Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 24 de marzo de 2013 Num: 942

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Descolonizar la literatura colonial
Rodolfo Alonso

Adiós a Rubén
Bonifaz Nuño

José María Espinasa

Tripitaca
Alberto Blanco

Un viaje a Madrid
Juan Ramón Iborra

España en crisis: espejo para neoliberales
Xabier F. Coronado

Un filósofo
Vilma Fuentes

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Columnas:
A Lápiz
Enrique López Aguilar
La Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
Jorge Moch
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles
Cinexcusas
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Enrique López Aguilar
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Lengua escrita

El lenguaje cuenta con los canales oral y escrito, pero hay quien cree que el segundo es consecuencia natural y casi mecánica del primero: el que habla bien, escribe bien. No hay nada más alejado de la realidad: así como no se requieren talleres de lengua oral, sorprende la cantidad de talleres de redacción que han florecido con el paso de los años. Valga reiterar que, para efectos de la lengua oral, los hablantes cuentan con muchos recursos para conseguir que se produzca la comunicación (lenguaje corporal y facial, preguntas para aclarar dudas, por ejemplo). Si alguien empleara un arcaísmo como truje, su interlocutor no debería tener demasiado trabajo para entender que esta palabra es una forma en desuso del verbo “traer” y que su correspondiente moderno es traje. Igualmente, si un niño usa el verboide rompido no cuesta entender que quiso decir roto (nota curiosa: ambas son variantes de participio del verbo “romper”; se considera correcta la forma terminada en -to, pero es significativo observar que el “error” infantil ocurre dentro del participio del mismo verbo, sin que ocurra un desplazamiento hacia el gerundio o el infinitivo). Que la expresión oral incurra en errores, tropiezos, repeticiones y otras variantes que se consideran letales para un buen estilo escrito no tiene nada de preocupante: la lengua hablada fluye en el tiempo y posee una dinámica propia cuya finalidad es la de no perder el enlace comunicativo.

Lo que se considera válido para uno de los canales del lenguaje, es inválido para el escrito: el productor del texto no necesariamente se encuentra cerca de quien lo recibe; lo escrito, escrito está (como dicen que dijo Pilatos durante la noche de la pasión de Jesús) y el autor no puede responder a las preguntas del lector: lo que debe decirse está en el texto, o no lo está. De ahí los soportes para ayudar a que la lengua escrita se cumpla con eficacia: reglas ortográficas y de puntuación, estructura de párrafos… Y, tal vez por eso mismo, la relativa dificultad para producir discursos legibles, no digamos bellos. Como ejemplo de esta dificultad, ofrezco algo que pretendía ser la breve reseña de una película escrita por un alumno de ciencias sociales del primer año de licenciatura:

“La última locura del Zorro. Es una película la cual pretende sobre decir por su buen humor, tiraniza a la gente más tonta aunque el héroe no es más que más listo, puesto que hay ecenas en las que el heroe se pasa de listo como en la primera ecena en la que al estar, con una mujer en la cama y aparece su esposo con sus cinco hermanos y combatir con ellos efectuando una retirada en la cual le esperaba un carrvase; al igual que cuando aparece por primera vez de zorro en la fiesta en la que ridiculiza a todo mundo, y claro ésta que no podría faltar la precensia de ella refectua locuras como la obtención del collar, y también se conto con la presencia de los bellos, el que realizaba ael amor, con su esposa doce veces al año, pero en una sola noche todas las veces y el heramano del héroe, el otro, zorro que se vestia de verde, de guinda, de pardo etc el cual salva finalmente al zorro vestido de negro que con la ayuda del oso, perro, castor, o lo  que sea que era su amigo inseparable el mudito que era el que descubria dos que tres cosas importantes, y, sin faltar la loca que era la esposa de el que simepre estaba deseosa de hacer el amor, con insinuaciones al héroe.”

Algo se entiende con un poco de buena voluntad, pero resulta penoso tratar de redondear la idea que pretendió expresarse, así sea el mero resumen de una película. El siguiente también es un ejemplo producido por una alumna de ciencias sociales. El discurso es claro, no obstante ciertos errores ortográficos y de puntuación, aunque lo más disparatado ocurre en el nivel del concepto por lo inverosímil de lo que se cuenta:

“El era un traficante de aserrín de maderas finas, su jefe era un hombre despiadado que mataba a la gente que perdiera el aserrín pero antes de matarlos los torturaba.

”Se le había encargado dos toneladas de aserrín de caoba, pero él creyó que lo había perdido en su viaje a Panamá aunque realmente estaba detrás de la puerta del ático. Él desesperado y miedoso de la tortura y agonía que le esperaba en manos de su jefe decidió subir al ático. Nunca se percató que ahí mismo estaba el aserrín. Tomó una pistola, la cargó y se dio un tiro en la sien. Si hubiera visto el aserrín, no se habría suicidado.”

¿Se pueden esconder dos toneladas de aserrín detrás de la puerta de un ático? ¿Cómo abrir la escritura para que fluya el sentido?