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Bertha Picallo, Fósil,
escultura en vidrio |
Héctor M. Flores, Fuego |
Ingrid Suckaer
Con una narrativa curatorial sustentada en la transparencia que contiene la obra de tres artistas, Translúcido devela el fundamento originario en la identidad artística de los autores que comprende este escrito.
Pérez-Pavón y el escenario interno
En esencia, la obra de Claudia Pérez-Pavón se caracteriza por la exploración pictórica y conceptual; mediante sus pinturas y los variados soportes que emplea, se percibe su refinado escenario interno. Además de ser transgresora a través de reflexionar con rigor acerca de sus propios cánones plásticos, Pérez-Pavón busca la creación ex profeso de imágenes híbridas que, a su vez, responden a una multiplicidad de búsquedas, de acuerdo con lo que le requiere cada obra. Dicha postura, sumada a su inclinación por practicar la llamada pintura-pintura, caracterizada por subrayar el peso del dibujo y la configuración precisa del espacio pictórico, dan cuenta del tipo de artista que es. Así es como sus obras, creadas con gran minuciosidad, devienen sobresalientes muestras de la mejor pintura contemporánea de México.
Flores y la percepción vital
Con la intención de explorar el cristal en tanto materia plástica, Héctor M. Flores realiza impecables obras que conllevan en sí una poética visual que materializa con belleza el modo en que se comportan la luz y el cristal. Con base en largos años de estudio y experimentación con la física y la óptica, a través de sus esculturas el artista hace palpable la agudeza con la que desarrolla dos tipos de investigación: la plástica y la científica. Aunada a su perfección estética, las esculturas de Héctor M. Flores hacen evidente que los horizontes del arte actual han tendido puentes transdisciplinarios que superan lo puramente artístico e involucran otras maneras de percibir no sólo el arte, sino la vida misma.
Picallo y la esencia individual
En las obras de Bertha Picallo nada es producto del azar. Su intención artística la lleva a la creación meditada de piezas relacionadas con su propia vida. Detrás de su trabajo hay historias complejas donde la autora, mediante el atinado manejo del vidrio soplado y fundido, se vuelve su propia modelo. En ese sentido, cabe señalar que por medio de elementos formales y conceptuales, cada obra es una representación de su piel. A partir de su postura estética y existencial, Picallo logra que cada una de sus obras adquiera una esencia individual; de esa manera comparte con el espectador atmósferas íntimas en las que se reinventa a sí misma por medio de fragmentos que reafirman la posibilidad de transformación del ser. He ahí el origen de ese aire inescrutable que posee su trabajo y que deviene en una sana ambigüedad semántica. |