Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 3 de enero de 2010 Num: 774

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

La imagen
RICARDO GUZMÁN WOLFFER

Último destino
MINAS DIMAKIS

Fraternidad y política
BERNARDO BÁTIZ

¿Lo dijo o no lo dijo?
ORLANDO ORTIZ

La realidad cúbica de Juan Gris
ESTEBAN VICENTE

La incomprensión crítica sobre Juan Gris
FRANCISCO CALVO SERRALLER

Juan Gris, el poeta cubista
MIGUEL ÁNGEL MUÑOZ

Estética de la erosión
RICARDO VENEGAS entrevista con RAFAEL CAUDURO

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Columnas:
Jornada de Poesía
JUAN DOMINGO ARGÜELLES

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
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Juan Gris, Retrato de Picasso, 1912

La incomprensión crítica sobre Juan Gris

Francisco Calvo Serraller

Apreciado internacionalmente como uno de los mejores artistas del siglo XX, el madrileño Juan Gris sigue siendo hoy una figura empequeñecida entre algunos críticos, y, desde luego, muy poco popular si se le compara con Picasso, Dalí, Miró y Julio González, los más destacados miembros de la vanguardia española del siglo XIX y XX. Es cierto que su muerte prematura en 1927, el año en que cumplía cuarenta años de edad, cortó de lleno una trayectoria artística en sazón, y que, residente en París desde 1906, la proyección de su obra en España todavía culturalmente muy atrasada fue muy escasa, pero las mismas circunstancias concurrieron en otras casas con un resultado muy diferente. ¿Por qué, entonces, esta incomprensión en su país de origen? Intuyo en ello, sin duda, la actitud recelosa hacia él del todopoderoso Picasso que, a través de Apollinaire, lo acusó de “copiar” y “aprovecharse” del cubismo, dándole un barniz intelectual que no comprendieron sus auténticos creadores. El problema, sin embargo, no puede limitarse a una mera cuestión de rivalidad e intriga, porque es un hecho que la mayoría de los críticos e intelectuales españoles le volvieron la espalda. La inquina que le profesó Max Aub es, por tardía, un ejemplo de este desencuentro. ¿Cuál fue entonces la razón para esta incomprensión del pobre Juan Gris? Si analizamos los alegatos contemporáneos en su contra, casi todos cortados por el patrón de recusar una pintura “cerebral”, la causa del menosprecio general fue que traicionaba lo que se consideraba la identidad de la Escuela Española, basada en un arte realista y expresionista de “veta brava”. Que esta interpretación unilateral del gusto español es caprichosa nos lo demuestra la secuencia histórica formada, entre otros, por Juan de Herrera, Zurbarán o Meléndez, todos ellos de una sensibilidad diferente. En todo caso, lo que definitivamente salva a un pintor es su obra, y sobre ella hay que volver para contemplarla, porque es así como sus compatriotas también lograrán comprender que es uno de los más grandes artistas del siglo XX.