Portada
Presentación
Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA
De islas y ballenas
NATALIA NÚÑEZ SILVESTRI
La decisión
MANOLIS ANAGNOSTAKIS
Giordano Bruno y el arte de la memoria
MARÍA LUISA MARTÍNEZ PASSARGE
Las claves de la obra de Borges en su vida
CARLOS ALFIERI entrevista con EDWIN WILLIAMSON
Las muchas Fridas
GABRIEL SANTANDER
El Berlín de Frida
ESTHER ANDRADI
Leer
Columnas:
Galería
RODOLFO ALONSO
Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA
Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA
Cinexcusas
LUIS TOVAR
Corporal
MANUEL STEPHENS
Cabezalcubo
JORGE MOCH
El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ
Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO
Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA
Directorio
Núm. anteriores
[email protected]
|
|
Hugo Gutiérrez Vega
LOS JUEGOS FLORALES
Y SUS CONTRASTES
En
1931 fueron convocados los primeros Juegos Florales de la Feria
Nacional de San Marcos. De esta manera, Aguascalientes enriquecía
al mundo poético mexicano y, de paso, aliviaba un poco las
penurias de los poetas que como en La colmena, de Cela, vivían
pendientes de las convocatorias lanzadas por un buen número
de ciudades, para asegurarse una o dos semanas de tres comidas cotidianas.
Don Pedro de Alba y Alejandro Topete del Valle encabezaron el comité
del premio y fueron los primeros jurados. Tengo entendido que don
Pedro, hombre de letras y amigo de López Velarde, de González
León y de otros muchos escritores, fue el mantenedor de los
Juegos y el autor del homenaje a la "Graciosa Majestad"
de la principal fiesta de este país nuestro tan lleno de
ferias y tan escaso de feria.
La historia de los Juegos
Florales de Aguascalientes (sus mantenedores siempre hablaban de
Clemencia Isaura y de los poetas provenzales) fue muy buena, pues
los ganaron, entre otros grandes poetas, Rubén Bonifaz Nuño,
Víctor Sandoval y José Carlos Becerra. Los jurados,
en cambio, mostraban desigualdades notables que iban de Rosario
Sansores hasta José Gorostiza, el autor del poema largo más
importante de nuestro siglo xx. Los mantenedores fueron personajes
notables: Jaime Torres Bodet (perdón don Jaime y muy merecido
el don), Agustín Yáñez, José Emilio
Pacheco, Carlos Pellicer...
Por todas estas historias
y avatares vale la pena recordar con nostalgia los Juegos Florales.
Cumplieron su función histórica y sirvieron, con desigual
fortuna, a la poesía de nuestro país. Una anécdota
personal puede servir para mostrar el lado oscuro de los juegos:
allá, mediando los sesenta, este bazarista fue invitado como
mantenedor a unos Juegos Florales que tenían lugar en Zacatecas.
Llegué a la hermosísima ciudad (el aumentativo es
totalmente justo). Me recibieron los líderes estudiantiles
y me alojaron en un viejo y muy agradable hotel que se encontraba
enfrente de la Catedral (ahora, en su lugar, hay un hotel de alguna
de las grandes cadenas, hecho con buen gusto y respetuoso de la
antigua fachada). Pedí el manuscrito del poema triunfador
y me puse a leerlo con atención. De repente me inundó
la más extrema de las perplejidades: el poema era un canto
a Zacatecas en el que figuraban sus playas, sus palmeras agitadas
por el viento y sus mulatas de insigne caderamen. Llamé a
uno de los organizadores para preguntarle si ya había llegado
el poeta ganador. Me dijo que se alojaba en el mismo hotel y que
se trataba de un campechano que había cosechado en su larga
vida más de cincuenta flores naturales. Un poco titubeante
toqué la puerta de la habitación del bardo. Me abrió
y me invitó a pasar. Me identifiqué y le expuse mi
preocupación por alguno aspectos del poema. Le advertí
que aceptaba de antemano todas las intenciones surrealistas, pero
que necesitaba saber si se trataba de un juego metáforico.
El hombre se puso pálido y, con sinceridad campechana, me
confesó que se había equivocado, pues el poema era
el que debía haber enviado a Mazatlán. Una equivocación
en los sobres era la culpable del desaguisado. Nos reímos
nerviosamente al pensar que en el poema mazatleco aparecían
el desierto, "el cielo cruel, la tierra colorada" y las
mujeres de perpetuo luto. Llegamos a la conclusión de que
el jurado había abierto las plicas y, sin leer el poema,
había adjudicado el premio al prestigioso coleccionista de
flores naturales. Nos miramos con cierta angustia, pero me dijo
que no me preocupara. "La entrega del premio será dentro
de tres horas. Tengo tiempo suficiente para escribir un canto a
Zacatecas. Salí admirado ante tamaña facilidad y le
dije que me llevará el poema por lo menos una hora antes
de la ceremonia. Así lo hizo. Ahora, a muchos años
de distancia, creo recordar que el discurso del mantenedor fue casi
tan malo como el poema pergeñado por el profesional de los
florales.
Por estas y por muchas
otras razones, Víctor Sandoval, el gran descentralizador
de nuestra cultura artística, consideró que era necesario
enterrar con todos los honores a los Juegos Florales y convocar
en 1968 un premio que exigiá la entrega de un libro inédito.
De esa manera nació el Premio Nacional de Poesía que,
desde sus inicios mantuvo una estrecha ligazón con nuestra
feria mayor. Algo parecido sucede con el carnaval de Río
que, desde hace muchos años, homenajea a los poetas brasileños.
Feria y Premio. He aquí una combinación muy afortunada.
Gracias, Víctor Sandoval por tu visión de águila
que ve desde lo alto las cosas por venir.
[email protected]
|