Columnas:
Y Ahora Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA
La Casa Sosegada
JAVIER SICILIA
La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA
Cinexcusas
LUIS TOVAR
Danza
MANUEL STEPHENS
Tetraedro JORGE MOCH
Crónica
Reseña
de Leo Mendoza sobre Una teología para el futbol
Directorio
Núm. anteriores
[email protected]
|
|
MANUEL STEPHENS
DUANE COCHRAN, COREÓGRAFO
Con una prolífica carrera como músico -iniciada desde su niñez- que lo condujo a emigrar a nuestro país, Duane Cochran, nacido en Detroit, Michigan, fue el bailarín emblemático del Ballet Danza Estudio dirigido por Bernardo Benítez. Es durante su relación con esta agrupación que decide componer su primer coreografía. La tarea que asume Cochran no es sencilla: la partitura es el Dúo concertante para piano y violín de Igor Stravinski.
Figura fundamental y fundacional para la música y danza contemporáneos, Stravinski creó la música y también el libreto para La consagración de la primavera de Vaslav Nijinsky que, aunque hoy trate de minimizarse, es originalmente una partitura para un ballet. El estreno en París causó una memorable conmoción y escándalo que derivó en una trifulca entre un público dividido que ensalzaba o abominaba los nuevos lenguajes corporales y sonoros surgidos de la genialidad de los dos artistas.
Stravinski es un peligro para los coreógrafos que no leen partitura, ya que no cede ante un oído educado, y además por lo que él simboliza como parte de la historia de la danza. Sin embargo, Cochran aceptó el reto.
Lazos es el título de la opera prima de Cochran. La coreografía traduce corporalmente lo que la música plantea, resultando en un breve estudio sobre el amor. El diálogo entre el piano y el violín se materializa escénicamente en el cuerpo de los bailarines, quienes protagonizan una disección de las relaciones de pareja de finales del siglo XX. Tres duetos ensimismados que se entrelazan para llegar a un mismo punto. El movimiento incesante de los cuerpos conduce, tarde o temprano, a la inmovilidad, a la indiferencia y el olvido. Lazos es una coreografía excepcional sustentada principalmente en un conocimiento a profundidad de la partitura, que encuentra un vehículo narrativo óptimo para la escena.
Con esta obra, Cochran gana en 1991 el Premio Nacional de Danza Contemporánea y, a raíz de este reconocimiento, funda la compañía Aksenti. El nombre de la agrupación remite a un personaje de Nicolás Gogol -Stravisnki y Gogol, dos rusos en el despuntar de la carrera de un estadunidense-mexicano, ¡qué diría Edgar J. Hoover!-, pero también es un juego. La palabra "Aksenti" se presenta como un falso cognado, no significa "acentos" en italiano (en ese caso se escribiría accenti), pero seduce con la posibilidad al abrazar el trabajo de un músico (desde hace años pianista titular de la Orquesta Filarmónica de la UNAM, y que ha tocado bajo la batuta de Zubin Mehta), bailarín y coreógrafo.
La característica distintiva de Cochran se encuentra en la intersección del sonido y el movimiento, el punto en el que el ritmo y la melodía y el ataque y las dinámicas copulan. Cochran es un coreógrafo musical.
La producción coreográfica de Cochran transita por diversas tesituras temáticas, pero sus mejores obras emergen cuando se aleja de la anécdota y se insinúa en los territorios de la abstracción. Este es el caso de la también premiada Incertae sedis, quinteto con música de Thierry de Meys, en la que logra un ambiente de opresión y sofocación de los personajes, quienes se sumergen en un implacable juego ritual del que el espectador intuirá el desenlace. Incertae sedis es una metáfora de nuestra condición como seres primarios en lucha abierta por acceder a lo desconocido pero manifiesto.
La obra de largo aliento más reciente de Cochran es Límite siete, una exploración conscientemente intuitiva, o a la inversa, sobre los pecados capitales. Este espectáculo, por la misma fragmentación que instaura la temática (la pereza, la lujuria, etcétera), le permite al coreógrafo desarrollar en escenas separadas su capacidad de síntesis, sin tener que sujetarse a un guión dramático que implique una necesidad de unidad ortodoxa. Cochran construye una serie de viñetas -algunas no tan logradas- siempre en una íntima relación con la música, que muestran su personal compromiso con un discurso sugerente y técnicamente comprometido.
Este año Aksenti cumple quince años. El próximo proyecto de Cochran involucra una partitura de Maurice Ravel sobre Los cuentos de Mamá la Oca, que tiene una historia larga y deliciosa que habrá que contar después. Mientras tanto habrá que asistir a las funciones que, en honor de haber llegado a la edad de merecer, tendrá Aksenti por estos meses para disfrutar de la obra de Duane Cochran. Consulte la cartelera.
|