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El regreso de los cuatro fantásticos:
Exxon, BP, Shell y Total vuelven a Irak
CONTRATOS OPORTUNOS
La agresión estadunidense y británica, que comenzó en la mañana del 19 de marzo de 2003, con el fracasado bombardeo de la granja Dora (con la intención de “decapitar al gobierno iraquí, en un intento de magnicidio de Saddam Hussein) pareció haber alcanzado su verdadero objetivo el 30 de junio de 2008, cuando se reveló que un grupo de asesores estadunidenses del Departamento de Estado habían jugado un papel prominente en la firma de contratos entre el gobierno iraquí y varias compañías petroleras (Exxon Mobil, British Petroleum, Shell, Total –los miembros originales de la Iraq Petroleum Company– y Chevron, así como varias compañías pequeñas), para desarrollar y explotar los principales yacimientos de petróleo de ese país. La firma de estos contratos es una prodigiosa coincidencia, cuando el precio del petróleo ha alcanzado niveles históricos y los ataques en contra de los oleoductos han disminuido, debido al cambio de estrategia de las diferentes facciones (y no al aumento de tropas estadunidenses, como quiere creer la administración Bush). Pero, principalmente, se firman antes de que el flamante Congreso iraquí haya aprobado la ley del petróleo, que supuestamente protegería al país de caer en garras de empresas especuladoras y carroñeras, que pudieran extorsionar o sobornar a líderes veleidosos, incompetentes o traidores para aceptar contratos sin concursos.
EL MISTERIO DEL PRECIO DEL PETRÓLEO
Nadie sabe con completa certeza cuánto petróleo se produce en el mundo, ni cuánto se consume. Nadie entiende con precisión cómo se regula el precio global del hidrocarburo. Algunas de las explicaciones del aumento de precio del petróleo son: se está agotando, Chávez y Ahmadinejad están conspirando contra el mundo, las grandes petroleras están especulando, la crisis financiera estadunidense y la debilidad del dólar han creado un estado de incertidumbre y crisis económica planetaria, China e India exigen cada día más petróleo, una nueva guerra contra Irán amenaza con terminar de incendiar a la región. La guerra, invasión y destrucción del país con la segunda reserva petrolera del planeta parece ser una buena explicación, por lo menos parcial, de las recientes alzas del barril. La realidad es que el precio del petróleo, como cualquier otra mercancía, se regula por la oferta y la demanda. Al inicio de la guerra el barril de petróleo costaba alrededor de 27 dólares (que equivalen a 32 dólares de la primera mitad de 2008), en 2004 el precio, en dólares de ahora era 42, o 52 en 2005, 60 en 2006, y 65 en 2007. Pero de ahí dio un salto brutal a 140 dólares que no puede explicarse únicamente en términos de oferta y demanda.
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MODERNIZAR
Los contratos tienen una duración de apenas dos años, pero dan a las empresas la posibilidad de insertarse en el sistema, e igualar cualquier propuesta futura en todo concurso, con lo que esencialmente pueden eliminar a cualquier competidor. Casi desde el inicio de la invasión, las petroleras habían estado asesorando de manera “altruista” al ministerio del petróleo iraquí. Hoy éstas prometen modernizar la ruinosa industria iraquí, decrépita por años de sanciones internacionales, mala administración y la devastación de las guerras; dicen que en seis meses aumentarán la producción a 3 millones de barriles diarios (medio millón más que hoy) y llegar a un nivel de 6 millones en algunas décadas. Hoy en día las ganancias del petróleo iraquí tienden a desvanecerse misteriosamente. Las petroleras obtendrán ganancias gigantescas de estos contratos, ya que el pago ha sido negociado en petróleo y no en dinero.
EL BOTÍN
La administración Bush afirma que ha asesorado al gobierno títere de Al Maliki en materia de electricidad y educación, y que este es sólo un campo más en que han ofrecido consejos, pero que la decisión de elegir a estas petroleras para extraer el bien más precioso que tienen fue únicamente de los iraquíes. “No hay conflicto de intereses”, declaró un oficial anónimo al New York Times (“U.S. Advised Iraqi Ministry on Oil Deals”, de Andrew Kramer, 30/VI /08). La guerra e invasión estadunidense han provocado un éxodo de millones de iraquíes, principalmente profesionistas, por lo que según la Casa Blanca , la ayuda de las petroleras era indispensable. Pero, casualmente, sólo empresas occidentales obtuvieron grandes contratos, por encima de otras cuarenta y seis petroleras, incluyendo compañías rusas (como Lukoil, que conoce bien el terreno y tenía contratos, o “memorandums de entendimiento” con Hussein), chinas e indias. Así, los gigantes del petróleo que hace treinta y seis años fueron expulsados de Irak tras la nacionalización del petróleo, están finalmente de regreso, en un retorcido giro de la justicia.
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