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Alonso Arreola
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Pulitzer al carbón
Toda columna de texto es caída vertical en cuyo fondo aguarda un minero, un buscador de palabras. Descolgándonos en la cueva de aquel periódico extranjero que nos gusta, manchándonos las manos con sus paredes, fuimos perdiendo luz y ganando humedad. Todo se hizo pegajoso. Frases, vocablos, sílabas, letras, puntos, comas, tildes, paréntesis, diéresis, corchetes… Cada construcción sintáctica parecía dispuesta a desmoronarse si alterábamos su orden. Empero, con el zapapico en las manos y una tonta soflama entre los parietales, decidimos golpear el término más prometedor que conseguimos a golpe de vista para seguir su veta: Premio Pulitzer. Así, al paso de unos días de trabajo forzado brincando de fuente en fuente –incluso usando dinamita– logramos algo de oro para este domingo, lectora, lector.
Pepita 1: Premio Pulitzer. Entregados a periodistas, escritores y compositores cada mes de abril desde 1917, fueron idea del editor estadunidense Joseph Pulitzer y son administrados por la Universidad de Columbia en Nueva York. A partir del año '43 se instauró la categoría de música, cuyo primer ganador fue William Schuman por Secular Cantata No. 2. Desde entonces lo han conseguido, entre otros –y cuando no, se declara desierto–, Aaron Copland (Appalachian Spring), Charles Ives (Sinfonía nº 3), Walter Piston (Symphony no. 3 y no. 7), Wynton Marsalis (Blood on the Fields), John Adams (On the Transmigrations of Soul), Bob Dylan (por su impacto en la música estadunidense) y, en este 2015, Julia Wolfe por Anthracite Fields.
David Lang, Michael Gordon y Julia Wolfe |
Piedra 2: Julia Wolfe. Fundadora del celebérrimo proyecto neoyorquino Bang on a Can, en donde comparte créditos con David Lang (también ganador del Pulitzer en 2008) y Michael Gordon (su marido), Julia Wolfe ha producido numerosos álbumes que la sitúan en lo más alto de la escena contemporánea. Con una hora de duración, comisionada por el Mendelssohn Club of Philadelphia, la pieza Anthracite Fields está inspirada en las viejas minas de su Pensilvania natal, allí donde tantos hombres enfermaron o murieron dejando mujeres y niños cuidando flores simbólicas y esperanzadas. Producto de muchas entrevistas y visitas a museos y sitios olvidados, Wolfe compuso un oratorio para coro y sexteto dividido en cinco movimientos (uno de ellos dedicado, precisamente, a las flores).
Mineral 3: carbón de antracita. Es el que más carbono tiene de los carbones. Es el más seco, limpio y lustroso. No hay mucho en el mundo, aunque se sigue extrayendo, principalmente en China. Dato sorprendente: en la antigua comunidad de Centralia, en Pensilvania, comenzó un incendio subterráneo en 1962 por descuido de quienes controlaban las minas de antracita, después de lo cual la gente debió ser reubicada al paso del tiempo dejando tras de sí una huella fantasmal. Hoy, más de cincuenta años después, el fuego sigue consumiendo el subsuelo lentamente en una suerte de horno que podría durar doscientos años. Con esta y otras fuentes de inspiración en torno a la vida del carbón, Wolfe y Bang on a Can llevaron a cabo la premier de Anthracite Fields en abril de 2014, hace un año exactamente.
Pedrusco 4: Bang on a Can. Fue en el Día de las Madres de 1987 cuando Wolfe y sus compinches decidieron organizar un maratón sonoro de doce horas bautizado Bang on a Can en una galería del SoHo neoyorquino. Actualmente se trata de una organización con influencia en el mundo entero que apoya y difunde las obras de compositores experimentales cuyo discurso salta de los nichos underground a importantes instituciones, festivales y fundaciones que las albergan. Verbigracia: recordamos con harto gusto esa noche de hace nueve años cuando, en el marco del otrora y venido a menos Festival de México en el Centro Histórico, Bang on a Can presentó obras de Steve Reich, Conlon Nancarrow (ambos ganadores del Pulitzer) y, claro, Brian Eno (Música para aeropuertos). Ejecutantes disciplinados y virtuosos, lo que mostraron ese día es que en la música el serialismo, el minimalismo, la repetición y el compromiso matemático obsesivo también pueden llevarnos a un estado de gracia en donde el pensamiento se incorpora a un flujo particular y liberador.
Guijarro 5: Día de las Madres. Estamos cerca.
Geoda 6: Estamos… hartos de la corrupción cínica y rampante de gobiernos como el de Veracruz (acabamos de ir), cuyo adeudo con múltiples proveedores (músicos incluidos) y sociedad alcanza márgenes históricos. Por si fuera poco, basta platicar con sus habitantes para conocer el peligro constante en que viven. En fin. Haga como nosotros: límpiese un poco el hollín de esos políticos corruptos buscando a Julia Wolfe, ganadora del Premio Pulitzer 2015, y déjese caer hasta el fondo de sus dominios. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos.
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