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El muy extraño caso de los sobres con ántrax que sacudieron a EU (II Y ÚLTIMA)
OTRO COMBATIENTE ENEMIGO
Resulta sorprendente que, dada la naturaleza del crimen, (distribuir sobres con ántrax, aparentemente al azar, con la intención de asesinar a un gran numero de personas y causar terror) Bruce Ivins no haya sido apresado a mitad de la noche por soldados, y haya sido enviado a Guantánamo, envuelto en un overol naranja. Ivins supuestamente trató de cometer un genocidio en suelo estadunidense, empleando un arma de destrucción masiva. La propia administración Bush aseguró que el motivo para crear prisiones como Guantánamo, o para echar mano del programa de “rendición extraordinaria”, era precisamente que los tribunales y cortes normales no estaban equipados para manejar este tipo de súper criminales, terroristas, a los que se dio la denominación de “combatientes enemigos”. Sin embargo, en el caso de Ivins no hubo redadas nocturnas, ni ametralladoras apuntadas al rostro del sospechoso y sus familiares, ni bolsas de tela en la cabeza. Ivins tuvo todo el tiempo del mundo para tomar una sobredosis de narcóticos, mientras el fbi preparaba su caso federal ante un gran jurado. Este caso, mejor que ninguno, pone en evidencia la doble moral y falsedad de la doctrina Bush en los referente a los combatientes enemigos hombres y mujeres que pueden ser capturados y detenidos indefinidamente sin evidencia alguna en su contra. Este caso muestra también un obvio elemento racista en la política de la “guerra contra el terror”, que considera realmente terroristas únicamente a aquellos que profesan la fe islámica.
EL EMPLEADO PSICÓTICO
El hermano de Bruce Ivins, Thomas, al ser interrogado por el FBI, declaró que Bruce “tenía en su cabeza que era omnipotente”. La casa donde vivía con su esposa e hijas está localizada a tres horas y media de distancia del buzón en Princeton, Nueva Jersey, desde donde posiblemente fueron enviadas las cartas. Ivins había recibido atención psiquiátrica poco antes de suicidarse, debido a que una mujer lo denunció por acosarla y amenazar con matarla. Esta no era la primera vez que lanzaba amenazas de homicidio, pues tenía un largo historial que se remontaba hasta sus días en la universidad. Su propio psiquiatra lo describió como un sociópata con tendencias homicidas. El empleado excepcional se convertía de pronto en un peligroso desequilibrado, que de alguna manera logró trabajar por más de dos décadas en un laboratorio donde se producen algunas de las armas más peligrosas que existen.
CRUZADA PERSONAL
La cepa de ántrax empleada en este ataque se llama Ames, y fue extraída de una vaca infectada en Texas en 1981. Esta bacteria fue distribuida a una veintena de laboratorios en EU. Aunque paradójicamente la seguridad no es tan escrupulosa como debería serlo en instituciones que se dedican a la producción y desarrollo de armas biológicas, es muy poco probable que el autor de este atentado hubiera podido robar alrededor de diez gramos de ántrax de calidad militar (que fue la cantidad que pasó por el sistema postal). Por tanto, es de imaginar que el terrorista tuvo que producir este ántrax, lo cual parece indicar la culpabilidad de Ivins. Hay quienes especulan que el envío de las cartas era un extraño plan de Ivins para probar sus vacunas. Otra hipótesis es que este empleado llevó al extremo sus visiones conservadoras y fundamentalistas cristianas, y quiso aprovechar el 9/11 para lanzar su propia cruzada psicótica personal. Hace falta tener mucha fe en el fbi para creer cualquiera de estas dos fantasías.
LOS VERDADEROS RESPONSABLES
Ahora bien, hay elementos muy sospechosos en esta historia y quizás el más grave es el punto señalado por Glen Greenwald, en Salon.com. Desde el inicio de la crisis, se trató de vincular los sobres con ántrax no sólo con los ataques del 11 de septiembre, sino con Irak. El candidato a la presidencia John McCain y su más cercano asistente, Joseph Liberman (ambos feroces defensores de la guerra), declararon públicamente que el ántrax venía de Irak (una afirmación que ni siquiera la Casa Blanca se atrevía a hacer). La cadena televisiva abc declaró que cuatro fuentes oficiales, secretas, habían confirmado la presencia de bentonita en el ántrax, lo cual era una “prueba inconfundible” de que el veneno había sido producido en Irak. Esta información era falsa y tenía un objetivo propagandístico deliberado. A estas alturas, abc debería reconocer que sus fuentes tenían una clara intención manipuladora, lo cual invalidaría el compromiso con mantenerlas en secreto. Revelar el origen de esta información puede resultar fundamental para desentrañar el misterio de quién o quiénes están detrás de los ataques a Estados Unidos.
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