Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 5 de octubre de 2014 Num: 1022

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

El alimento: la liga del
migrante con su origen

Felipe González

Tamales cotidianos
y de fiesta

Daniel Becerra, Ruth Juárez
y Aleyda Aguirre

Las alumbradas, una
tradición subvertida
por la violencia

José A. Campos

Lo único que me pueden quitar es la vida
María Bravo

Las panochas calentanas
Raquel Rodríguez Estrada

Un guisandero apreciado

Tierra Caliente:
identidad y arte culinario

Aleyda Aguirre Rodríguez

Sangre de iguana
para vivir más años

Las cifras de la guerra

La danza de los viejitos:
resistencia y dignidad

Margarita Godínez

Leer

Columnas:
Galería
Ricardo Guzmán Wolffer
Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
Jorge Moch
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles
Cinexcusas
Luis Tovar


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La Jornada Semanal

 

Ricardo Guzmán Wolffer

Mexicali, Trujillo y la novela negra

Pocos autores contemporáneos mexicanos como Gabriel Trujillo Muñoz: publicado en varios países con más de 130 obras, entre novelas, ensayos literarios y mucho más. Uno de sus personajes destacados es el abogado Miguel Ángel Morgado, defensor de los derechos humanos.

Las novelas Círculo de fuego y Vecindad con el abismo, publicadas este año por la mexicana editorial Lectorum (y la inminente Música para difuntos, en la misma editorial) son parte de la exitosa saga de Morgado, ya aparecido en El festín de los cuervos (Editorial Norma, 2002), y La memoria de los muertos (2006).

El género negro (policíaco, le dicen otros) se reinventa con este abogado que emparenta al detective de los años cuarenta y posteriores (incluidos los notables Belascoarán de Taibo y Clausel de Heredia). Atrás quedaron los justicieros que intentaban actuar fuera de la ley y enfrentar a una policía que, en México, apenas es confiable. Menos en Mexicali donde los peores vicios gringos aterrizan, pero nada le piden a los de este lado, con corrupción franca desde el nacimiento mismo de la ciudad, según refieren los personajes de Trujillo: los rancheros, los maquiladores, unos pocos policías que pretenden remar contra la corriente, muchos ciudadanos metidos en el negocio de sobrevivir, los motociclistas que pretenden ayudar de ambos lados de la frontera y el propio Morgado.

Las novelas de Trujillo no sólo presentan hechos verosímiles (asesinatos, chinos viviendo en un mundo paralelo, resabios de la Revolución y de las guerras mundiales, sectas satánicas, abusos de las autoridades de ambos lados: impunidad compartida) sino hablan de un pueblo con historia, consciente para los personajes, no para todos. Se viven los hechos del pasado: en Vecindad con el abismo inicia una avalancha que deja al descubierto cadáveres de la segunda guerra mundial; pero también del presente; en Círculo de fuego policías y políticos están mezclados con sectas satánicas y pandillas de narcos que devastan ante la impotencia y, por ratos, complicidad abierta de las autoridades. Trujillo toca temas sensibles para ambos lados: las sectas son una situación compleja: la serie The Following, que ya va por su tercera temporada, se basa precisamente en cómo las sectas devastan a los implicados y a la sociedad gringa: la problemática está tan asentada que incluso puede ser otro espectáculo redituable. Y en cualquier ciudad de la frontera norteña bastaría caminar un poco para ver cómo se han radicado cientos de congregaciones religiosas, algunas bastante discutibles en cuanto al beneficio social. Respecto a las secuelas de las guerras mundiales, también bastaría ver cómo regresan las tiendas con motivos nazis (los contemporáneos “neonazis” panistas –llamados “morenazis” por sus detractores– o los muñecos de Hitler que se venden en tianguis especializados, apenas son un esbozo de esos ecos) para entender que Trujillo habla de un México vigente en las tramas de sus novelas, pero también actualiza la imagen del justiciero con el abogado que busca proteger los derechos humanos, casi limitados al derecho a vivir, pues en sus entretenidas novelas siempre hay muertos y abusos. La trata de personas, la pedofilia y demás facetas del turismo sexual que es tan buscado en la frontera, ya son parte del paisaje. Resulta destacable que en Circulo... se mencionen como parte periférica de la trama: se refleja esa falta de asombro que padecemos millones de mexicanos, cada vez más acostumbrados a saber que curas, policías y autoridades están en ese negocio y que apenas pasa algo. Si se habla de un noventa y cuatro a noventa y ocho por ciento de impunidad criminal en México, en los delitos con curas sexosos el porcentaje es tristemente mayor.

Destaca Vecindad... por la clase de historia regional que se da entre diálogos, por un ensayo social sobre la frontera y cómo los mexicanos son el verdadero muro de protección para los gringos. Los muertos enterrados provienen de varios momentos de la historia, pero dan nota de cómo los gringos entran y salen de México sin ninguna supervisión: al revés, disfrazados de turistas, han vigilado, reportado y actuado desde hace generaciones. El negocio de los asentamientos irregulares que cobra vidas y cifras demenciales en todo el país, en la frontera norte también es industria asumida hasta que la naturaleza cobra la factura con miles de muertos. Menciona a las víctimas de ambos lados, sobre las que apenas se habla, con todo y la demagogia oficial.

Dos novelas logradas, un autor obligatorio.