Portada
Presentación
Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA
Manifiesto
ROSA NISSÁN
Dos poemas
MILTOS SAJTOURIS
Gilberto Owen y Sindbad
ANTONIO CAJERO
Uno de vaqueros
LEANDRO ARELLANO
La metamorfosis de Lucrecia
ROBERTO GARZA entrevista con LUCRECIA MARTEL
La traducción: los quehaceres del amante
JORGE BUSTAMANTE GARCÍA
Rogelio Navarro: un filósofo a contrapelo
ALEJANDRO MICHELENA
Leer
Columnas:
Jornada de Poesía
JUAN DOMINGO ARGÜELLES
Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA
Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA
Cinexcusas
LUIS TOVAR
La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA
A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR
Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO
Cabezalcubo
JORGE MOCH
Directorio
Núm. anteriores
[email protected]
|
|
Enero
Para siempre cerraste alguna puerta
y hay un espejo que te aguarda en vano;
la encrucijada te parece abierta
y la vigila, cuadrifronte, Jano
J. L. Borges Desde hace un buen tiempo, enero es el primer
mes del año. Está asociado con el punto
medio del descanso de la Tierra si se considera
que diciembre y marzo son los meses
en cuyos extremos el año se despide del otoño
y saluda a la primavera, así que enero y febrero
representan la culminación del tiempo invernal,
del frío, del momento en que nuestro
planeta se encuentra más alejado de los rayos
solares, aunque enero se encuentra más
cerca del solsticio de invierno que febrero,
mes que ya comienza a saludar el deshielo, el
feliz momento de los días más largos y las noches
cortas, de los retoños que, en los vegetales,
dan anuncio de lo que Góngora llamó “la estación
florida”.
¿Por qué se llamó enero al primer mes
del calendario gregoriano? No es algo difícil
de suponer. Se cree que, para efectos del calendario
romano, fue Numa Pompilio quien,
en el siglo VI AC., agregó los meses de enero y
febrero para completar un año lunar de 355 días. Para
efectos del español, el nombre del mes proviene del latín
vulgar jenuarius, palabra que, a su vez, procede del nombre
del dios latino Jano, representado con dos caras (iconografía
insólita en el mundo occidental, que recuerda las
muchas caras de los dioses indios, como los de la Trimurti):
era el espíritu de las puertas, del principio y el final. En ese
sentido, le conviene a Jano la posición calendárica que
ocupa, pues resulta ser el gozne entre diciembre (el año
que termina, el pasado) y enero (el año que comienza, el
futuro): omega y alfa; como guardián de las puertas, parece
evocado por López Velarde en la cuarta estrofa de
“El retorno maléfico”: “Cuando la tosca llave enmohecida/
tuerza la chirriante cerradura,/ en la añeja clausura/
del zaguán, los dos púdicos/ medallones de yeso,/ entornando
los párpados narcóticos,/ se mirarán y se dirán:
‘¿Qué es eso?’”
|
A López Velarde le hubiera gustado saber que, como
dice Corominas, la forma dialectal gallega andar á xaneira significa “andar cachonda”, pues, como explica el filólogo
catalán, “eso ocurre en enero a la especie felina”: Hai no meu
hotel unha “gata” que anda á xaneira, pero en coido que o
finxe. Asimismo, el Diccionario de Autoridades registra un
refrán donde se explican talantes relacionados con el mes
de enero y cuyas palabras no tienen pierde: “El pollo de Enéro,
à San Juan es comedero. Refrán que se dice de los flacos
y delicados, que hasta que entra el tiempo y con lo templado
de la estación cobran fuerzas y aliento, no están
capaces para cosa alguna; como los pollos que nacen por
Enéro, que no medran ni toman carnes hasta que va entrando
el calor.”
¿Será por todo esto que enero se asocia con la tierra, el
frío y la melancolía? También se asocia con Capricornio y
Acuario, los dos signos que habitan el mes. Se dice que la
piedra de enero es el granate, y su flor, el clavel. Son atribuciones
arbitrarias y un tanto extravagantes. Aunque el
clavel puede florecer todo el año –si se le cultiva con cuidado–
es una flor más propia de la primavera y del verano. Por
otro lado, ¿qué hace que el granate sea una piedra preciosa
eneriana? ¿No da lo mismo la esmeralda que el lapislázuli?
Los esoteristas darán sus razones para defender el clavel
y el granate como objetos connaturales al primer mes del
año, pero no me ha sido dada la percepción de que en los
eneros proliferen tales flores y piedras por doquier.
Desde otro punto de vista, existen valores talismánicos
más importantes para enero: el Día de Reyes –acompañado
por la infaltable rosca y el chocolate caliente; en México, además,
es el final del afamado puente Guadalupe-Reyes, que,
desde mi punto de vista, ya se extiende hasta el 2 de febrero,
día de la Candelaria, lo cual significa que las semanas preliminares
al arranque del Martes de Carnaval han sido de un
indudable engordamiento de invierno, pues entre el puente
mencionado deben contarse los días de Navidad y Año Nuevo,
por lo que debería rebautizarse como Guadalupe-Reyes-
Candelaria, a la manera de las antiguas estaciones de viaje
del transporte público local en Ciudad de México.
En enero nacieron Rod Stewart, Pedro Calderón de la Barca,
Edgar Allan Poe, Paul Cezanne, María Enriqueta, Martin
Luther King y ese buen actor que es Gene Hackman, así como
Geena Davies y Nastassja Kinski; aunque, para felicidad universal,
uno de los grandes enerianos es Wolfgang Amadeus
Mozart, antorcha de la primavera en pleno invierno.
|