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Pasolini, el manierismo
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Felipe Garrido
Mala fortuna
Nos sorprendieron. A mí, que venía distraído. A Concepción y a Jorge y a Rubén, que tuvieron el infortunio de venir conmigo. Nos cayó encima gente de Rubiales y del Güero Díaz. Los vimos venir, pero no nos lo esperábamos. Según yo sabía, dizque andaban con nosotros. Por eso, digo, ningún trabajo les costó apresarnos. Yo venía pensando en otras cosas; en cómo se cubría la cara con el cabello, cómo me miraba, cómo alzaba la grupa... Apenas nos tuvo, Díaz ordenó que nos pasaran por las armas. Rubiales quiso oponerse; como que nos tuvo lástima. Pero al Güero se le hacía tarde para que me quitaran la vida. Y se salió con la suya. Vacío del alma vi cuando Jorge se dobló sobre sus piernas. Lo siguió su hermano Concepción. Luego Rubén. Y mientras los veía caer pensaba que sólo mi mala fortuna pudo haber permitido que de tantas morras como hay por estos rumbos haya tenido el Güero que encapricharse con la que yo me traje cuando tomamos la estación. |