Escucha a los niños que gimen en los sótanos
Aplastados por las nubes pesadas
Que han bajado sobre la tierra
Recuerda el lejano silbido del tren
La luminosa partida
Que viviste sólo en tu sueño
El reloj de la estación
Marca de nuevo la media noche
La nieve cae implacable
Cubriéndolo todo
Cubriendo incluso el amarillento farol de la calle
Que vela totalmente solo
El silencio corta el viento como un cuchillo
Plañen las luces amontonadas
En el dormido carruaje del invierno
Véase La Jornada Semanal, núm. 728, 15/II/2009
Versión de Francisco Torres Córdova |