: del DF a San Cristóbal de las Casas en Chiapas y de allí a Juchitán en Oaxaca, luego a Xalapa en Veracruz y finalmente a Xoxocotla en Morelos. Aún conmovidos, compartimos aquí algunos hallazgos que podrían importar este y cualquier domingo.
Taller Leñateros, San Cristóbal de las Casas, Chiapas
Se trata de una editorial fundada por la estadunidense Ámbar Past, en donde trabaja un pequeño grupo de mujeres tzotziles abocado a la creación de libros con papel reciclado y cartón combinado con flores; piezas únicas y hermosas en las que se muestran poemas, cantos, rezos y recetas antiguas de los altos de Chiapas, muchas veces con un disco acompañante. Allí conocimos a Petra, uno de sus motores fundacionales, quien dice en el bellísimo libro/disco Sueño conjuros desde el vientre de mi madre (2012): “Me acuerdo cómo cantaba mi mamá cuando yo era niña. Me acuerdo de las nubes de incienso y de su canto mientras hilaba por las tardes o cuando salía el sol. Cantaba pidiendo a Kajval que nos diera de comer. Rezaba para poder vender el trabajo de sus manos y para pedir salud. Ahí aprendí a cantar y rezar.” Apoyado por el Fonca/Conaculta y la Fundación Bancomer, este poderoso objeto está bien distribuido, lo que permite sumergirse en tres décadas de voces antes silenciadas, hoy reconocidas en más de un continente.
Irma Pineda |
Irma Pineda, Juchitán, Oaxaca
Hija del líder social Víctor Yodo, desaparecido violentamente hace treinta y seis años cuando manejaba hacia su casa, Irma Pineda es una mujer de bello porte cuya voz poética sorprende por dos razones: un ritmo impecable que no se entrega a exageraciones ni efectos innecesarios; la capacidad de construir estampas que miran al pasado pero sin la debilidad de una melancolía inmóvil, con la fuerza de una crítica que resquebraja al presente y reconstruye (sí, reconstruye) al futuro, como si pudiera alterar un destino prefijado. Buen ejemplo es Guie’ Ni Zinebe, La flor que se llevó, libro/disco bilingüe impecablemente editado por Pluralia en 2013. Dedicado a su madre Cándida y su hermano Héctor “Por la sangre, el dolor y el amor”, observa con dureza de textos y fotografías la presencia del ejército en su tierra a lo largo de cuatro décadas: “Cuyuube’ ndaani’ guié lulu’ xidxaa gúpani neegue’/ xhisi lulu’ ca ama rului’ cá beñe chonga lugiá’/ Qui ganda guyadxié guié lulu’.” Esto significa en zapoteco: “Hurgo en tu mirada para encontrar la ternura del ayer/ pero tu rostro es una máscara de barro duro/ No puedo ver tus ojos.”
Esther Hernández Palacios, Xalapa, Veracruz
Esther Hernández Palacios |
Escritora y académica veracruzana de larga y reconocida trayectoria, María Esther Hernández Palacios ha publicado numerosos libros de narrativa infantil y crítica literaria. Su voz se amplificó luego del asesinato de su hija Irene en 2010, evento tras el cual decidió transformar el dolor en una experiencia artística desgarradora y bella (sí, bella), pues puso el mejor oficio del espíritu al servicio de la expresión del terror y con ello universalizó su mirada, la inyectó directamente en nuestro corazón. Así es el canto de la generosa Esther en México 2010, diario de una madre mutilada (Ficticia, 2012): “Aún no amanece, no hay lugar en este vacío que soy para otra cosa que no sea el dolor; ni enojo, ni deseo de venganza. Estoy vacía y no puedo oponer ninguna resistencia. El dolor me domina. Seis balas le hicieron 26 orificios en su cuerpo, me arrancaron una parte de mí, y el dolor es tan fuerte que abotaga. Mentira que las parimos completas, algo de nuestras hijas permanece en nosotros, algo que sólo les entregamos al morir.”
Marco Antonio Tafolla, Xoxocotla, Morelos
Fundador –junto a su esposa Alma– del Centro Cultural Yankuik Kuikamatilistli en Xoxocotla, Morelos, canta y escribe en náhuatl y castellano al tiempo que inculca en treinta niños la recuperación de bailes y tradiciones locales. Saluda a todos mientras camina por las calles de su pueblo y, llegado a su guarida, escribe agoreramente: “Auh chichikitsatsilistli/ Asis yankuik tlahtuilli/ Kipia iselik tlachia/ Yeseh chikauak iyol.” En otras palabras: “Con un grito/ el nuevo amanecer llegará/ tiene una mirada tierna/ pero fuerte el corazón.”
Escuchar estas voces, lectora, lector, nos acerca al pulso de quienes evitan el melodrama en pos del bienestar común, sembrando belleza. Por ello los aplaudimos y recomendamos. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos.
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