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Hugo Gutiérrez Vega
APUNTES SOBRE EL TEATRO EN MÉXICO (X Y ÚLTIMA)
Sergio Magaña es, tal vez, nuestro dramaturgo más complicado y rico en matices. Magaña ha intentado todos los géneros y ha logrado, en buena medida, resultados espléndidos. No teme al melodrama, género amado por la sensibilidad popular, y lo asume hasta sus últimas consecuencias. Los signos del Zodíaco muestra todos los matices de este autor múltiple. En esta obra la vida y la muerte, la realidad y el deseo se confunden y giran en un laberinto barroco. Muchos creyeron ver en Los signos del Zodíaco una pieza testimonial y naturalista. Va mucho más allá. Rebasa el cuadro de costumbres y penetra en el interior de los entes de ficción que son reales a fuerza de inventados, de recreados atormentada y líricamente. Magaña es autor de un teatro épico muy malicioso y efectista, en el mejor sentido de la palabra. Su Moctezuma II termina donde empiezan los españoles y se hunde el imperio azteca. Es, además, autor de piezas breves de carácter poético, de comedias musicales como Rentas congeladas y Santísima, en las cuales la vida política y social del país es objeto de una disección valiente y sarcástica. En Santísima –basada en la Santa , de Federico Gambia, novela cumbre del naturalismo mexicano de principios de siglo, mito literario y testimonio de una moral social– el burdel que recuerda, a veces, a El balcón, de Genet, va más allá de la anécdota y se convierte en símbolo de la moral social, en visión que abarca todos los terrenos de la actividad enajenadora. Por eso, en esta obra, la anécdota es secundaria. Lo que importa es la atmósfera.
La creación del inba en 1946, el Festival Panamericano de Teatro, la fundación de la Escuela de Teatro, la del Teatro Universitario y del cut, son los hitos de nuestro teatro actual. Después de muchos años de ignorancia del teatro por parte de las autoridades, de repente proliferaron los concursos, los premios y los estímulos a la actividad teatral. La Compañía Nacional de Teatro ha logrado consolidarse y, a pesar de sus planteamientos convencionales y conservadores, ha tenido algunos aciertos escénicos. El teatro de la unam busca, experimenta, corrige y crece dentro de un ámbito de libertad y de cierta estrechez económica. Por otra parte, revaloriza al director: Gurrola, Mendoza, Margules, J. Castillo, G. Castillo, Tavira. Los teatreros universitarios de provincia –especialmente los de Veracruz, Guadalajara, Querétaro, Guanajuato, Morelia, Monterrey, Aguascalientes y San Luis Potosí, se profesionalizan y, sin tratar de competir con el todopoderoso teatro comercial, van ganando terreno y asegurando la permanencia de un público cada día más enterado y exigente.
Les he hablado de una aventura: la del teatro unido al contexto socio político del país. En México hay un “sentimiento trágico de la vida” de origen hispánico e indígena, pero hay, también, una voluntad de juego, de rito, de alegría vital, de fiesta. El país es una calavera sonriente del 2 de noviembre, un esqueleto danzarín que se ahoga de risa. El Rabinal Achí, las ceremonias nanoas, el teatro de la Conquista , la aventura barroca, el romanticismo, el teatro popular de las calles y las carpas, el actual movimiento teatral, todo se une para entregarnos el panorama de un país contradictorio en el que todo es teatro, aunque, a veces, no sea buen teatro.
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