Portada
Presentación
Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega
Los premios
José María Espinasa
Murmullos de Julio Estrada: simbiosis
de música e imágenes
Jaimeduardo García entrevista
con Aurélie Semichon
El Apocalipsis
según Del Paso
Élmer Mendoza
Religión, intolerancia
y barbarie
Fernando del Paso
La verdad y sus delirios
Hugo Gutiérrez Vega
La ventana
Dimitris Papaditsas
Leer
Columnas:
Bitácora bifronte
Jair Cortés
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
La Casa Sosegada
Javier Sicilia
Cinexcusas
Luis Tovar
Directorio
Núm. anteriores
[email protected] |
|
Murmullos de Julio Estrada: simbiosis de música e imágenes
entrevista con Aurélie Semichon
Jaimeduardo García
Como si el tiempo fuera un mito, Aurélie Semichon tardó diez años en realizar Murmullos de Julio Estrada, un documental donde dos lenguajes (música e imágenes) se complementan para gestar un discurso estético que refleja la sensibilidad de Estrada para crear la ópera Murmullos del Páramo, inspirada en el universo sonoro de Juan Rulfo. La documentalista francesa confiesa cuál es el fundamento que la motivó a filmar ese proceso: “La imaginación al servicio de la música.”
Aurélie (nació en París pero llegó a México hace dieciocho años) se convirtió en compañera de travesía de Julio Estrada durante todo el proceso de invención de su ópera. Murmullos de Julio Estrada (la premier se presentó en abril en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes y se estrenó en TVUNAM) no es un documental convencional, como señala su autora, aunque aparecen entrevistas con Estrada, con intérpretes, compositores, amigos y familiares. Presenció y grabó ensayos en Francia, Alemania y México con una intención: mostrar la filosofía de la obra del músico a través de imágenes oníricas.
La directora se compenetró del cosmos musical de Estrada porque sus dos pasiones, el cine y la música, le afloraron la percepción para filmar el documental, pues sus anteriores trabajos, Astrid Hadad. La Tequilera; el cortometraje de una comedia musical; un cineconcierto Jʼai Deux Amours en el marco del Festival de Cine Franco Mexicano en 2007, donde se proyectaron películas con música en vivo, muestran esa dualidad que se refleja en Murmullos…
La realizadora afirma que “un documental debe entrar en la intimidad del artista. Por ello me interesaba introducirme al mundo de Julio. Mi punto de partida es cuando muere su papá. Él se va a Jalisco, lee Pedro Páramo y, según yo, Julio se identifica con Juan Preciado y empieza a hacer un largo viaje, su ópera Murmullos, que primero se llamó Doloritas y finalmente quedó en Murmullos del Páramo”.
Aurélie Semichon, quien estudió Historia del Arte y una licenciatura de Estudios Cinematográficos en la Universidad París VIII, cuenta que transcurrió un largo período para concretar Murmullos de Julio Estrada (una década), el cual empezó con una ópera radiofónica, “aunque yo llegué después, cuando él iba a escribir Murmullos en Alemania. Allí arranca la historia del documental; tratar de asimilar qué pasa en el núcleo interno de Julio, porque su música es muy difícil de entender, pero cuando lo ves comprendes su proceso artístico”.
Un documental atemporal
En Murmullos de Julio Estrada el tiempo se desvanece ante las imágenes. ¿Fue esa la intención o se fue desarrollando durante la filmación? La directora gala responde: “Julio no es un artista a quien el tiempo lo presione para crear. Cuando le pregunté cuánto tardaría en hacer su ópera, me contestó: ‘El tiempo que sea necesario, podemos hacer una primera versión o una segunda’. No sabes cuánto durarán sus ciclos. Es atemporal porque es una historia sobre la memoria; se confunden realidad y ficción.”
Julio Estrada y Aurélie Semichon. Foto: unam.mx |
Al hablar acerca de la planeación para filmar Murmullos…, explica cómo transformó la música en imágenes: “Concebí la estructura en tres planos. El primero, las entrevistas, la información y el contenido; el segundo, la observación; era muy importante atestiguar cómo trabaja, cómo dibuja (lo hace para entender todos los parámetros de un sonido) y, el tercero, el plano visual. Fue muy importante desarrollar con Julio las analogías sonoras de la literatura rulfiana a través de su trabajo y encontrar mis propias analogías para visualizar su música por medio de su historia profesional y personal. En el documental coexisten el mundo literario, musical y visual. Eso construye un solo universo.”
Pasión y vida
Semichon externa que no fue propiamente la música del autor de El sonido en Rulfo: “el ruido ése” lo que la inspiró a iniciar el proyecto. “Me motivó verlo cantar con pasión y cómo vive su música. Su filosofía es otro elemento que me atrajo, pues trabaja basado en la libertad y el imaginario. Retomó el ʼ68, como decía Dany Cohn Bendit (el célebre Dany el Rojo del mayo francés): ‘el imaginario al poder’. Julio retomó esta frase y la adaptó a su circunstancia: ‘La imaginación al servicio de la música.ʼ”
Mezclar música e imágenes es una simbiosis para ella. Aurélie Semichon refuerza su argumentación con dos secuencias de Murmullos: “En una se ve a Julio como un fantasma en una hacienda en ruinas leyendo un fragmento de Pedro Páramo. En otra aparecen fotos del desierto de San Luis Potosí y la voz de una actriz dice: ‘Allí uno quisiera vivir para la eternidad’. Son elementos que crean una ambientación perfecta.”
El cine y la música desarrollaron en Semichon una especie de guía sensible para el ámbito profesional y el camino de la vida, pero recalca que definitivamente el primero es su gran pasión: “En la secundaria estudié cine. Nos facilitaban una cámara súper 8 mm y filmábamos. A los trece años mi papá me regaló una Beaulieu súper 8 mm [me muestra la página de un periódico francés de 1989, donde aparece ella en una fotografía con esa cámara en el Muro de Berlín al momento de ser derribado, mientras graba a un hombre que da un martillazo al macizo de concreto]. Esos fueron mis inicios en el cine.”
Documental-ficción
Recuerda que cuando estudiaba la maestría de cine en París, que dejó inconclusa porque llegó a vivir a México, quería hacer un documental-ficción. “Pero me decían: o es un documental o es ficción, era inconcebible proponerlo. Veinte años después todo el mundo lo hace, se volvió un género.”
Considera que en la actualidad hay un auge y mucha voluntad para filmar documentales. “En 2001, cuando empecé a hacer el trabajo de Julio, la gente no estaba dispuesta a ayudarme, porque la música contemporánea no le interesaba a nadie, tampoco los procesos artísticos. Ambulante te apoya si son documentales que abordan problemáticas indígenas, sociales o políticas. Por ello me fue difícil producirlo. Hoy percibo cierta apertura a esa corriente, son fenómenos cíclicos, también depende de quién está en el poder.”
|