Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 20 de julio de 2008 Num: 698

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Breve semblanza de Freud
ALEJANDRO MICHELENA

Biografía
YORGUÍS KÓTSIRAS

Amnistía
NADINE GORDIMER

Nick Cave: semilla mala nunca muere
ROBERTO GARZA ITURBIDE

Las profesoras Brontë
MURIEL SPARK

La mesa
JORGE VALDÉS DÍAZ-VÉLEZ

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Columnas:
Jornada de Poesía
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Nick Cave: semilla mala nunca muere

Roberto Garza Iturbide

Nick Cave cumplió cincuenta años en septiembre de 2007. A estas alturas de su vida, el músico y escritor de origen australiano se mantiene en forma –delgado y duro como cola de perro– y con la cabeza girando a mil por hora. Para alguien como él, que consumió heroína durante más de dos décadas, el simple hecho de cruzar la barrera del medio siglo puede ser considerado un milagro.

Aunque en sus ojos se asoma la angustia de un adicto, Cave luce sobrio, sano y con una vitalidad impresionante: en 2007 musicalizó la cinta El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford y publicó el primer álbum de Grinderman, su potentísimo proyecto paralelo; y a principios de este año presentó Dig, Lazarus, Dig!!!, el catorceavo disco de su banda de cabecera, Nick Cave and The Bad Seeds, álbum que el propio Cave define como an ultimate fucking masterpiece, es decir: una obra maestra.

Igual que el célebre escritor y junkie invulnerable William S. Burroughs, Nick Cave es un hombre de cuero macizo, dotado de una resistencia física asombrosa y con una reserva de neuronas que parece no tener fin. Dejó las drogas y el alcohol hace diez años, pero nunca, en treinta y cinco de carrera, se ha alejado de la música y las letras. Su discografía rebasa los veinte títulos, es autor de la novela And The Ass Saw The Angel y guionista y músico del premiado western australiano The Proposition (John Hillcoat, 2005).

“Voy a trabajar otros diez años”, respondió Cave al diario The Guardian. “Por lo menos diez discos antes de cumplir sesenta”, dijo. “Cinco con The Bad Seeds y otros cinco con Grinderman.” Al margen de tanto optimismo, podemos decir que hay Nick Cave para rato. Y esa es una excelente noticia para los que apreciamos su música, esa extraña mezcla de postpunk, blues, gospel, noise, gótico y rock, combinación enriquecida con letras que exploran en el misticismo religioso, la fe, el amor, la muerte, la violencia…

¿Influencias? “Miles Davis, Gene Vincent, Nosferatu, Frankenstein”, ha dicho. Ajeno a los cánones del rock pop, su sonido es único e inconfundible y se distingue por la dualidad: puede ser lúgubre y luminoso al mismo tiempo; macabro y angelical; desenfadado y profundo; agresivo y delicado.

Nick Cave es un demoledor profesional de mitos bíblicos. A veces lo pienso como la enésima reencarnación de un espíritu viejo que tiene mucho que decir. Lo interesante es cómo lo dice.

En la pieza titular de Dig, Lazarus, Dig!!!, el coro entona: “Cávate/ Lázaro cávate/ Lázaro cávate/ de regreso a ese hoyo.” Esta voz, que parece emerger de las profundidades de una cueva, fondea a la triste historia de Larry, un joven neoyorquino de altos sueños que se va una temporada a San Francisco. “Y [Larry] terminó como ellos suelen terminar, de regreso en las calles de Nueva York/ En la cola de la sopa, un drogado, un esclavo, luego prisión, el manicomio, luego la tumba/ Ah pobre Larry”, remata Cave.


Nick Cave en su última gira por Europa, abril 2008

¡Cava y métete al hoyo, Lázaro! ¿Albur? No, humorismo religioso. Detrás del contrapunto entre el ritmo pop del coro y la desconsolada historia de Larry se asoma una sonrisa irónica, pero de una manera tan sutil que puede pasar inadvertida. Ese gesto de aguda gracia, por decirlo con mamona elegancia, subyace en todas las piezas del álbum… y en el cuerpo entero que figura la obra de Cave.

Para rematar la idea, transcribo una explicación sobre el origen de Dig, Lazarus, Dig!!! que Cave publicó en la página oficial de la banda:

Desde que escuché por primera vez la parábola de Lázaro, cuando era niño, ya sabes, de esos niños que van a la iglesia, me provocó un sentimiento tan fuerte que me dejó traumado. Estaba, por supuesto, ante el milagro más asombroso de Cristo –resucitar a un muerto– y no pude evitar pensar en qué es lo que Lázaro sentía al respecto. El asunto me erizaba la piel, para ser honestos. Así que tomé a Lázaro y lo ubiqué en Nueva York, para darle a la canción un giro contemporáneo. También pensé en el escapista Harry Houdini, que no creía en la vida después de la muerte y que solía desenmascarar a los espiritualistas de su época. Larry, el personaje de la canción, es un vehículo, un médium, para que Lázaro y Houdini nos digan si quieren o no regresar de la muerte.

Cuando tenía veinte años tomé clases de música con el maestro Alfonso de la Torre. En la segunda o tercera sesión, puso una canción que estalló como granada de fragmentación en mi cabeza: “Papa won't leave you, Henry / Papa won't leave you, boy.” Era el verano de 1992. El disco: Henry's Dream. La pieza: “Papa Won't Leave You, Henry.”

En su sueño, Henry estira la pata y resucita, como Lázaro… ¡como Jesús!, que antes de morir preguntó: “¿Padre, por qué me has abandonado?” Tranquilo, hijo: Papa won't leave you, boy, le canta Cave al moribundo… Henry, que casualmente suena como las siglas del latín inri , que en castellano rezan: Jesús de Nazaret, rey de los judíos.

Me obsesioné tanto con el Henry's Dream que, desde entonces, tengo un sueño que me visita de vez en cuando. En él muero y resucito. Soy soldado y me matan en combate. Pero no me levanto y salgo caminando de la tumba como los héroes bíblicos. Tampoco regreso a la dimensión de los vivos por una orden divina. Simplemente reaparezco felizmente desnudo en un baño de vapor y rodeado de mujeres.

Aunque todavía no se instala en mi subconsciente, Dig, Lazarus, Dig!!! ya me sacudió todas las células del cuerpo. Lo escucho y me pone la piel de gallina. Me roba sonrisas y me alegra la existencia. Sólo falta que se me aparezca mientras duermo para que alcance el estatus de disco trascendental en mi fuero interno.

Dig, Lazarus, Dig!!! se ubica en la copa del árbol de las semillas malas. En él sobresalen tres ramas: la del disco debut From Her To Eternity (1984); la del séptimo álbum, Henry's Dream (1992), y la del doble Abattoir Blues/ The Lyre of Orpheus (2004). Dig, Lazarus, Dig!!! tiene la energía del primero, la ironía religiosa del segundo y el lirismo del tercero.