Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Suplemento Cultural de La Jornada
Domingo 16 de agosto de 2015 Num: 1067

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Elogio de lo inútil
Fabrizio Andreella

La mujer en la ciudad
Leonardo Cazes entrevista
con Antonio Risério

Trans-lúcido:
tres estaciones

Ingrid Suckaer

Teilhard de Chardin y el
sentido de la evolución

Sergio A. López Rivera

Vigencia de Teilhard
de Chardin

Hugo Gutiérrez Vega

Cartas de viaje
Teilhard de Chardin

Dos poemas

“Las ideas cristianas
se han vuelto locas”
De Teilhard a Francisco

José Steinsleger

ARTE y PENSAMIENTO:
Bitácora bifronte
Jair Cortés
Poema
Stelios Yeranis
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
La Casa Sosegada
Javier Sicilia
Cinexcusas
Luis Tovar


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La Jornada Semanal

 
 

Hugo Gutiérrez Vega


Foto: Luis Humberto González/ La Jornada Sedano con Zapata una de sus obras, 2015

La siguiente etapa de la lucha campesina tiene aspectos que dificultan un análisis directo, pues se involucran en la aplicación de la Reforma Agraria establecida por la Constitución fuerzas de todo tipo, incluyendo a los hacendados temerosos de perder su tierra, a las partidas de bandoleros disfrazados de cristeros que tomaron parte en la segunda Cristiada y a las defensas agrarias que intentaban proteger los derechos de los ejidatarios. Es indudable que la primera Cristiada tuvo un carácter de Guerra Religiosa con su mezcla de fanatismo y sinceridad. Antes de que Gorostieta se hiciera cargo del ejército cristero comisionado por la liga de la defensa religiosa, los cabecillas cristeros, especialmente los curas Vega y Pedroza, así como el Catorce, dieron muestras de una feroz crueldad. El Ejército contestó con crueldad similar y, por lo tanto, resulta muy difícil intentar una postura objetiva para analizar esos terribles excesos. La llamada segunda Cristiada, que describe admirablemente don Guadalupe de Anda en su novela Los Bragados, tuvo las características del puro bandidaje, pero también registró la presencia de los hacendados que patrocinaban a las partidas cristeras con el objeto de impedir la formación de los núcleos de población que debían anteceder a la organización del ejido. En esta terrible “Segunda” se dio el desorejamiento de los maestros socialistas mientras que los cristeros colgaban como macabros racimos de los postes de telégrafo.

Es nuestro principal estadista del siglo XX, el general Lázaro Cárdenas, quien echa a andar la Reforma Agraria. Cumple la primera etapa del reparto y titulación de la tierra, dejando pendiente la segunda etapa que debía ser la de la irrigación y la del crédito suficiente, barato y oportuno para los ejidatarios. Esta segunda etapa debía haberla cubierto el general Mujica, lógico sucesor de nuestro estadista, pero el imperio se interpuso y, en su lugar, ocupo la Presidencia el general Ávila Camacho y se detuvo el proceso revolucionario. Por esa epoca aparece la Unión Nacional Sinarquista, movimiento campesino y católico que llega a alcanzar una peligrosa popularidad, toma Morelia con 50 mil hombres a caballo y funda en Baja California Sur la colonia de María Auxiliadora, que curiosamente estaba muy cerca de la Bahía de Magdalena. Las investigaciones de este ambiguo fenómeno demuestran que en el proyecto de La Colonia aparentemente utópica andaban pegando brincos la falange española y el imperio Nipón. Recordemos que la bahía podía recibir a la entera flota japonesa que siempre mantuvo el plan secreto de atacar a Estados Unidos por la retaguardia. No en balde el presidente Ávila Camacho nombró al general Cárdenas secretario de la guerra y éste levantó su cuartel principal en el puerto de Ensenada.

El movimiento campesino nuevamente pierde fuerza y se refugia en la CNC, que es uno de los sectores del Partido Único. Tenían su cuota de senadores y diputados pero, en comparación con la poderosa CTM era un sector secundario . De alguna manera lo sigue siendo.

De acuerdo con el pensamiento pictórico de Sedano, el movimiento campesino vuelve a aparecer con gran fuerza en el sur de Estados Unidos y bajo el liderazgo de César Chávez. Por eso en el libro que hemos venido comentando aparecen retratos de ese líder continuador del espíritu zapatista y de sus compañeros de lucha, Fred Ross, Dolores Huerta y otros estadunidenses y mexicanos que participaron en las luchas campesinas del estado de California y de otros puntos del sur de Estados Unidos. De esta manera, Sedano establece ese sutil lazo de unión entre Emiliano Zapata y el movimiento de César Chávez. Ambos sembraron sus ideales en la tierra de los hombres.

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