Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 26 de febrero de 2012 Num: 886

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

El temple narrativo
y los perros

José María Espinasa

Tocar la tierra
Paula Mónaco Felipe entrevista
con Gustavo Pérez

Por ti yo vivo soñando
Alessandra Galimberti

De la escritura como ausentamiento
Julio Prieto

Textos selectos (antología)
Macedonio Fernández

Un precursor de genios
Esther Andradi

Una alquimista
de la palabra

Adriana Cortes Koloffon entrevista con Amparo Dávila

Leer

Columnas:
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
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De poder, manipulación y extravíos

Leo Mendoza


La gata, Shozo y sus dos mujeres,
Junichiro Tanizaki,
traducción de Ryukichi Terao,
Siruela,
España, 2011.

Shozo, un treintañero bueno para nada, vive en el piso superior de la casa de su madre acompañado por su segunda mujer, Fukuko, y Lilly, su gata de raza occidental que le regalaron mientras trabajaba como cocinero, poco antes de hacerse cargo de la pequeña tienda familiar al borde de la quiebra. Fukuko, una mujer conflictiva, trabaja, en un principio como empleada doméstica en la casa pero, poco a poco, enamoró a Shozo y lo hizo que repudiara a su primera mujer, Shinay, quien ahora ocupa una pequeña habitación en la casa de su hermana.

Fukuko odia a la gata tanto como preparar los pescaditos fritos que, algunas noches, consumen Shozo y Lilly, en una suerte de ritual lúdico y amoroso. Shinay, quien desea vengarse tanto de la segunda mujer como de su ex marido, le pide que le regalen a la gata para crear un conflicto de pareja. La petición, que Fukuko rechazaría rápidamente, es leída en el mismo momento que Shozo juguetea con la gata y, por la noche, a fuerza de golpes y pellizcos, le hace jurar a su marido que entregará a su mascota.

Así comienza esta que es una de las mejores novelas breves (noveleta o nouvelle) del Junichiro Tanizaki (1886-1965), una vibrante historia en torno a estos animales domésticos –en realidad tigres caseros– que, subrepticiamente, va entreverando otra historia: la de cómo el poder y las maquinaciones de tres mujeres (Fukuko, Shinai y la madre) manipulan y acaban por extraviar (en todos los sentidos) a Shozo, quien, acostumbrado a dejarse llevar, no advierte el berenjenal en el que se ha metido sino hasta que se encuentra solo en medio de la lluvia, sin su gata y sin saber qué hacer.

Tanizaki, autor tanto de novelas de la vida cotidiana en el Japón de principios del siglo XX, como de narraciones de corte histórico, envuelve la historia de Shozo en esa penumbra a la que tanto elogió y a la que consideraba una de las características del arte japonés: en esa oscuridad, poco a poco, con tenues pinceladas, algunas no exentas de ironía, descubrimos el gran drama de poder, celos y desprecio que existe detrás de la lucha por la gata Lilly.

Conocedor profundo de las pasiones humanas, así como del tedio y las pequeñas (y grandes) crueldades que existen en toda convivencia amorosa (o en su ausencia, como puede verse en otra de sus grandes novelas: Hay quien prefiere las ortigas), Tanizaki relata la historia de Shozo con una descarnada precisión, de tal suerte que su destino (aun cuando lejano en tiempo y espacio) termina por resultarnos, inevitablemente, familiar.

Tanizaki sabe retratar a la perfección el alma de sus personajes: sus dudas, sus temores y la manera como toman algunas decisiones que, finalmente, hundirán a Shozo en la más absoluta desesperación. Y aun cuando el retrato de Tanizaki puede parecerse caricaturesco, por momentos alcanza un profundo y doloroso patetismo.

La novela, una pequeña obra maestra, fue publicada originalmente en 1936 y ha sido vertida al español directamente del japonés para la colección de obras de Tanizaki que publica esta editorial. En la presente versión, por cierto, colaboró el narrador venezolano Ednodio Quintero.



El maíz no es una cosa, es un centro de origen,
s/a,
Colectivo Coa/Grain/Itaca/Casifop/CSFund,
México, 2012.

Si bien el signo “s/a” indica que la portada del volumen no ostenta nombre alguno de autor, este libro es resultado del esfuerzo y el entusiasmo colectivos de un enorme número de personas, entre los que deben mencionarse al menos a Verónica Villa, Evangelina Robles, José Godoy Berrueta y Ramón Vera Herrera en su calidad de editores. Como ellos mismos explican, “este libro es un reconocimiento [...] de los ya diez años de lucha de la Red en Defensa del Maíz. Un reconocimiento por mantener en toda su integridad la vida de los pueblos y comunidades que desde siempre se reconocen en la siembra y los cuidados indispensables para una vida comunitaria y una autonomía”. Como podrá apreciar el lector, El maíz no es una cosa... es eso y mucho más: también es el testimonio  de muchos de quienes, defendiendo al maíz de los ataques actuales de transnacionales, nacionales y transgénicos, están defendiendo asimismo un aspecto fundamental de nuestra identidad cultural.



Caleidoscopio cultural,
Flavio Cocho Gil,
Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y
Sociales Vicente Lombardo Toledano,
México, 2011.

Dividida en dos tomos –el primero titulado La cultura es luz multifacética, mil expresiones tiene, el segundo La lucha es de sangre a sangre, utopía contra la ignorancia–,  esta es una vasta obra, de casi mil folios, estructurada en función de cinco “momentos literarios”, de los cuales tres corresponden al tomo I y el resto al tomo II, a saber: obras teatrales, artículos periodísticos y ensayos –uno fantástico y otro realista– son los tres primeros, complementados por “una serie de cuentos y relatos” que conformarían el cuarto “momento”, seguido de un intermezzo “acerca de la Revolución francesa”, para cerrar con cuatro relatos.