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David Shook: palabras como obsidianas
Ezra pound afirmaba que el conocimiento
poético “no se puede adquirir sin el conocimiento
de varias lenguas”. La sustancia de la poesía
nutre todos los idiomas, les da movimiento, los
enriquece y potencializa sus propiedades. Este
principio ha sido aplicado a lo largo de la historia
por muchos poetas que, al traducir a otros
autores, ponen en circulación las voces poéticas
provenientes de distintas latitudes verbales enriqueciendo
la tradición literaria universal. En
estos “intercambios” surgen nuevas dinámicas:
influencia recíproca entre idiomas que se refleja en
la construcción de nuevas obras y nuevos lectores.
Entre los muchísimos casos menciono el de David
Shook, quien es poeta, traductor y cineasta. Nacido
en Texas, y residente en Los Ángeles. Shook ha traducido
al inglés a autores como Mario Bellatin,
Tedi López Mills, Vasily Kamensky, Hugo Hiriart,
Eduardo Lizalde, Francisco Hernández, Raúl Rivero,
Víctor Terán, Marcelo Ensema Nsang, entre otros,
abordando idiomas como el español, zapoteco,
ruso, náhuatl, francés y portugués. Esta aventura
lingüística se ve reflejada en su poesía que, a veces,
escribe en español o que traduce en compañía de
otros escritores como Gaspar Orozco. En uno de sus
poemas podemos leer una especie de breve manifiesto:
“Mi lengua es un timón como la aleta de una
trucha/ que nada/ en los sedimentos volcánicos
de un lago que se extingue/ tanta opacidad/ tan
sólo la aleta sabe qué dirección/ seguirán los peces.”
Con la reciente publicación de su libro en
Londres, Our obsidian tongues (Nuestras lenguas de
obsidiana, Eyewear Publishing Ltd, 2013), David
Shook nos revela un mundo mágico que se manifiesta
lo mismo en el sueño que en la realidad: “Mi
padre tuvo una visión/ por el cristal doble de la
ventanilla del avión:/ Los dioses aztecas protegían
la ciudad,/ los brazos cruzados como sacaborrachos
de un bar celestial”; y ese mundo refleja mucho
de la experiencia de David en México: va de la
gran Tenochtitlán hasta Matamoros, visitando
peluquerías, cantinas, mercados, en medio de charlas
con amigos, reproduciendo el habla coloquial
desde los bajos fondos del México loco; más que
un turista, David Shook es un habitante que transita
con la poesía como pasaporte.
Nuestras lenguas de obsidiana, de David Shook,
es un ejemplo de la relación que existe entre la literatura
estadunidense y mexicana, llena de aproximaciones
en las que saltan chispas o incendios
de fascinación y asombro. La “pureza” de los idiomas
se diluye para dar paso a una nueva lengua;
basta visitar Estados Unidos para comprobar la
importancia que tiene el español en la vida cotidiana
(la misma que tiene el inglés en México). La
poesía de David Shook da testimonio de esa transformación
de la lengua en donde la poesía se convierte
en una punta de obsidiana, luminosa y misteriosa
a un mismo tiempo.
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